#122 - 1 Reyes 2-3: "Reino de Salomón; la sabiduría"

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#122 - 1 Reyes 2-3

"Reino de Salomón; la sabiduría"

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"Al momento 'de la muerte de David, se había logrado establecer en Israel un formidable aparato político y religioso. Por primera vez existía un sentido de unidad nacional en los ámbitos civiles y espirituales. El país por fin tomó su lugar entre las grandes naciones. Las partes administrativas – el ejército, el gobierno y el culto – estaban bien establecidas. Ahora le tocaría al joven Salomón edificar sobre estos cimientos para hacer del pueblo de Dios un reino de sacerdotes por medio de cual Dios podría bendecir al mundo" (Reino De Sacerdotes, p. 284).   

CRONOLOGÍA

Según los cálculos actuales, David reinó por cuarenta años desde aproximadamente el año 1007 a.C. hasta 967 a.C. Salomón comienza a reinar en el año 967 a.C. y cuatro años más tarde inicial la construcción del Templo de Dios en 963 a.C.

Estas fechas son importantes, pues confirman con exactitud la fecha del ÉXODO. "En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa del Eterno" (1 Reyes 6:1). Si añadimos 480 años a 963 llegamos al 1443 a.C. - ¡EL AÑO DEL ÉXODO! De este modo, la cronología bíblica está firmemente anclada en la realidad de los hechos y los hallazgos arqueológicos corroboran este relato histórico.

MUERTE DE ADONÍAS Y JOAB

Sin embargo, antes de iniciar su reinado todavía se cernía una sombra sobre el trono de Salomón – las conspiraciones de su hermano mayor Adonías. Lo que las hace más peligrosas es que Joab, el jefe militar y Abiatar, el sacerdote, continuaban apoyando a Adonías, pero, aunque ellos no lo sabían, Salomón estaba al tanto.

En forma cautelosa, Adonías considera la mejor manera de usurpar el trono es primero conseguir el prestigio antes que el poder. Le pidió a Betsabé, la reina madre de Salomón lo que parecía algo inocente – por la concubina de su padre, Abisag. Ella no vio nada mal en ello – pero Salomón se dio cuenta inmediatamente del peligro que esto significaba.

De acuerdo a la tradición de ese entonces, el tomar a la concubina real era sólo derecho de un rey y significaba un reclamo al trono. Ya Abner lo había hecho con la concubina del rey Saúl (2 Samuel 3:6-11) y Absalón con la de su padre. Salomón le dijo a su madre en forma irónica: “Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar y a Joab" (1 Reyes 2:22). Él sabía de la conspiración y tuvo que actuar.

Esta es la segunda vez que Adonías intenta tomar el reino y en la primera ocasión, Salomón lo había perdonado magnánimamente. Pero ya no podía arriesgar más el trono al dejar vivos a estos conspiradores traicioneros. De modo que manda a ejecutar a Adonías, el jefe de la conspiración. Joab, al enterarse de que el complot había sido descubierto huye al altar y se agarra de los cuernos, como Adonías había hecho para recibir el perdón. Pero Salomón está resuelto a terminar con este hombre asesino e inestable, del que su padre le había advertido: "Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz" (1 Reyes 2:6). 

Joab era muy popular en Israel y había que proceder con cuidado, pero le llegó el momento y es ejecutado.

Respecto al otro conspirador, Abiatar, como era sacerdote, sólo recibe el exilio, pero es despojado de sus funciones. Así se cumplió la profecía contra la familia de Elí por su desobediencia. Abiatar era el último sucesor del sacerdote Elí. "Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio del Eterno, para que se cumpliese la palabra del Eterno que había dicho sobre la casa de Elí en Silo” (1 Reyes 2:27). De este modo se extingue el linaje sacerdotal de Itamar, hijo de Aarón, que pasaba por Elí hasta Abiatar y ahora es traspasado al linaje del otro hijo de Aarón, Eleazar que continúa con Sadoc. Este linaje sería tan fiel que seguirán sus descendientes hasta la Segunda Venida de Cristo, cuando será restaurado el sacerdocio en el Milenio (vea Ezequiel 40:46; Ezequiel 44:15). Aún se encuentran judíos en Israel con esa descendencia.

El otro personaje peligroso que Salomón tenía una cuenta pendiente era el belicoso Simeí, un descendiente de Saúl que seguía en su contra. En vez de ejecutarlo, Salomón le permitió vivir dentro de Jerusalén, pero con la sentencia de muerte si salía. Así no podría conspirar con otros benjamitas revanchistas. Simei le agradeció al rey por su misericordia y obedeció por tres años, pero salió impunemente de Jerusalén tras dos de sus esclavos que se habían escapado. Podía haber enviado a' alguien, -pero en forma insolente, desobedeció al rey – y le costó la vida (1 Reyes 2:46)

Luego de resolver las amenazas a su reino, la Biblia dice: "y el reino fue confirmado en la mano de Salomón" (1 Reyes 2:46). Así, quedó despejado el camino para que Salomón pudiese dedicar todo su' tiempo y energías a gobernar a Israel. 

Dios le había prometido a David 'que su hijo establecería un glorioso reino: "y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su trono. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino" (2 Samuel 7:12-13).

Esto permitió a Salomón iniciar un reinado de paz sólo soñado por los anteriores gobernantes de Israel. Su reino se caracterizó por el estado de paz que Dios le dio por todas partes, sólo visto en parte por su padre. "Había heredado de su padre David el trono del reino más poderoso de su época”. Fue una era de afuera, esta era la edad de Homero, el comienzo de la historia griega. Egipto, Asiria y Babilonia en aquella época eran débiles. Israel era el reino más poderoso del mundo conocido; Jerusalén la ciudad más magnífica, y el Templo el edificio más costoso y más espléndido del mundo. Esta época de David y (en mayor parte) de Salomón fue la edad de oro de la historia de Israel.

“David fue el guerrero Salomón el constructor" (Halley, p. 177-178).

Poco después de ascender al trono, el faraón de Egipto le entrega a su hija como un reconocimiento de Egipto del poder e influencia de Israel.

Era poco común que un faraón entregara a su hija a un rey extranjero. Normalmente ellos recibían las hijas de otros reyes, pero no viceversa. "El faraón durante este tiempo fue Siamón de la débil Dinastía 21, que gobernó desde 978 hasta 959 a.C. Este se dio cuenta de que el reino de Salomón pronto eclipsaría el suyo y decidió tratarlo como un igual al entregarle a su hija y así conseguir un valioso vecino aliado" (Reino de Sacerdotes, p.291).

Egipto en ese entonces era una nación en decadencia y preocupada por ser invadida, especialmente por los asirios. Al ver el faraón la extensión de Israel, su pacto con Fenicia y la derrota de los filisteos, sintió la necesidad de tener esta nación, que estaba entre ellos y Asiria, de su lado. Fue una decisión sabia que ayudó 'a mantener a los asirios por el momento a raya. El faraón aparentemente no tenía muchas riquezas que ofrecerle a Salomón como dote, y tuvo que invadir a una de las ciudades filisteas, Gezer, y entregársela (1 Reyes 9:16). Salomón aceptó la princesa egipcia como una táctica diplomática para extender la paz de su reino. Entendió que tener a un suegro como vecino es la mejor forma de evitar una invasión. A Salomón le gustó tanto esta estrategia que tuvo literalmente cientos de suegros de las potencias más importantes del mundo.

Sin embargo, el tomar a una mujer extranjera con otra religión era un paso que al final lo habría de corromper. Quizás si se hubiera limitado a una sola mujer, las presiones no hubieran sido tantas, pero siguió haciendo más y más alianzas y tomando a más princesas. “Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras… y cuando Salomón era ya viejo sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos… e hizo Salomón lo malo ante los ojos del Eterno” (1 Reyes 11:4).

A pesar de este triste fin, el comienzo de su reino fue uno de gran éxito porque Salomón se dedicó por entero a Dios. "Mas Salomón amó al Eterno, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.  Y se le apareció el Eterno a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: ... yo soy joven (probablemente tenía 20 años) ... Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo… Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.  Y aún también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David, tu padre, yo alargaré tus días” (1 Reyes 3:3-14).

Noten que esta gran promesa está condicionada a la obediencia, pues Dios no hace acepción de personas (Colosenses 3:25). La palabra "sabiduría." es HOCMA en hebreo. La necesitamos desesperadamente en nuestro diario vivir y en la toma de decisiones. "Este término, como todo el pensamiento hebreo, tiene un sentido intensamente práctico… los hebreos resistían la especulación abstracta… la sabiduría consiste básicamente en la aplicación de lo que uno sabe a lo que uno hace a fin de lograr un buen vivir… Salomón promovió la sabiduría en Israel (1 Reyes 4:32) de manera que durante la monarquía surgió un grupo de sabios. Ellos, juntamente con los profetas y sacerdotes ayudaron a moldear la vida cultural de los hebreos (su tarea era formular maneras prácticas de consejos útiles para tener éxito en la vida)” Diccionario Ilustrado de la Biblia, p. 571.

Se puede decir que la sabiduría es la habilidad para aplicar los principios bíblicos a la vida diaria. De esto se trata esta religión. Por lo tanto, se requiere un estudio diligente de las Escrituras para extraer correctamente estos principios bíblicos. Cristo lo resumió en forma inmejorable: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Si lo que uno aprende está de acuerdo con estos principios, está bien, si no, aunque un ángel diga otra cosa, no hay que creerlo (vea Gálatas 1:8).

SIETE REGLAS PARA DECISIONES SABIAS

  1. Pedir ayuda de Dios (Santiago 1:5)
  2. Vea ejemplos bíblicos (Romanos 15:4)
  3. Reúna todos los datos (1 Tesalonicenses 5: 21)
  4. Busque consejos sabios (Proverbios 11:14)
  5. Tome la decisión (Santiago 1:8)
  6. Tenga fe en su juicio (Santiago 1:6)
  7. Persevere hasta la meta (2 Corintios 8:11; Mateo 10:22)

Luego de recibir una porción de sabiduría de Dios, vemos el sentido práctico que esto significa. A Salomón le presentaron un caso muy difícil de dos rameras que dormían juntas con sus bebés y una sofocó sin darse cuenta a uno. Cuando despertó, lo cambió por el muerto. Las dos reclamaban el mismo bebé vivo ¿cómo saber quién decía la verdad? Salomón se dio cuenta al instante. Al mandar que cortaran al bebé en dos, sabría quién era la madre. Fue precisamente la que prefirió dársela a la otra antes de matarla. La otra no se opuso a que dividieran al bebé porque no era de ella. "y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar" (1 Reyes 3:28).

Veremos con qué sabiduría Salomón administró su reino la próxima vez.