P: ¿Qué significado tiene la Fiesta de Pentecostés para los cristianos? Preguntas y respuestas

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P: ¿Qué significado tiene la Fiesta de Pentecostés para los cristianos?

Preguntas y respuestas

R: Pentecostés, que este año cae el 1 de junio (comenzando la noche anterior al atardecer), es una de las fiestas santas de Dios descritas en Levítico 23 y, no por casualidad, el día en que comenzó la Iglesia del Nuevo Testamento según Hechos 2.

Para los antiguos israelitas, esta fiesta marcaba la ofrenda del producto inicial o “primicias” de la cosecha de trigo (Éxodo 34:22). También llamada “la fiesta de las semanas”, se celebraba siete semanas o 50 días (el nombre Pentecostés procede del griego y significa 50) después de la ofrenda de las primicias de la cosecha menor de cebada presentada durante la Fiesta de Panes sin Levadura (véase Levítico 23:4-22).

En una ceremonia especial, el sacerdote levantaba dos panes ante Dios como ofrenda. La ofrenda reconocía a Dios como Aquel que bendecía a Israel y le daba el fruto de la cosecha. Era una gran festividad, tanto de esperanza como de alegría.

Según la tradición judía, este era también el día en que Dios había dado a Israel los Diez Mandamientos. Pero los israelitas no tenían el Espíritu Santo de Dios en ellos, así que no obedecieron las leyes espirituales inmutables que Dios les había entregado.

En el Nuevo Testamento vemos un paralelo más profundo y significativo. Jesús mismo fue la primera de las primicias (1 Corintios 15:20, 23), representada por la gavilla de cebada que se mecía durante la Fiesta de los Panes sin Levadura. Y sus seguidores de esta era están representados por las primicias de la cosecha en Pentecostés, una cosecha espiritual de seres humanos (compare Santiago 1:18; Lucas 10:1-2; Juan 4:35).

Jesús prometió que al regresar al cielo después de su resurrección no iba a dejar a sus discípulos como huérfanos (Juan 14:18). Había dicho que tanto él como el Padre vendrían a ellos por y mediante de la presencia del Espíritu Santo que moraría en ellos (versículos 16-23).

Antes de su ascensión, les dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos [o esperad] vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49). Ese poder es el Espíritu Santo (Hechos 1:4-5). El Espíritu Santo fue dado a los discípulos el día de Pentecostés con el testimonio de milagros, como leemos en Hechos 2.

En aquella ocasión, la Iglesia de Dios surgió de repente y se añadieron a ella muchas más personas. Estas eran ahora las primicias del pueblo de Dios, la primera parte de su cosecha. A través del poder transformador del Espíritu Santo, ellos (y también nosotros), serían ahora capaces de vencer verdaderamente al pecado, obedeciendo los mandamientos como Dios desea. Y por medio de ese mismo poder, la Iglesia de Dios llevaría el evangelio a todo el mundo para que más personas fueran añadidas y formaran parte de la cosecha espiritual de Dios en la actualidad, en anticipación de la abundante cosecha del futuro.