#103 - Jueces 17-21: "Territorio de Dan, guerra contra Benjamín"

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#103 - Jueces 17-21

"Territorio de Dan, guerra contra Benjamín"

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Sansón es el último juez del libro de JUECES, y ahora el autor del libro, probablemente Samuel, entrega dos acontecimientos importantes para terminar el período de JUECES.

El primero es el relato de cómo la tribu de Dan, de donde proviene Sansón, obtiene su territorio principal en el extremo norte de la tierra de Canaán. Se encuentra la historia resumida en Josué 19:47 y aquí se añaden los detalles.

"En aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque no había tenido posesión entre las tribus de Israel" (Jueces 18:1). La tribu de Dan se encontraba en una reducida franja costera de lo que le correspondía, al lado del territorio de Judá. Esto se debe en parte a la fuerte oposición de los amorreos: "Los amorreos acosaron a los hijos de Dan hasta el monte, y no los dejaron descender a los llanos" (Jueces 1:34). Sin embargo, también muestra cierta inacción y falta de fe de esa tribu que sería notorio más tarde, pues ningún área fue fácil de conquistar.

El Comentario Exegético explica las razones: "Los danitas tenían un territorio señalado para sí como las demás tribus, pero por indolencia, o por falta de energía, no consiguieron la plena posesión de su porción, y permitieron que una porción considerable fuese arrancada de sus manos por los amorreos y filisteos. Por consiguiente, estando estrechos en su lugar, un número considerable de ellos resolvieron tratar de conseguir una colonia nueva y adicional en una parte lejana del país" (p. 215).

La narración muestra cómo Dan llegó a ser tan débil de la fe y por fin, a volverse idólatra. Quizás sea el motivo de por qué Dan, la tribu más idólatra, no aparece junto con las demás tribus representadas como el pueblo de Dios en los tiempos del fin, en Apocalipsis 7:4-8.

El relato comienza en Jueces 17, durante el período cuando "no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 17:6). Esto significa lo siguiente: "Por falta de un gobierno establecido, no había castigo para crimen alguno." Así la apostasía de Dan comienza en forma aparentemente inocente. Un hombre de las montañas de Efraín llamado Micaía le roba a su madre un dinero consagrado a Dios y luego se arrepiente y le entrega la suma. En gratitud, la madre hace una estatua y se le ocurre a Micaía construir un santuario o capilla para esta estatua. "Micaía y su madre eran sinceros en su propósito de honrar a Dios, pero su fe estaba mezclada con una ignorancia y superstición que los exponía a la pena de muerte bajo la ley de Dios" (Ídem. p. 215).

Se entusiasma aún más y confecciona un efod para que uno de sus hijos represente al sacerdocio, violando la ley del sacerdocio en Números 3:10. Además, quebranta el Segundo Mandamiento de nuevo al hacer unos terafines, que simbolizan a los dioses que protegen al hogar. Pero como no había nadie que lo sancionara, siguió con su labor idólatra y su capilla se hizo famosa como un rival al Tabernáculo en Silo. Como verán, los danitas usarán los objetos para hacer su propio santuario y se separarán espiritualmente del resto de las tribus.

Para colmo le llega un levita vagabundo a su hogar y Micaía lo soborna para que trabaje para él, pues los levitas no deben recibir pagos por sus servicios religiosos, y deben sólo usar los diezmos asignados por Dios. Así, este santuario idólatra ahora queda equipado completamente.

Cuando los danitas viajan al norte para explorar ese territorio, van al santuario y reciben un oráculo favorable de parte del levita mencionado. Esta es otra violación a la ley, pues en vez de consultar al Urim y Tummin en el Tabernáculo en Silo, usan este lugar ilegal. Los danitas descubren en el extremo norte de Canaán una región hermosa y fértil poblada por colonos del puerto de Sidón. Están sin muros protectores ni tienen muchas armas. Los danitas retornan al sur con las buenas noticias. Juntan unos 600 hombres armados y vuelven por la región del santuario de Micaía.

Esta vez, el poder de las armas y la codicia los domina y saquean el lugar. Luego sobornan al levita para que se establezca con ellos en la región por conquistar. El levita acepta y Micaía desesperado los persigue, pero desiste al ver la cantidad de hombres armados. Así, luego de masacrar a los colonos sidonios, traen una parte de la tribu de Dan y reconstruyen la ciudad, que llaman Dan. Como ven, tal como en el Lejano Oeste de los Estados Unidos, este período cruel de desgobierno se regía por la ley del más fuerte.

Una vez dividida la tribu de Dan en dos áreas, la del norte establece su propio santuario. "Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra. Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo" (Jueces 18:30-31).

La característica de nombrar a las ciudades y ríos con el término Dan en sus migraciones fue profetizada. En LA LLAVE MAESTRA DE LA PROFECÍA, el Sr. Armstrong comenta: "Antes de morir, Jacob predijo lo que sería de cada una de las tribus. Respecto a Dan dice, en Génesis 49:17: Será Dan serpiente junto al camino'. Otra traducción del texto hebreo dice: «Dan será rastro de serpiente'. Es significativo el hecho de que esta tribu le daba el nombre de Dan, su padre a cada uno de los lugares por donde pasaba… En Jueces 18:11-12 se narra que la familia de Dan tomó a Quiryat-jearim y ‘llamaron a aquel lugar el campamento de Dan, hasta hoy’. Poco después, el mismo grupo de 600 hombres armados de la familia de Dan llegaron a Lais, la cual capturaron, y ‘llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre’ (vs. 29).

"Nótese, pues, cómo esta tribu dejó su "rastro de serpiente" por el camino, cómo dejó señales que nos permiten seguirles la pista hasta hoy… La tribu de Dan ocupó dos distritos o provincias antes del cautiverio en Asiria. Una colonia habitó la costa de Palestina; eran marineros en su mayoría y la Biblia nos dice que Dan se estuvo junto a las naves (Jueces 5:17). Cuando Asiria capturó a Israel, estos danitas abordaron sus naves y viajaron hasta Irlanda. Poco antes de morir, Moisés había profetizado acerca de esta tribu: "Dan es cachorro de león que salta desde Basán (zona oriental de Israel)" (Deuteronomio 33:22). A lo largo de las costas del Mediterráneo, esta tribu dejó su rastro en los nombres: "Den", "Don" y "Din"... La historia y los anales de Irlanda nos dicen que los nuevos colonizadores de ese país en ese mismo momento histórico eran los Tuatha de Danaan. A veces el nombre aparece simplemente como Tuatha De, que es "pueblo de Dios". En Irlanda encontramos muchas señales de esta índole: DansLaugh, Dan Sower, Dun dalle, Dundrum, Doe gal, Dungloe, Duns mor (que significa "más Danes"). Además, el nombre Dunn en idioma irlandés significa lo mismo que Dan en hebreo: juez.

"La colonia norteña de Dan fue transportada a Asiria y de allí viajaron por tierra con las demás tribus. Terminado el cautiverio en Asiria, habitaron durante algún tiempo la tierra inmediatamente al occidente del Mar Negro, donde encontramos los ríos Dnieper, Dniester y Don. Luego, la geografía antigua y más reciente nos da las siguientes señales: Dan-au, el Dan-inn, el Dan-aster, el Dan-dari, el Dan-ez, el Don, el Dan y el U-don; el Eri-don y los daneses. Dinamarca significa "la marca de Dan". Cuando llegaron a las islas británicas, dejaron los nombres de Dun-dee u Dunraven; en Escocia los nombres Dan, Don y Dun son tan comunes como en Irlanda. Así, el "rastro de serpiente" dejado por Dan nos lleva directamente a las islas británicas" (p. 95- 96).

El último relato de Jueces demuestra el nivel de inmoralidad que había llegado Israel. Es la narración de la horrible violación de la esposa de un levita y sus consecuencias. Tomó lugar en Belén, de Judá, donde salieron demasiado tarde y buscaron refugio en la ciudad de Gabaa, que pertenece a la tribu de Benjamín. Un anciano le dio hospedaje, pero la ciudad estaba tan corrupta como había sido Sodoma, procuraron los homosexuales de la ciudad abusar sexualmente del levita. En ese entonces, el huésped de un hogar era responsabilidad sagrada del anfitrión y tal como Lot prefirió entregar a sus hijas que a los ángeles huéspedes que moraban con él, aquí el anciano ofrece a su hija virgen o a la concubina del levita antes que el levita. Ante las amenazas de muerte, el levita cobardemente entregó a su concubina, y fue tal el abuso contra ella que murió.

La indignación del levita fue tanta que, como una macabra denuncia, la cortó en doce pedazos y los envió a cada una de las tribus restantes. Fue tan horroroso ver los restos de la mujer que las once tribus tuvieron una asamblea nacional en Mizpa, cerca de Silo para tratar el asunto y consultar a Dios. Allí le pidieron al levita relatar el caso. Los delegados se conmovieron tanto que acordaron ejecutar a los depravados de Gabaa y Dios los apoyó.

Sin embargo, al rodear la ciudad y pedir que sacaran a los homosexuales para matarlos, todos los benjamitas se rebelaron y comenzaron una cruenta guerra civil. A pesar de la clara desventaja en números, ellos tenían un cuerpo especial de 700 lanzadores zurdos con hondas, tan diestros que "tiraban una piedra con la honda a un cabello y no erraban" (Jueces 20:16). Aún hoy día, en el béisbol norteamericano los mejores lanzadores son zurdos. "La honda es una de las armas más antiguas usadas en la guerra. La honda hebrea probablemente era similar a la de Egipto, consistente en una correa de cuero, ancha en medio, con un ojal en un cabo, por el cual era firmemente tenida en la mano; el otro cabo se soltaba cuando se tiraba la piedra. Los diestros en el uso, como los benjamitas, podían dar en el blanco sin fallar. Una honda buena podía enviar con fuerza una piedra a 200 metros" (Ídem. p.217). Recuerden que David mató a Goliat con una honda.

A pesar de ser una minoría, los benjamitas derrotaron a la fuerza combinada de las demás tribus ¡dos veces! Sin embargo, como Dios estaba apoyando a las demás tribus, gracias a unas emboscadas y estrategias astutas, por fin los derrotaron. El problema fue que casi exterminaron a los benjamitas. De los 26,000 que lucharon, 25,400 murieron. Solo quedaron 600 que se habían escondido en una gran peña. Luego incendiaron sus ciudades y terminaron con hombres, mujeres y hasta sus animales.

Cuando pasó el furor, se dieron cuenta que no quedaba casi ningún benjamita vivo. "Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Cortada es hoy de Israel una tribu. ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por el Eterno que no les daremos nuestras hijas por mujeres" (Jueces 21:6-7).

La solución fue matar a los de Jabes-Galaad, israelitas distantes que no los ayudaron y salvaron a 400 de las vírgenes que las entregaron a los 600 benjamitas. Como aún faltaban 200 jovencitas, acordaron permitir a los benjamitas solteros raptar hasta que llegaran a la cifra a las jóvenes que se encontraran bailando en el campo cuando subieran a guardar la Fiesta de los Tabernáculos. "Y los hijos de Benjamín lo hicieron así y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que danzaban y se fueron, y… reedificaron las ciudades (arqueólogos encontraron una capa de cenizas en Gabaa que indica fue incendiada y reconstruida en 1100 a.C. confirmando las fechas que damos) en estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 21:23-25).

Así concluye esta triste etapa de la historia de Israel, pero está por empezar otra nueva ¡con un rey benjamita! Saúl de Gabaa, hijo de uno de los 600 sobrevivientes y un gobierno central.