Para nuestros lectores jóvenes • Cómo construir la mejor relación matrimonial

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Para nuestros lectores jóvenes • Cómo construir la mejor relación matrimonial

A mis hijos, cuando eran pequeños, les encantaba jugar con una torre de anillos de plástico. Ésta constaba de siete anillos de colores que se ensartaban en un poste central amarillo. De todos los juguetes didácticos para niños, este era mi preferido: les ayudaba a aprender los colores, desarrollaba su motricidad óculo-manual y estimulaba sus mentes, ya que aprendían que para poder ensartar todos los anillos tenían que ponerlos en el orden correcto. Siempre se emocionaban al poner el último anillo, de color morado, porque esta era la prueba de que lo habían hecho bien.

Ciertos tipos de juguetes y rompecabezas como este solo pueden armarse de una sola manera. El desarrollo de relaciones que finalmente llevan al matrimonio también es como un rompecabezas que se completa paso a paso. Para que la relación funcione debemos tener no solo una base firme sobre la cual construir, sino que además debemos hacerlo en el orden correcto. Si no ponemos las piezas como corresponde, nunca sabremos lo que es sentir la emoción y la alegría de colocar la pieza final en la torre de nuestras relaciones.

La base espiritual

En una buena torre de relaciones, el anillo más grande va primero. Es algo que por lo general no se considera importante al momento de buscar una pareja, pero es el fundamento de las buenas amistades y también de la relación más importante entre un hombre y una mujer: la relación romántica. Este anillo tan especial representa la base espiritual. Un matrimonio exitoso es aquel en el cual Dios, quien es su autor, es el centro de la relación.

Como regla general no le damos importancia a la espiritualidad de los demás, pero si nos asociamos con personas de la misma fe, éstas tenderán a tener los mismos valores espirituales que nosotros.  Este tipo de amistades se forja en los servicios y campamentos de la Iglesia, como también en los eventos familiares patrocinados por ella y en las fiestas santas anuales. Si te relacionas con gente de tu misma fe, tendrás mayores  posibilidades de conocer a alguien con tus mismos valores espirituales.

La atracción física

Normalmente nos fijamos en alguien que puede tener un potencial romántico porque nos sentimos físicamente atraídos hacia él o ella. La atracción física es el segundo anillo en la construcción de nuestra relación. Puede que nos sintamos atraídos por el vívido color de sus ojos, su hermoso cabello, su encantadora sonrisa o sus músculos bien definidos. Cualquiera sea el rasgo que nos atrae de esa persona, nos hace querer conocerla.

La conexión social

Después de entablar una conversación con esa persona, uno comienza a aprender acerca de ella. Si se hace imposible desarrollar una conversación, probablemente ni siquiera existirá la posibilidad de tener una relación de amistad.

El tercer anillo en nuestra torre de relaciones es la conexión social. Como seres sociales, puede que nuestra personalidad fluctúe entre ser muy introvertidos y muy extrovertidos, pero en cualquier caso, nos sentiremos atraídos hacia quienes nos equilibran y nos hacen sentir cómodos. Aquí es cuando uno comienza a determinar si es que podría pasar toda la vida con un potencial esposo o esposa.

La compatibilidad mental

Durante las conversaciones aprendemos cómo piensa la otra persona, qué es lo que piensa, y a qué nivel. Si ambos están a un nivel mental igual o similar, disfrutarán  la conversación y la encontrarán estimulante. Tendrán la tendencia a refinarse mutuamente, tal como dice el proverbio: “Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro [que refleja la mente] de su amigo” (Proverbios 27:17). Cada uno podrá dar y recibir durante la conversación, compartiendo sus conocimientos y aprendiendo.  La compatibilidad mental es el cuarto anillo en nuestra torre de relaciones.

La madurez emocional

A continuación de la compatibilidad mental está la madurez emocional, que es el quinto anillo indispensable dentro de la relación. Muchas relaciones no logran salir adelante porque la pareja no es emocionalmente compatible. Ambas personas deben ser emocionalmente maduras para poder hablar abiertamente de sus sentimientos, deseos y pensamientos. Para que la relación prospere y tenga futuro, cada uno debe estar dispuesto a afrontar las responsabilidades emocionales que se requieren. Una relación, y luego el matrimonio, crecerá y se desarrollará día a día en la medida que cada uno apoye al otro.

La estabilidad psicológica

La madurez emocional conduce a la estabilidad psicológica. Emocionalmente, tú sabes que tu pareja estará a tu lado incondicionalmente y esto te dará confianza, porque tienes la seguridad de que siempre contarás con alguien dispuesto a ayudarte y apoyarte. Esta confianza hace que individualmente ustedes sean personas estables en su relación de pareja, dentro de su familia, su trabajo, y la congregación de su iglesia. Esto es simbolizado por los votos matrimoniales en la ceremonia nupcial, que son una declaración pública de su compromiso. La estabilidad psicológica es el sexto anillo vital en una relación duradera.

La conexión sexual

Después de que se han tomado progresivamente los seis pasos anteriores dentro de una relación, una persona espiritual y psicológicamente estable puede ahora comprometerse a poner en su lugar la última pieza de la torre en la relación hombre- mujer. Lamentablemente, en muchas de las relaciones que vemos hoy en día esta pieza se pone primero y no al final. Pero, tal como los anillos en el juguete descrito, la torre no se puede construir ni completar sin poner todas las partes en orden correlativo.

Muchas veces mis hijos querían poner primero el anillo más pequeño porque les cabía muy bien en sus pequeñas manitos, o porque su color era muy alegre y atractivo. Por lo general, en la relación hombre-mujer muchos se enfocan primero en el aspecto sexual por su gran atractivo.

Pero la relación sexual es el anillo que corona el vínculo entre el esposo y la esposa. Cuando se coloca al final, ayuda a mantener todo el resto de las piezas unidas. Es un ingrediente especial y unificador si se coloca en el orden correcto, pero cuando se pone en el orden equivocadoes destructivo para la relación. No puede unir efectivamente, tal como fue su intención, si el orden de las otras partes de la relación no es el apropiado.

La relación óptima entre un hombre y una mujer

¿Cómo puedes llegar a tener esa magnífica relación hombre-mujer que Dios diseñó, que te llenará de emoción y te traerá gran alegría? La relación óptima entre dos personas se construye de la misma forma que la torre en el juguete de anillos: éstos deben colocarse en el orden correcto. La torre de anillos era el juguete favorito de mis hijos y se ponían muy contentos cuando la completaban. Construir una relación es muy similar a completar esta torre: se necesita cada pieza, pero solamente en el orden, el lugar y el momento apropiados. Para construir una relación óptima entre un hombre y una mujer que culmine en un matrimonio feliz y fuerte, ¡coloca las piezas de la manera correcta!