Por qué Cristo hablaba en parábolas

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Por qué Cristo hablaba en parábolas

Mi editor sugirió que la próxima vez que escribiera sobre una parábola, me refiriera a la de la semilla de mostaza, que aparece en Mateo 13:31-32. Mientras la repasaba, me di cuenta de que esta breve historia se halla entre las más profundas y significativas que Jesucristo relató. Tanto la parábola del sembrador y la semilla como la del trigo y la cizaña son solo dos de las muchas que aparecen en este capítulo. Mateo recopila estas parábolas en esta parte de su evangelio y las une para componer una significativa imagen de la vida y el mensaje de Jesucristo.

Pensé que sería interesante detenerme en este punto y considerar las razones que Cristo tuvo para enseñar por medio de parábolas. Estas razones, al igual que todas las parábolas que él entregó, nos enseñan valiosas lecciones. Analicemos lo que Jesús mismo dijo acerca de su método de enseñanza; ¡tal vez le sorprenda conocerlo!

¿Por qué mediante parábolas?

A Cristo le preguntaron: “¿Por qué les hablas por parábolas?” (Mateo 13:10). Él había comenzado a enseñar las lecciones del hombre que había ido al campo a sembrar. Después de relatarles la idea inicial, Jesús se detuvo para responder a esta pregunta.

La pregunta fue hecha por los discípulos, probablemente los 12 que él escogió inicialmente, a los cuales puede haberse agregado uno que otro seguidor. Pero aún en el caso de que solo hayan estado presentes los 12 hombres de su círculo más cercano, vemos que Cristo les revela por qué usaba la parábola como método para enseñar su doctrina.

La respuesta que Cristo da a la pregunta “¿Por qué les hablas por parábolas?” es significativa: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (v. 11, énfasis nuestro en todo este artículo).

¡Jesús no pretendía que las multitudes entendieran el significado completo de su mensaje! Esta fue una de sus declaraciones más enigmáticas, que muchos leen pero no comprenden. Y esto se aplica hoy, de la misma forma que se aplicó en ese entonces. Cristo sabía que los oídos, ojos y corazones de las multitudes no podían entender el verdadero significado del evangelio del Reino de Dios. ¡Él deliberadamente escondió su mensaje!

Pensemos en esto por un momento: los oyentes judíos de Jesús esperaban la venida de un reino prometido, ya que la restauración de la casa de David y la gloria de Israel habían sido anunciadas por los profetas. Estos hombres y mujeres que escuchaban a Jesús esperaban que esto sucediera en sus días, y con frecuencia se reunían ansiosamente alrededor de él porque pensaban que podía ser el Mesías anunciado. El mensaje del Reino hablaba de algo que ellos anhelaban vehementemente. ¡No era una idea abstracta, sino una realidad esperada! Esta era la razón de que tantos acudieran a escuchar las enseñanzas de Jesús.

Sin embargo, la naturaleza humana no había cambiado con el correr de los siglos. Israel rechazó el mismo mensaje dado por Isaías, Jeremías, Amós y otros profetas. Los judíos del primer siglo en tiempos de Jesús no lograron entender a cabalidad el mensaje traído por Cristo, y había una razón para ello.

Observe que Jesús ofreció una explicación adicional: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (v. 12).

Esta fue una forma de decirles que fueran cuidadosos en el manejo de la verdad espiritual acerca del Reino. Aquellos que escuchaban pensaban que tenían cierto conocimiento y que por ser parte de los escogidos tenían algunas ventajas, pero ese conocimiento estaba incompleto. Jesús estaba abriendo un entendimiento más profundo de la ley de Dios, de su naturaleza y de su Reino.

Ellos tenían todas las posibilidades de recibir más: más entendimiento de estas materias que ampliarían su limitado conocimiento; pero también era posible que se negaran a escuchar. Jesús hablaba por medio de parábolas porque no todos iban a entender su mensaje. Las parábolas ayudarían a revelar el pensamiento de las personas y si Dios las estaba llamando o no a su verdad.

Dios no está llamando a todos hoy

Esta es la cuestión: Dios no estaba llamando a todos para que entendieran el evangelio del Reino en ese entonces, ni lo está haciendo hoy.Jesús explicaría posteriormente que solo Dios el Padre puede llamar a una persona para entender la verdad del Reino (Juan 6:44, 65).

El plan de Dios para entregar el conocimiento de la salvación a toda la humanidad se está haciendo en etapas,de acuerdo a un plan y propósito bien definidos. Esta es la única forma de entender lo que Jesús está diciendo acá. Él ocultó el mensaje completo en parábolas (narraciones que ilustran una lección), sabiendo que solo unos pocos entenderían el llamado y responderían a él. Recuerde que él dijo “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos;mas a ellos no les es dado”.

Incluso hoy esto no se entiende bien. Se hacen esfuerzos sinceros y bien intencionados para predicar el evangelio de Jesucristo y el Reino de Dios; sin embargo, solo basta mirar alrededor: las religiones están divididas, los mensajes están mezclados y las condiciones del Reino de Dios aún no están en la Tierra. ¿Podría ser que lo que Cristo dijo acerca de escuchar y entender su mensaje sea verdad? Leamos para entender más.

“Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mateo 13:13). Jesucristo enseñaba por medio de parábolas no solo para ocultar el mensaje, sino también porque tomaba en cuenta la condición espiritual de las naciones. Esto se aprecia en su siguiente afirmación, en la cual citó al profeta Isaías.

Cristo usó una escena en la cual Isaías registra una visión del trono de Dios. Dios hace una pregunta: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” El profeta se ofrece y Dios le dice: “Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis” (Isaías 6:8-9).

Este pasaje nos muestra que la intención de Dios ha sido mantener en secreto los aspectos más profundos de su propósito entre los hombres. No todos han entendido los detalles, ni siquiera los que han trabajado cerca y más íntimamente con él, como Israel.

Volviendo a la parábola de Cristo, vemos que él cita el pasaje de Isaías y lo aplica a su ministerio: “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane” (Mateo 13:14-15).

Este pasaje tiene un profundo significado. ¡Cristo está mostrando que, en su gran mayoría, los seres humanos han optado por dejar que sus corazones se apaguen hasta el punto en que no pueden ver, escuchar ni conocer al santo Dios sentado en su trono celestial!

El mensaje de Dios no puede ser entendido por todos. Incluso Jesús, Dios en la carne, no pudo convencer a muchos ¡y hasta fue crucificado por lo que enseñó!

Dios, por lo tanto, deliberadamente oculta su mensaje en parábolas hasta que llegue el tiempo en que el velo sea levantado. Al decir “. . . con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane”, Cristo está hablando del entendimiento y la sanación que ocurren como resultado de escuchar y responder.

“¡Bienaventurados vuestros ojos!”

Más tarde, Jesús se dirigió directamente a los discípulos, diciéndoles: “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (vv. 16-17).

Aquellos más cercanos a Jesús, los discípulos que habían elegido recibir su guía y enseñanza y se habían comprometido a imitar a su maestro y mentor en todos los aspectos de su vida, fueron bendecidos para “ver y oír”. Ellos habían sido sanados espiritualmente y podían entender las enseñanzas de Cristo acerca del Reino. Lo que pudieron entender tantos buenos hombres y mujeres, profetas y reyes de tiempos antiguos, ahora estaba disponible para estos discípulos.

Si Dios lo está llamando, este mismo entendimiento valioso puede ser suyo. Usted puede recibir la sanación que proviene del verdadero conocimiento y entendimiento del Reino de Dios que será establecido en la Tierra, y someterse al Rey de ese Reino ahora. Usted no tiene por qué ser como aquellos que no entienden la esperanza del Reino. Esta esperanza puede ser parte de su vida, que se enriquecerá con el profundo significado, sentido y propósito que ningún otro conocimiento le podrá dar.

El capítulo de Mateo 13 contiene parábolas específicas que nos enseñan muchos aspectos acerca del Reino de Dios. Cuando éstas sean abiertas y comprendidas, veremos la revelación de muchos detalles acerca del Reino de Dios y cómo éste se está preparando en todo su esplendor. Cuando entendamos estas parábolas, ya no serán más un secreto o misterio. Dios intenta traer este Reino a la Tierra, y usted puede prepararse hoy para ser parte de él.

¿Dónde podemos comenzar? ¡Convirtiéndonos en discípulos de Jesucristo! Obedeciendo sus enseñanzas y sometiéndonos hoy mismo al camino que lleva a su Reino.

Un discípulo es un estudiante espiritual de por vida, siempre aprendiendo, pero sin alcanzar jamás en esta vida la meta final, que es llegar a ser como el Maestro en todo sentido. Comencemos con un primer paso hacia Dios, sometiendo nuestra voluntad a la suya. Tal es el atributo que comparten estos discípulos que Cristo llamó a prepararse y servir.

Cristo comienza cada una de las parábolas en este capítulo diciendo: “El reino de los cielos es semejante a . . .” Luego se vale de ejemplos del diario vivir: un sembrador, una semilla de mostaza o una perla preciosa, para explicar la visión multidimensional del Reino de Dios. ¡Estas parábolas contienen muchos detalles de cómo nos convertimos en parte de ese Reino!

El Reino se acerca

Observe el mundo de hoy en día. Muchos de sus problemas y crisis hacen clamar desesperadamente por la venida del Reino de Dios. Las revoluciones en el Medio Oriente proyectan inquietantes sombras de terror e incertidumbre sobre el mundo. En Irak y Siria vemos el surgimiento de un estado terrorista que desprecia absolutamente la vida humana y cuyos partidarios están dispuestos a eliminar a todo aquel que se interponga en su camino. Escenas de horror, que no se habían visto por siglos, ahora se han vuelto comunes en todo el orbe.

Nuestro mundo es como un tapiz que va cambiando sus principios y valores morales y que impulsa a muchos a buscar respuestas en la religión. Esta revista y esta obra le ofrecen una perspectiva renovadora de una forma de vida que sí funciona, porque sus enseñanzas se basan en el mensaje transformador de Cristo sobre la venida del Reino de Dios.

Comenzaremos nuestro siguiente estudio sobre las parábolas de Cristo enfocándonos en Aquel que nos enseña qué es el Reino de Dios. Estudiaremos verdades que han sido “escondidas desde la fundación del mundo” (v. 35). ¡Será un estudio fascinante!