¿Vendrá el cielo a la Tierra?

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¿Vendrá el cielo a la Tierra?

¿Se ha preguntado usted alguna vez cómo será estar en el cielo?

El concepto del cielo hace que la gente se haga muchas preguntas. ¿Reconoceré a mis seres amados cuando llegue ahí? ¿Irá mi perro al cielo? ¿Por qué mis parientes que están en el cielo no se pueden comunicar conmigo?

Si usted le pregunta a un niño dónde está el cielo, su respuesta probablemente será: “Donde vive Dios”.

Por otro lado, la mayoría de la gente supone que la creencia de irse al cielo como alma inmortal al morir se encuentra en la Biblia. Compare tal creencia con esta verdad que sí se halla en la Biblia: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13, énfasis nuestro en todo el artículo). Es decir, solamente Jesucristo ha subido al cielo.

¿Le parece sorprendente? ¿Impactante quizás? Pero eso no es todo. ¿Sabía usted que el libro de Apocalipsis dice que el cielo va a venir a la Tierra?

¿Qué significa eso exactamente? ¡Siga leyendo!

La promesa de la resurrección

Es muy probable que a usted le hayan enseñado durante toda su vida que cuando una persona muere, su alma consciente se va directamente al cielo.

Si esto fuera cierto, ¿cómo es ir al cielo?

Bueno, supongo que una de las primeras cosas que usted esperaría encontrar en el cielo son los grandes hombres y mujeres de la Biblia, como Abraham –el padre de los fieles–, Moisés, Juan el Bautista, o María, la madre de Jesús.

Pero recuerde lo que la Biblia dice: aparte de Jesús, nadie ha ascendido al cielo. Incluso después de la resurrección de Jesús se nos dice que David, el rey de Israel, “no subió a los cielos”(Hechos 2:29, 34).

Entonces, ¿qué pasó con él y con todos los grandes hombres y mujeres de la fe a través de la historia? ¿Cuándo murieron y adónde se fueron?

En cierto sentido, ninguna parte. Su vida acabó con su muerte, un estado de inconsciencia en el cual se carece de conocimiento o comprensión (Eclesiastés 9:5, 10). La Biblia compara la muerte con el sueño (Job 14:12; Daniel 12:2; Hechos 13:36; 1 Corintios 15:6, 20; 2 Pedro 3:4).

Por otro lado, hay un espíritu en el hombre que le imparte intelecto al cerebro humano (Job 32:8; 1 Corintios 2:11) y que regresa a Dios que está en el cielo cuando morimos (Eclesiastés 12:7; Hebreos 12:22-23). Pero como las escrituras anteriormente citadas muestran, el espíritu humano no tiene consciencia cuando está separado del cuerpo. Los espíritus de los muertos deben ser puestos en cuerpos nuevos y vivos para que la consciencia sea restablecida.

La Biblia se refiere una y otra vez a la futura resurrección de la tumba como la esperanza para los muertos.

Observe lo que Jesús dijo: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna;y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:38-40).

Ahora, ¿qué quiere decir Jesús cuando dice que resucitará a algunos en el día postrero?

La resurrección de Jesús es fundamental para la resurrección de otros

La resurrección de Jesús como el hijo de Dios es absolutamente esencial para la fe cristiana. Uno de los conceptos medulares de la religión cristiana es la creencia de que Jesús resucitó del sepulcro, fue visto por sus discípulos y ascendió al cielo, al trono de Dios. De hecho, las Escrituras exigen a los cristianos aceptar que Jesús murió y experimentó una resurrección después de tres días y tres noches.

Jesús prometió regresar a la Tierra en bien de sus discípulos, tanto vivos como muertos. La resurrección de Jesucristo es la base de la promesa de Dios de resucitar a sus seguidores de entre los muertos. Como el apóstol Pablo escribe: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Corintios 15:20).

La resurrección de los seguidores de Dios ocurrirá durante los “días postreros”, cuando Jesús regrese a la Tierra para establecer el Reino de Dios y gobernar a toda la humanidad.

Estos resucitados no vivirán una existencia etérea como espíritus incorpóreos. Se nos promete una resurrección a una vida de eterna energía, creatividad y bienestar como hijos de Dios. Este futuro es más espectacular que la idea del cielo como un lugar de reposo eterno, carente de significado y propósito personal.

Tres “cielos” en la Biblia

El cielo del que estamos hablando es lo que la Biblia llama “tercer cielo”. ¿Qué significa eso?

Un estudio de la palabra “cielo” en la Biblia revela que algunos usos de la palabra en realidad son plurales: “cielos”. Esto se debe a que en la Biblia el término cielo se puede referir a diferentes lugares.

En las Escrituras, el cielo se puede referir a la atmósfera donde vemos “las aves en el cielo” (Génesis 1:26) o “las cataratas de los cielos” que se abren para derramar lluvia (Génesis 7:11). Este es primer cielo, y el que está más cercano a nosotros.

También se puede referir a lo que llamamos “espacio sideral”, es decir, el ámbito donde se encuentran la luna, los planetas y las galaxias, es decir, el universo físico (Éxodo 32:13). Este es el segundo cielo.

Hay también referencias al cielo como el trono de Dios. El apóstol Pablo escribió acerca de una visión del paraíso que él llamó “el tercer cielo” (2 Corintios 12:2-4). Este “tercer cielo” es una referencia al increíble ámbito en el cual Dios mora en toda su majestad y poder.

El tercer cielo es donde la mayoría de los cristianos creen que irán conscientemente, inmediatamente después de morir. Sin embargo, reiteramos que la Biblia dice que nadie ha ascendido al cielo, excepto Jesús. Y, como mencionamos en el comienzo, el cielo va a venir a la Tierra.

El tercer cielo es morada exclusiva
de los seres espirituales

Antes de explorar esto más profundamente, procuremos hacernos una idea de cómo es el tercer cielo. El apóstol Juan registró las visiones que recibió del cielo y del futuro en el libro de Apocalipsis.

Él escribe: “Y al instante yo estaba en el espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado” (Apocalipsis 4:2). Este es el tercer cielo que Pablo también recibió como visión. Es el lugar donde Dios vive en toda su esplendorosa majestad y gloria.

Juan además escribe: “Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina” (v. 3).

¿Qué quiere decir esto? Piense en las piedras preciosas cuando la luz las atraviesa y refleja sus muchas facetas. ¡Juan estaba mirando a un ser que brillaba de tal manera, que solo pudo describirlo como el brillo de la luz que reflejan las facetas de las piedras preciosas!

Él continúa: “Y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas” (vv. 3-4). Juan vio a Dios rodeado de 24 poderosos seres espirituales.

“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces . . . Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás” (vv. 5-6).

El tercer cielo; el paraíso; el trono de Dios. Es una dimensión espiritual tan magnífica, tan majestuosa, ¡que trasciende la comprensión humana! Es muy difícil imaginarse lo que Juan vio en realidad, porque  es un lugar reservado solo para los seres espirituales.

Entonces, ¿qué significa que Dios vaya a traer su morada a la Tierra?

El regreso de Cristo en poder y gloria

Dios planea traer su trono –el “tercer cielo”– a la Tierra en dos etapas. Estas etapas son reveladas en los últimos capítulos del libro de Apocalipsis.

Apocalipsis 19 describe la segunda venida de Cristo cuando regrese en poder y gloria.

Juan escribe: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea” (v. 11). Este ser es Jesucristo, pero esta vez no volverá en un cuerpo humano débil y limitado, sino con toda la gloria de Dios. Él viene para traer el Reino de Dios a la Tierra. Es una gran ironía que el Príncipe de Paz tenga que luchar con los mismos seres que él creó para poder traer felicidad y paz al mundo, ¡porque ellos no quieren someterse a su gobierno!

Juan escribe: “Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: el Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso” (vv. 12-15).

Jesucristo regresará a una humanidad rebelde, pero también regresará para salvarla. Y en ese preciso momento, él cumplirá su promesa de resucitar a sus seguidores.

Una resurrección aquí en la Tierra

Para la mayoría de la gente es impactante darse cuenta de que una persona no se va al cielo de manera consciente inmediatamente después de morir. Como hemos visto, aquellos que mueren están inconscientes, sin darse cuenta del paso del tiempo. Cuando un cristiano muere, su próximo momento de consciencia ocurrirá en la resurrección, al regreso de Jesucristo.

¿Dónde morará Cristo cuando regrese?

Apocalipsis 20 explica que Cristo establecerá su reino sobre la Tierra y que este durará mil años. ¿Qué harán los seguidores de Jesús en la Tierra durante los mil años que vivirán con él?

¿Qué tal la posibilidad de ocupar tronos? Juan escribió acerca de aquellos que resuciten al regreso de Cristo: “Y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (v. 4).

Ser cristiano en la actualidad comprende el ferviente anhelo de estar en el futuro con Cristo aquí en la Tierra, sirviendo junto a él para salvar a la humanidad. Increíble, ¿verdad? Cristo establecerá un nuevo gobierno mundial y una religión universal mediante la cual se adorará al único y verdadero Dios. Puede que esto no sea una idea popular, pero es lo que la Biblia dice que Jesús hará. Él cambiará todo. Sanará el medio ambiente, erradicará la pobreza, creará un nuevo sistema educativo, instituirá una economía  justa para todos, y ofrecerá la salvación a toda la humanidad sufriente y quebrantada.

¡Dios está llamando a aquellos que desean participar en este futuro! Para recibir esa promesa, usted debe aceptar a Jesucristo como su Salvador; pero, más que eso, debe aceptarlo también como su Señor, Maestro y Rey venidero. ¡Esto debe llevarse a cabo en su vida ahora, y usted debe vivir diariamente según los valores y enseñanzas de su reino!

¿Qué lo privará de este futuro? ¿Su deseo por el dinero y el estatus social? ¿Su novio o novia? ¿Sus ansiedades? ¿O simplemente su rechazo a arrepentirse y entregarle su vida por completo al Creador?

Al comienzo dije que el cielo va a venir a la Tierra y que Cristo gobernará sobre la Tierra por mil años, pero ello no significa que el tercer cielo –la morada de Dios– ya estará sobre la Tierra. Entonces, ¿cuándo vendrá el trono de Dios a la Tierra?

La morada de Dios con el hombre

El final del libro de Apocalipsis nos presenta una extraordinaria visión del tiempo que vendrá después del reinado de mil años de Jesucristo.

Juan dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:1-2). Esto incluye el trono de Dios el Padre.

Juan dice: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres” (v. 3). ¡Dios morará con sus hijos!

“Y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (vv. 3-4).

El cielo vendrá a la Tierra. Habrá un cielo y una Tierra nuevos, y ello ocurrirá después del reinado de mil años de Jesucristo y del tiempo de juicio a toda la humanidad. Puede leer más acerca de este magnífico futuro en Apocalipsis 19, 20 y 21.

Escoja este increíble futuro hoy

Si desea que este sea su futuro, hay tres cosas que debe comenzar a hacer ahora. Este es solo el comienzo, pero aquí es donde se empieza.

Primero, debe aceptar a Jesucristo como su Salvador. Debe admitir que ha estado viviendo una vida llena de ideas, acciones y creencias religiosas que se oponen al futuro de Dios. Debe aceptar la muerte de Jesucristo como el sustituto de lo que usted merece ante la santa ley de Dios, que será la ley de su reino.

Segundo, debe aceptar a Jesucristo como el Señor y Maestro de su vida ahora mismo. Hay mucha gente que asegura haber aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero aún vive según los valores del reino de Satanás: el mundo actual. Somos llamados a vivir según los valores y leyes del Reino de Dios, y esto significa que la Biblia debe convertirse en la base de sus decisiones y comportamiento diarios. El cristianismo también involucra vivir según sus enseñanzas y como Cristo lo hizo.

Y tercero, debe aceptar a Jesucristo como su Rey venidero. Esto debe ser más importante que todas sus ideas políticas, todas las ideas de cualquiera sea la nación en la que vive ahora, y todas las filosofías humanas.

A veces la gente me pregunta acerca de mi afiliación política. ¿Sabe qué les contesto? Les digo que soy monárquico.

La gente se sorprende de esto, pero la verdad es que los partidos y gobiernos políticos colapsarán un día. Fracasarán y se someterán a Cristo como su monarca. Tenemos que vivir nuestras vidas como monárquicos esperando ese regreso, es decir, esperando y viviendo según nuestro Rey.

Debemos vivir nuestras vidas cada día en anticipación y preparación para la venida de nuestro Rey.

Su futuro puede ser la eternidad en la familia de Dios, disfrutando de todo el universo que Dios desea darles a sus hijos. El futuro que él desea para usted y para mí es más grandioso que cualquier cosa que podamos imaginarnos. Es un futuro en el cual el cielo vendrá a la Tierra.

El propósito de Dios al llamarnos y ofrecernos la salvación es el de prepararnos para una obra mayor, que él llevará a cabo por medio de quienes sean parte de su reino. Y esta preparación realmente nos ayuda a comprender lo que tenemos que hacer hoy día y a mantener nuestro enfoque, propósito y misión en nuestras vidas.

Por ahora, Dios está cambiando el mundo con una persona a la vez. En mi caso, necesito que comience conmigo. En su caso, necesita que comience con usted.

Puede resultar impactante darse cuenta de que la Biblia no enseña que nos vamos conscientemente al cielo inmediatamente después de que morimos, ¡pero lo que sí  enseña es fantástico!

¿El cielo en la Tierra? ¡Sí! Dios va a crear un cielo nuevo y una Tierra nueva y traerá su propio trono y presencia a nuestro planeta. Él creó a la humanidad, a usted y a mí, ¡para que seamos sus hijos en su familia para siempre!