La respuesta a la locura
Hoy en día todos tenemos demasiadas preocupaciones. Debemos cuidar a nuestras familias, ganarnos el sustento, pagar las cuentas y organizar nuestro tiempo. Nos preocupa que nuestros cheques de pago se encojan cada vez más con el aumento de los impuestos, y nos angustian las reducciones de salario, e incluso la pérdida del trabajo. A esto se añade el aumento en el costo de los seguros de salud y quizá también problemas de salud. No solo estamos preocupados de nuestras propias deudas, sino que además, de la deuda nacional que se cierne sobre nosotros. ¿Se hundirá nuestra nación bajo toda esta deuda? ¿Perderemos nuestras libertades?
Pareciera ser que todos están en guerra unos contra otros; tenemos que ser políticamente correctos cuando hablamos; las demandas se multiplican; todo tiene que ser puesto por escrito porque la gente no cumple con su palabra; nadie logra ponerse de acuerdo para resolver los grandes problemas que todos enfrentamos, y más encima tenemos que preocuparnos de nuestra seguridad y de proteger nuestros bienes y nuestra posesión más valiosa: nuestros hijos.
Y mientras los medios de comunicación alimentan nuestros temores con reportajes negativos, simultáneamente nos bombardean con lo que pareciera ser un sinfín de comerciales que se aprovechan de nuestra situación, recomendando soluciones para contrarrestar nuestras inseguridades. Nos ofrecen medicamentos especiales, antiácidos, protección de la identidad . . . y la lista suma y sigue.
Esta práctica, conocida como “explotación del miedo” o “tácticas de amedrentamiento”, logra que tales comerciales sean por lo general muy exitosos. “La razón es simple”, dice Todd Van Slyke, un instructor de publicidad del Instituto de Arte Schaumburg de Illinois. “El temor hace vulnerables a aquellas personas que tienen dudas sobre las cosas, o no saben acerca de ellas”, explica él. “La publicidad juega con nuestros temores innatos a lo desconocido o a algo que pueda matarnos. Es por esto que las tácticas de amedrentamiento son increíblemente efectivas” (citado en “The Four-Letter Word in Advertising: Fear” [La palabra de cuatro letras en la publicidad: Temor], Art Institute, InSite, ene. 27, 2010).
Vivir en este mundo tan alocado hace que uno quiera empacar todas sus cosas e irse a una isla. ¡Pero espere, no puede hacerlo . . . eso cuesta mucho dinero!
¿Hay alguna solución genuina para toda esta insania? Años atrás, un comercial de televisión que promovía un particular producto aromático de baño se aprovechó de nuestro estrés, declarando que al usarlo podríamos relajarnos y olvidarnos de nuestras preocupaciones. ¡Si solo fuera así de simple!
¡Pero hay buenas noticias! Hay una respuesta a toda la locura que nos rodea, y está escrita para nosotros en las páginas de la Biblia. La Biblia le muestra qué hacer cuando se vea enfrentado a sentimientos de temor, alarma y confusión.
El apóstol Pablo escribió: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Y Jesús dijo: “No os afanéis, pues, diciendo: ‘¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?’ Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:31-34).
Vuélvase hacia Dios con todo su corazón y ore, pidiéndole que le dé su paz. Estudie la Biblia con afán y descubra a Dios. Él lo puede librar de la ansiedad, la preocupación, el estrés y el temor. A pesar de todo lo que está pasando, ¡usted puede vivir en paz sabiendo que Dios cuidará de usted sin importar lo que pase en este loco mundo!