Pauta de ayuda para tomar buenas decisiones
Para nuestros lectores jóvenes

La persona promedio se enfrenta a innumerables decisiones cada día. A largo plazo, la gran mayoría de ellas tienen poco o ningún impacto en nosotros, pues son básicamente insignificantes y basadas en preferencias como “¿Quiero la sandía o la cereza?”. En nuestra condición de cristianos, ¿cómo podemos tomar decisiones acertadas sobre aspectos de nuestra vida que son realmente importantes y trascendentales? Veamos un principio de álgebra básica: al resolver una ecuación, se debe seguir un orden específico de pasos para llegar a la solución correcta. Si no lo hacemos, el resultado será equivocado aun cuando hayamos resuelto adecuadamente los componentes individuales a lo largo del problema.
Cuando se trata de tomar decisiones como cristianos, podemos utilizar un enfoque similar. Cada vez que nos enfrentamos a una decisión crítica, conviene seguir una especie de “orden de operaciones” para tomar buenas decisiones valiéndonos de los siguientes puntos:
ORACIÓN
Ante cualquier toma de decisiones importantes, nuestro primer paso siempre debe ser acudir a nuestro Padre amoroso en oración. En Mateo 7:7 se nos insta: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Dios está dispuesto a ayudarnos en todas las facetas de la vida. Es importante recordar nuestra dependencia de él y la sabiduría que nos ofrece. Acude a él, desahoga tu corazón y pídele que participe activamente en el proceso, que te guíe y te conceda sabiduría a la hora de tomar una decisión.
INSTRUCCIÓN BÍBLICA ESPECÍFICA
Una vez que hayamos orado, nuestra siguiente consideración debiera ser: ¿Hay una respuesta en blanco y negro (perfectamente clara) y a veces en rojo (a manera de advertencia), como instrucción directa en la Palabra de Dios? En 2 Timoteo 3:16 leemos: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en la justicia”. Algunos ejemplos de instrucciones bíblicas específicas son: “No cometerás adulterio”; “Alábete el extraño, y no tu propia boca”; y “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Éxodo 20:14; Proverbios 27:2; Hechos 5:29). La mayor parte del caos en nuestra sociedad actual se origina en la situación contra la cual se nos advierte en Isaías 5:20: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”. Solo Dios tiene el derecho de decretar qué es bueno y qué es malo, y su Palabra debe ser la base principal de todas las decisiones cristianas.
APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS
A veces, incluso después de una búsqueda diligente, no podemos encontrar una instrucción directa de la Palabra de Dios, pero puede haber principios bíblicos que se puedan aplicar a la situación. Por ejemplo, no se nos dan instrucciones directas sobre qué ropa debemos vestir exactamente, pero sí podemos encontrar principios orientadores sobre el tema. En 1 Timoteo 2:9 se nos dice que seamos modestos en nuestra apariencia. En 1 Corintios 8:9 se nos insta a evitar convertirnos en un “tropezadero” para los demás. Y en Deuteronomio 22:5 leemos: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es al Eterno tu Dios cualquiera que esto hace”. Y si bien no se nos entregan los detalles de cómo podríamos aplicar instrucciones como esta en nuestra cultura actual, los principios están ahí para servirnos de guía.
LEYES DEL HOMBRE
En Hechos 5, Pedro y los demás apóstoles estaban siendo reprendidos por el sumo sacerdote por enseñar en el nombre de Jesucristo, y su respuesta aparece en el versículo 29, mencionado anteriormente: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Pero ¿qué ocurre cuando la ley social no se contrapone a la ley de Dios? Romanos 13:1-2 afirma: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y os que resisten, acarrean condenación para sí mismos”.
Estos versículos muestran claramente que Dios permite que haya reglas fuera de su Palabra, y que deben ser dadas por quienes están en puestos de autoridad. Estos podrían ser líderes en nuestra organización eclesiástica, funcionarios gubernamentales, profesores o jefes. Se nos dice que siempre y cuando las reglas no estén en conflicto con la ley de Dios, debemos estar sujetos a ellas. Nuestro deber cristiano es ser ciudadanos, familiares, estudiantes y empleados respetables cuando no se viola la ley de Dios. Un ejemplo de esto podría ser la exigencia de edad mínima para conducir un automóvil en una vía pública. Esto no viola la ley de Dios y, por lo tanto, un cristiano debe tomar la decisión adecuada de seguir tal regla.
MOTIVACIONES
Evaluar nuestras motivaciones para tomar una determinada decisión requiere examinar también nuestras conciencias e intenciones. ¿Por qué? Porque solo nosotros podemos conocer y evaluar realmente lo que sucede dentro de nuestros corazones. Debemos estar dispuestos a tomarnos un tiempo y autoevaluarnos honestamente. ¿Qué te lleva a tomar una determinada decisión? Quizá cierta línea de acción esté bien en sí misma, pero nuestras razones para querer seguir ese camino no lo estén. Las motivaciones, las intenciones y las conciencias deben estar influenciadas por la Palabra de Dios, pero pueden diferir de una persona a otra, y se nos dice que, con la ayuda de Dios, trabajemos en nuestra salvación con temor y temblor ante él (Filipenses 2:12). Es maravilloso poder compartir nuestras bendiciones con los demás y donar dinero u ofrecerse como voluntario para ayudar, pero si nuestra motivación es publicarlo en TikTok para obtener seguidores, entonces tenemos que reevaluar lo que estamos haciendo.
Además de los elementos anteriores ten en cuenta que, cuando se trata de tomar decisiones importantes, puede ser muy útil buscar el consejo de otros. La Biblia está llena de escrituras que nos instan a buscar consejo en la toma de decisiones, como Proverbios 11:14, que dice: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad”. Sin embargo, es importante escoger sabiamente a nuestros consejeros, ya que debemos apoyarnos en personas que tengan el mismo sistema de creencias y la misma pasión por seguir el camino de Dios. Cuando somos más jóvenes, es mejor empezar con nuestros padres. Otros grandes recursos son nuestros pastores y adultos de confianza en nuestras congregaciones. Incluso si estas personas no tienen experiencia en cuanto a la situación en particular, pueden darte orientación general y ayudarte a acudir a la persona apropiada para la situación específica.
Esta ciertamente no es una lista completa, y estoy seguro de que hay muchas otras consideraciones que podrían entrar en juego a lo largo del proceso de toma de decisiones. La vida puede ser complicada, y a veces podemos sentir que nos jalan en todas las direcciones al mismo tiempo. Pero espero que esto te sirva de pauta y ayuda a medida que ponderas las muchas decisiones importantes que deberás tomar en tu camino cristiano. Que puedas seguir adelante y llevar una vida espiritualmente satisfactoria y exitosa como Dios ha previsto para ti. BN