¿Se ha establecido ya el Reino de Dios en la Tierra?

Marcos, el evangelista, escribió en su epístola: “Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15). ¿Qué quiso decir Jesucristo al declarar que el Reino estaba cerca? ¿Estaba instaurando el Reino en ese momento para que los creyentes arrepentidos pudieran entrar a él enseguida? ¿O se refería a establecer su Iglesia, la organización espiritual de los creyentes, como el Reino?
La frase “está cerca” se traduce de una palabra griega que significa “acercado”, y de una raíz que significa “asir”, lo que implica que el Reino estaba al alcance de la mano. Entonces, ¿llegó el Reino en aquella época? ¿Entraron los verdaderos creyentes al Reino de Dios?
Los seguidores fieles son herederos que aún no han heredado
Consideremos las palabras del apóstol Santiago: “Escuchen, mis amados hermanos: ¿No ha escogido Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que le aman?” (Santiago 2:5, énfasis nuestro en todo este artículo). Un “heredero” es alguien que aún no ha recibido su herencia, pero que la recibirá en un futuro. En cuanto a los miembros de la Iglesia de Dios, ahora son herederos que, si permanecen fieles, heredarán su gloriosa recompensa de salvación y vida eterna en el Reino de Dios, a la segunda venida de Jesucristo.
Enfatizando este punto crucial, el apóstol Pablo escribió: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1 Corintios 15:50). Por lo tanto, las personas no pueden heredar el Reino mientras sigan siendo seres humanos físicos. Esta herencia solo se puede obtener después de un cambio trascendental, cuando Dios dé a sus seguidores nuevos cuerpos espirituales al regreso de Cristo. Pablo continúa: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:51-53; véase Filipenses 3:20-21).
El apóstol Pablo recalcó esto al afirmar que los miembros de la Iglesia de Dios son actualmente “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17). Sin embargo, en el momento de la resurrección “heredarán la vida eterna” en el Reino de Dios (Mateo 19:29; 1 Corintios 15:42). Además, Pablo sabía que él personalmente aún no tenía su “corona de justicia”, pero que estaba “guardada” para él y para “todos los que aman su venida [la de Jesús]” (2 Timoteo 4:8). Pablo también escribió: “El Señor me . . . preservará para su reino celestial” (v. 18), lo que significa que su recompensa está asegurada y le será entregada cuando resucite (véase Juan 5:28-29; 1 Tesalonicenses 4:13-17).
Estos pasajes proporcionan la comprensión fundamental de que el Reino de Dios, su Gobierno perfecto y su dominio sobre las naciones, en el que sus seguidores de este tiempo desempeñarán un papel importante, aún no se ha establecido en la Tierra. Este hecho es claro para cualquiera que puede ver hoy en día el estado de anarquía de la sociedad humana. Cristo enseñó en su “oración modelo” cómo debían orar sus discípulos: “Venga tu reino” (Mateo 6:10). Ese Reino aún no había llegado (compárese con Lucas 22:16,18).
Además, dijo que cuando regresara a la Tierra, “dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’” (Mateo 25:34). Ese grandioso momento está por venir para todos los santos fieles de Dios (Romanos 2:7; Colosenses 3:24).
Además, Jesús dijo a sus discípulos que les asignaría su Reino, “para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel” (Lucas 22:29-30). ¿Juzgaron los doce apóstoles a las tribus de Israel durante su vida? No, sino que fueron perseguidos y, salvo el apóstol Juan, probablemente martirizados.
Este pasaje se refiere claramente a un tiempo futuro en el que se establecerá en la Tierra el Reino de Dios, un reino de paz y prosperidad perfectas para todos los pueblos. Además, si el Reino está ahora en la Tierra y si la Iglesia es el Reino, como creen muchos cristianos tradicionales, ¿por qué dijo Pablo a los discípulos: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”? (Hechos 14:22). ¿Por qué dijo también el apóstol Pedro que nuestra entrada en el Reino aún está por llegar? (1 Pedro 1:10-11).
Conceptos erróneos sobre cuándo se establecerá el Reino de Dios
Al igual que las personas de hoy en día tienen conceptos erróneos sobre cuándo comienza el Reino de Dios, también los tenían los de la época de Cristo. Jesús incluso contó una parábola para corregir este error. Comenzó diciendo: “Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver” (Lucas 19:12). El hombre noble simbolizaba a Jesús, quien después de su resurrección de entre los muertos ascendió a su Padre en el cielo.
Jesús continuó diciendo que antes de partir, el hombre noble reunió a diez de sus siervos y les dio a cada uno diez monedas, diciéndoles: “Negociad entre tanto que vuelvo”. Estos siervos representan a los seguidores de Cristo, que deben usar y desarrollar las habilidades y recursos espirituales que se les han dado mientras él está en el cielo. Luego, a su regreso, recompensará a todos sus discípulos dedicados con gran poder y responsabilidad según lo que hayan logrado en sus vidas. Ese será el momento en que se establezca el Reino sobre las naciones.
Ahora bien, ¿qué hay de algunos pasajes que parecen indicar que el Reino ha sido establecido en la Tierra en esta era actual? Por ejemplo, algunos de los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo vendría el Reino. Él les respondió, como se traduce a menudo: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:20-21).
Algunos dicen que esto prueba que el Reino está aquí en la Tierra ahora. Sin embargo, Jesús difícilmente les hubiera dicho a los fariseos, la mayoría de los cuales eran incrédulos, que el Reino ya había sido establecido. Cristo, como futuro Rey del Reino, ¡estaba de pie en medio de los fariseos cuando pronunció esas palabras! Y estaba enseñando y haciendo milagros tal y como se había predicho para la era venidera. Además, estaba llamando a la gente a someterse a su reinado ahora. Podemos someternos al Gobierno del Rey y a su Reino hoy, pero aún no podemos heredarlo ni entrar en él, como hemos visto.
Pero ¿que hay de la afirmación de Pablo en Colosenses 1:13 de que Dios “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo”? Se trata de una transferencia de autoridad: del dominio oscuro de Satanás al reinado o Gobierno de Cristo (o “hacia”, ya que la palabra griega eis no siempre significa “en”), como puede interpretarse la palabra reino en este contexto. No quiere decir que los creyentes ya han entrado en el Reino. El pueblo de la Iglesia de Dios se ha sometido a la autoridad de Cristo como Rey del Reino, y ahora experimenta su poder a través del Espíritu Santo que obra en y a través de ellos. Pero, como dijimos, aún no han entrado al Reino ni lo han heredado.
No espere para someterse
Otros pasajes, como Mateo 12:28 (“el reino de Dios ha llegado a vosotros”) y Marcos 12:34 (“no estás lejos del reino de Dios”), también parecieran indicar que el establecimiento del Reino era inminente. Pero cuando se examinan cuidadosamente, estos versículos tampoco significan eso. En realidad, el primero se refería a la presencia de Jesús como Rey. El segundo se refería a la comprensión espiritual y a las prioridades correctas bajo el gobierno del Reino.
Cuando Jesús envió a sus discípulos a diversas ciudades a predicar el Evangelio, ellos dijeron a sus oyentes “se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (Lucas 10:9). Con esto querían decir lo que Jesús manifestó en su declaración de que el Reino estaba cerca. El Reino futuro estaba irrumpiendo en la persona y la obra del Rey en ese momento. Su poder se manifestaba a través de los milagros y las enseñanzas de Cristo. Y la oportunidad de someterse al gobierno del Reino estaba ante ellos, como lo está ante nosotros hoy como una realidad vigente (véase “Viva hoy bajo el reinado de Jesús”, a partir de la página 13).
El Reino de Dios, su Gobierno de verdadera paz y prosperidad para todos los pueblos, se establecerá en toda la Tierra cuando Cristo vuelva. Pero podemos vivir bajo las normas de ese Reino ahora, ¡y debemos someternos a ese Gobierno hoy si queremos heredar y entrar en ese Reino al regreso de Cristo! BN