Respuestas bíblicas para sobrellevar el estrés
Si usted es como la mayoría de la gente, probablemente está estresado por las circunstancias de su vida. A veces el estrés puede ser extremo y abrumador, pero aun los pequeños problemas cotidianos cobran un precio. Los profesionales médicos nos advierten que el estrés mata: es un factor de riesgo para las enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y muchas otras dolencias. Debido al impacto que el estrés puede ocasionar en nuestras vidas, es importante tener una perspectiva bíblica para saber cómo sobrellevarlo.
La Biblia es una guía para que sepamos cómo conducirnos. Dios nos ha provisto este manual que muestra cómo funciona la vida; esperamos que usted vea que la Biblia contiene soluciones prácticas para las dificultades y desafíos que todos enfrentamos, incluyendo el problema del estrés. Lo animamos a acudir siempre a ella para buscar ayuda. Y por favor contáctenos si desea más información o hablar personalmente con alguno de nuestros ministros.
Cómo enfrentar un mundo difícil
¿Cómo describiría usted el mundo en que vivimos? ¿Complejo, acelerado, peligroso, inestable, inmoral? El apóstol Pablo describe los últimos días como “tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1).
¿Cuál es el resultado de todo esto? ¡El estrés! Es posible que nos sintamos ansiosos y aprensivos por la forma en que tales condiciones pueden afectarnos personalmente, provocándonos angustia.
Se les pidió a algunas personas que anotaran algunas de las cosas que les causaban ansiedad en sus vidas. Estas son algunas de las respuestas:
“Lo más estresante para mí es lidiar con mis problemas de salud, pagar cuentas y la sensación de que no valgo porque ya no puedo hacer las cosas de antes”.
“Tiendo a preocuparme mucho por algo: ¿qué pasará si ocurre esto o lo otro, o cómo puedo resolverlo? Me preocupo de problemas, reales o no, como mi empleo, el dinero, la ira que se apodera de mí a veces”.
“Me comprometo a hacer cosas que siento que no puedo manejar. No sé cómo decir: ‘No, eso es demasiado para mí en este momento’. ¡Me estreso por todo!”
“Es muy difícil para mí no poder complacer a todo el mundo. Me provoca mucha angustia”.
Considerando todo esto, ¿dónde debemos ir primero para conseguir ayuda? Como dijimos, la Biblia es el manual de instrucción de Dios. Proporciona respuestas a nuestras preguntas y nos da consuelo, paz y esperanza para un mañana mejor.
Consideremos algunos principios bíblicos específicos que nos pueden ayudar a sobrellevar el estrés.
¿Nos muestra Dios cómo minimizar el estrés?
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Cuando pase por experiencias y situaciones negativas y las cosas parezcan agobiantes, respire profundo y enfóquese en algo bello y bueno. Sobrellevar el estrés comienza con la habilidad de controlar nuestros pensamientos. Debemos enfocarnos en las cosas positivas y alentadoras de Dios.
¿Puede Dios ayudarnos cuando nuestros problemas parecen ser abrumadores?
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” (1 Pedro 5:7, Nueva Versión Internacional).
“Entonces Jesús, mirándolos, dijo . . . porque todas las cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:27).
Incluso si nosotros no podemos cambiar algo, Dios sí puede. ¿Creemos en esto? ¿Ha pensado en pedirle a Dios que lo ayude a cambiar una situación que le está causando angustia?
¿Cómo puedo encontrar consuelo al enfrentar los problemas y el estrés en mi vida?
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4, NVI, énfasis nuestro en todo este artículo).
Dios promete consolarnos en tiempos difíciles. Pero, ¿ha considerado consolar a alguien que puede estar pasando por dificultades peores que las suyas? Consolar o ayudar a alguien de una u otra manera a menudo produce satisfacción y alegría a quien lo hace. “Hay más dicha en dar que recibir” (Hechos 20:35, NVI). Parte de sobrellevar el estrés es aprender a ponerlo en la perspectiva correcta.
¿Puedo esperar que haya más paz en mi vida si le pido ayuda a Dios?
“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3:15).
El plan de Dios es traer paz a un mundo en conflicto cuando Jesucristo regrese. Podemos tener esa paz ahora si seguimos su plan para alcanzarla. Esto comprende un cambio en nuestro estilo de vida y también en nuestros corazones. La paz es parte del fruto del Espíritu Santo de Dios (Gálatas 5:22).
¿Hay acaso esperanza, aunque sienta que he llegado a mi límite en una situación muy grave y estresante?
“Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir” (1 Corintios 10:13, NVI).
Considere los ejemplos bíblicos de personas que enfrentaron pruebas serias. Sin importar cuáles fueran estas, cuando le pedían a Dios que los ayudara, él los fortalecía y ayudaba a soportarlas. Jesucristo mismo estaba “en agonía” y “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Dios lo fortaleció, y él nos fortalecerá a nosotros también cuando se lo pidamos.
¿Por qué tengo que pasar por tantas dificultades en mi vida? ¿Por qué Dios simplemente no las elimina cuando se lo pido?
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).
Tenemos que creer que hay una razón detrás de nuestras pruebas pero que Dios tiene el control, y que no está distante ni es indiferente. En realidad, él está trabajando en nuestras vidas para transformarnos en lo que él quiere que nos convirtamos. Necesitamos aceptar las pruebas y dificultades y entender de qué manera nos están beneficiando.
¿Cuál es el verdadero propósito de mis pruebas tan angustiosas?
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7).
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10; compare con Hechos 14:22).
Todos pasamos por pruebas difíciles por una razón: ¡Dios está trabajando con nosotros y desea que nos volvamos fuertes y maduremos en su carácter! Él estaba trabajando con José cuando se hallaba en el fondo del pozo y en la prisión egipcia. José tenía razón para estar estresado. Cuando Daniel estaba en el foso de los leones, él también tenía una razón para estar estresado. Cuando Sadrac,
Mesac y Abed-Nego se enfrentaban a su prueba de fuego, también tenían una razón para estar muy estresados.
¡Pero siguieron adelante y obedecieron a Dios! Enfrentaron sus dudas y temores, no se sumieron en la autocompasión ni dejaron de confiar en Dios. Cuando uno se da cuenta de que hay un propósito divino para sus pruebas, el estrés de lidiar con ellas debiera disminuir.
¿Puedo confiar en que Dios entiende mi angustia?
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? . . . Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:35, 38-39).
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Cualquiera sea la prueba por la que esté pasando, no permita que lo separe del amor de Dios. ¡Él entiende! Jesucristo sabe lo que es ser humano, y nos ama.
Pídale a Dios que lo ayude a aprender las lecciones que tiene para usted y a desarrollar su carácter por medio de sus pruebas. No hay nada de malo con expresarle que está teniendo problemas y que necesita su ayuda.
¡Dios desea que usted confíe y dependa de él en momentos de necesidad! BN