Pruebe que existe Dios, incluso sin la Biblia

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Pruebe que existe Dios, incluso sin la Biblia

Probar la existencia de Dios es el punto de partida para tener fe en  él, por lo tanto, debe ser uno de los objetivos más importantes que debemos establecer en nuestras vidas. La confirmación de este hecho nos permitiría saber si somos la única raza que existe en el universo y si nuestra existencia tiene o no un propósito.

¿Podemos probar lógicamente la existencia de Dios sin recurrir a la Biblia? Si cuando mencionamos a “Dios” nos referimos a un Creador del universo, entonces la respuesta ciertamente es “sí”. (Ahora bien, si nuestro propósito es identificar a este Creador como el Dios de la Biblia, en ese caso necesitamos probar y aceptar la Biblia como verdadera, tema que desarrollaremos en otra oportunidad).

Considerando ciertos aspectos de la naturaleza que nos rodean, podemos llegar a la conclusión de que existe una fuerza creadora, un sabio Creador que lo hizo todo.

Revisemos cinco pruebas de la existencia de Dios con claros ejemplos que las apoyan. Como una forma de recordarlas con mayor facilidad usaremos el acrónimo LOGRO.

L de Leyes

¿De dónde surgen las leyes del universo? Ellas no son materia ni energía, pero gobiernan el funcionamiento de las cosas. No hay una razón intrínseca para que las leyes de la naturaleza existan. De hecho, estas leyes tuvieron que ser creadas y colocadas cuando la materia y la energía aparecieron, porque de lo contrario habría reinado el caos total. Las leyes del universo requieren de un legislador que las calibre y las ponga en funcionamiento.

Prueba: la gravedad

Sin esta fuerza que hace que las masas se atraigan mutuamente, la vida no podría existir. Y la intensidad de todas las fuerzas debe operar en proporciones muy precisas entre sí.

El famoso físico Stephen Hawking afirmó: “El universo y las leyes de la física parecen haber sido específicamente diseñados para nosotros. Si cualquiera de unas 40 cualidades físicas existentes tuviera un valor levemente diferente, la vida como la conocemos no podría darse. Los átomos no serían estables, o no se combinarían con las moléculas, o las estrellas no podrían formar elementos más pesados, o el universo colapsaría antes de que la vida se pudiera desarrollar, y así sucesivamente” (Austin American-Statesman, oct. 19, 1997).

¿Quién causa que la masa afecte su entorno hasta el grado en que lo hace? ¿Quién creó las otras leyes que deben haber sido especialmente diseñadas y calibradas para trabajar en total armonía? La respuesta lógica: tiene que haber sido una inteligencia suprema y poderosa.

O de Origen

Si las cosas tienen un origen, primero necesitan un originador. Una de las grandes preguntas en filosofía es: ¿por qué existe algo en vez de la nada? Los filósofos no tienen una respuesta adecuada. Pero hay un principio en la naturaleza que señala la respuesta: todo aquello que tiene un principio tiene una causa, y no hay excepciones a esta regla.

Prueba: el universo.

La física y la astronomía han establecido que el universo tuvo un principio. Por ejemplo, puede demostrarse que el universo ha estado expandiéndose desde un punto inicial. Por lo tanto, si todo principio tiene una causa, y si el universo tiene principio, entonces debe también tener una causa que lo creó.

Además, todo aquello que existe es generado por algo superior a sí mismo. Por esta razón, algo más grande que el universo debe haberlo originado. Esta es una gran prueba de que existe un Creador.

G de Genética

La información molecular de los genes instruye a las células acerca de su funcionamiento y reproducción. El estudio de la genética ha revolucionado nuestro entendimiento de los seres vivos y de su comportamiento.

Prueba: el ADN

. Éste contiene un código de 3 mil millones de letras dentro de nuestras células (de cuatro letras repetidas o fórmulas químicas, cuyos nombres comienzan con estas letras). Es una biblioteca virtual de manuales de instrucción para ensamblar y operar todas las células
del cuerpo.

Hace unos pocos años, uno de los ateos más famosos del mundo, el profesor Anthony Flew, llegó a la conclusión de que Dios existía, basado en la evidencia del ADN.

Él escribió: “Creo que el ADN ha demostrado, por la increíble complejidad de procesos que son necesarios para que se produzca [vida], que una inteligencia debe haber estado involucrada para poder lograr que todos estos elementos extraordinariamente diversos trabajen juntos.

“Es un sistema complicado en el que interactúan muchos elementos y con distintos matices para trabajar. Es imposible pensar que este trabajo de relojería es mera casualidad. En mi opinión, los resultados obtenidos a través de este complejo mecanismo son propios de una inteligencia” (There Is a God, [Hay un Dios], 2007, p. 75).

En su libro El caso del Creador, Lee Strobel, quien fuera también ateo, escribe: “La cadena larga en espiral de ADN dentro de cada una de los cien trillones de células de nuestro cuerpo contiene un alfabeto químico de cuatro letras que dicta las instrucciones precisas de ensamblaje para todas las proteínas que componen nuestro cuerpo. Stephen Meyer, quien estudiara en la Universidad de Cambridge, demostró que ninguna hipótesis ha logrado explicar cómo llegó esta información a la materia biológica por medios naturales [evolución]” (2005).

No hay una respuesta lógica que pueda explicar cómo este increíble y largo código existe dentro de la célula sin pensar que una inteligencia superior lo haya diseñado. El fundador de Microsoft, Bill Gates, dijo: “El ADN es como un programa de software, solo que mucho más complejo que cualquier cosa que hayamos creado alguna vez” (The Road Ahead [El camino de adelante], 1996, p. 228).

Es absurdo pensar que nadie haya diseñado un código tan complejo, y que éste es simplemente el resultado del tiempo, la casualidad y la mutación.

R de Resultados

¿Qué produce creer en Dios? Respuesta: resultados positivos, específicamente a largo plazo!

Un artículo titulado “Take Ten Commandments and Call Me in the Morning” (Siga los Diez Mandamientos y llámeme en la mañana), afirma: “Valiéndose de información obtenida mediante investigación y anécdotas, [el doctor Harold Koenig] demuestra que hay amplia evidencia que confirma que las personas que regularmente asisten a la iglesia, oran, leen, y ponen en práctica lo que la Biblia o su fe les enseña, son mucho más saludables.

“Incluso los que recién comienzan su camino de fe tienen la presión sanguínea significativamente más baja, son hospitalizados con menos frecuencia, se recuperan más rápido de las cirugías, tienen sistemas inmunológicos más fuertes y por lo general viven más tiempo. La salud emocional también se beneficia: la vida familiar es mejor y la depresión es menor en aquellos que tienen fe” (Christianity Today [Cristianismo en la actualidad], nov. 11, 1999).

Prueba: la oración respondida.

Si no existiera Dios, las oraciones por una intervención sobrenatural nunca serían respondidas. Sin embargo, en todo nuestro entorno hay muchos ejemplos de oraciones respondidas, de intervenciones milagrosas que desafían la explicación física. Hay una gran cantidad de testigos de este fenómeno, incluyendo al autor de este artículo. Esto debería fortalecer nuestra fe en el hecho de que Dios existe y de que él se preocupa de lo que nos sucede.

O de Orden

Todo lo que tiene un orden específico y complejo tiene un ordenador o diseñador. Por ejemplo, un edificio es diseñado por un arquitecto, que debe poner las cosas en orden. Ninguna cantidad de tiempo, casualidad o proceso natural ininteligible puede producir un edificio. De manera similar, podemos ver los diseños maravillosos y el perfecto orden de las cosas a nuestro derredor.

En el monte Rushmore en Black Hills (Montañas Negras) en Dakota del Sur, vemos el complejo y específico boceto de las caras de cuatro presidentes estadounidenses talladas en la roca. El viento y la erosión pueden producir diseños predecibles en algunas montañas, pero no pueden generar caras conocidas de seres humanos

La historia nos dice que Gutzon Borglum talló las caras en el monte Rushmore, pero incluso si no hubiera un registro del origen de estas esculturas, no nos cabe duda de que alguien las diseñó y las hizo. De igual forma, el reino de la naturaleza muestra evidencia de haber sido diseñada y ordenada.

Prueba: la Tierra.

El hecho de que muchas de las características del planeta tuvieran la precisión necesaria para que exista vida compleja, indica que un Ordenador trabajó en este proyecto. Las combinaciones e interconexiones de tales características son demasiado complejas como para ser fruto de la mera casualidad.

Por ejemplo, para que pueda desarrollarse vida en la Tierra, ésta tiene que tener un tamaño adecuado —12.000 kilómetros de diámetro, aproximadamente. Los científicos han concluido que si tuviera un diámetro de 14,250 kilómetros, se duplicar? el peso del aire. Entonces habría demasiado oxígeno convirtiéndose en agua, y ésta cubriría toda la tierra. Ninguno de estos continentes habría aparecido y no habría vida sobre la Tierra, incluyéndonos a nosotros.

La Tierra está a la distancia justa del Sol: 149.600.000 kilómetros. Si estuviera un poco más alejada, sería demasiado fría y estaría cubierta principalmente por hielo. Si estuviera solo un poco más cerca del sol, se calentaría y las capas polares se derretirían, inundando las costas.

La Tierra necesita la velocidad precisa para rotar. Si fuera un poco más rápida, nuestro planeta no se calentaría lo suficiente y se congelaría gran parte de su superficie. Pero si fuera más lenta, el calor sería opresivo.

También necesita de una atmósfera adecuada: 78 por ciento de nitrógeno y 21 por ciento de oxígeno, la cantidad precisa para permitir la vida. La Tierra también tiene la inclinación justa, 23.5 grados, permitiéndonos tener las cuatro estaciones y más del doble de tierra arable que tendríamos si el ángulo terráqueo fuera diferente.

Incluso la Luna tiene el tamaño necesario y está a la distancia ideal de la Tierra para que las mareas muevan  los océanos, manteniéndolos limpios y aireados. (Para encontrar más ejemplos, lea el libro titulado El planeta privilegiado, de Guillermo González y Jay Richards, publicado en 2004).

Por esta razón, probar que Dios existe no es un tema de fe ciega sino más bien de fe basada en la razón y justificada por la contundente evidencia disponible. ¡La evidencia que prueba que hay un Dios es simplemente demoledora!

Recuerde estos cinco conceptos claves y estas cinco pruebas de que Dios existe, incluso sin usar la Biblia. 

BN