La influencia de Rusia en Estados Unidos y el mundo
La injerencia electoral rusa no hizo ganar la presidencia de Estados Unidos a Donald Trump en 2016, como argumentaron muchos adversarios políticos, pero a nadie debería sorprenderle que Rusia, rival de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, hubiera intentado influir en el resultado de una manera u otra. No cabe duda de que Rusia, al igual que la mayoría de las demás potencias mundiales importantes, ha tratado de influir en el resto del mundo desde hace largo tiempo para su propio beneficio.
Algunos de esos intentos, como invadir otras naciones por la fuerza, han sido evidentes y manifiestos. Otros, como los que repasaremos aquí, han sido mucho más sutiles, ¡pero igual de peligrosos en el largo plazo!
El objetivo ruso de dominar al mundo
Mucho antes de que la revolución comunista se apoderara de Rusia, Karl Marx, uno de los arquitectos intelectuales del comunismo junto con Friedrich Engels, escribió: “La política de Rusia es inmutable. Sus métodos, tácticas y maniobras pueden cambiar, pero la estrella polar de su política, el dominio mundial, es una estrella fija” (énfasis nuestro en todo este artículo).
Y efectivamente, cuando Rusia se hizo comunista, intentó dominar al mundo mediante la difusión del comunismo. Tras la revolución de 1917, otros antiguos territorios del Imperio ruso se unieron en 1922 para formar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Para expandir su influencia, la Unión Soviética estableció frentes comunistas en muchos países a través de sindicatos de trabajadores, organizaciones juveniles y deportivas, grupos de ayuda humanitaria, etc.
Durante este mismo periodo, el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, José Stalin, un exestudiante seminarista convertido en comunista empedernido y despiadado, consolidó su poder. Sus objetivos de transformar a Rusia resultaron en el envío de millones de personas a campos de prisioneros y su ejecución, así como la muerte de otros tantos millones a causa de la hambruna.
Después de contribuir a derrotar a las Potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética pasó a controlar gran parte de Europa del Este, donde instaló gobiernos comunistas en muchos países. La URSS también apoyó firmemente los movimientos abiertamente comunistas en Europa Central y Occidental y volvió a establecer muchas organizaciones comunistas de fachada por medio de sindicatos, grupos de jóvenes, de mujeres y de pacifistas.
Al aumentar el conflicto entre Occidente y la Unión Soviética junto con sus países satélites del bloque oriental, comenzó la Guerra Fría, un periodo de décadas de tensión y rivalidad que ocasionalmente vio estallar guerras “ardientes” y no tan frías entre los representantes de las principales potencias, como en Corea y Vietnam.
En 1949 los soviéticos obtuvieron una gran victoria cuando China cayó en manos de los revolucionarios comunistas de Mao Zedong, lo que llevó a la ejecución de entre uno y dos millones de terratenientes y la posterior muerte por inanición de unos 45 millones durante la reforma social del “Gran Salto Adelante” del Presidente Mao.
“¡Los enterraremos!”
Las tensiones de la Guerra Fría se intensificaron cuando Rusia (y más tarde China) desarrollaron bombas atómicas, seguidas en breve por bombas de hidrógeno mucho más potentes. Las relaciones entre Oriente y Occidente tocaron fondo a finales de 1956 cuando, en una recepción en la embajada de Polonia en Moscú, el primer ministro soviético Nikita Khruschev se jactó ante un grupo de diplomáticos occidentales: “Les guste a ustedes o no, la historia está de nuestra parte. ¡Los enterraremos!”
Cuando Khruschev pronunció aquellas palabras, un tercio de la población mundial vivía bajo alguna forma de gobierno comunista.
Además de las repúblicas soviéticas, los siguientes países se harían comunistas en algún momento de su historia: Afganistán, Albania, Angola, Benín, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Camboya, China, Croacia, Cuba, República Checa, República Democrática del Congo, Alemania del Este, Eritrea, Etiopía, Hungría, Laos, Mongolia, Montenegro, Mozambique, Corea del Norte, Polonia, República de Macedonia, Rumanía, Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, Somalia, Vietnam y Yemen.
Los soviéticos estaban trabajando duro para lograr su meta de un mundo dominado por el comunismo. Para muchos, ¡parecía que la jactancia de Khruschev se iba a hacer realidad!
Y aquí es donde la historia de los intentos rusos de influir sobre Estados Unidos y Occidente se vuelve realmente interesante.
Derrotar a Occidente por otros medios
Como la Unión Soviética y Estados Unidos estaban armados hasta los dientes con arsenales nucleares, ambas partes sabían que una guerra total estaba fuera de cualquier consideración. Los dos países reconocían que la guerra nuclear era imposible de ganar, porque gran parte del mundo sería aniquilado en un holocausto nuclear.
Por tanto, los soviéticos recurrieron a otros métodos que habían tenido éxito en los años veinte y treinta: la infiltración de Occidente por medio de grupos y organizaciones de fachada y agentes comunistas. En realidad dichos esfuerzos nunca habían cesado durante los años intermedios; ahora simplemente se intensificaron.
El 26 de marzo de 1947, J. Edgar Hoover, director de la Oficina Federal de Investigación (o FBI por sus siglas en inglés), que había estado luchando contra la influencia comunista desde 1919, se dirigió al Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Advirtió sobre los intentos generalizados de los comunistas por infiltrarse en la sociedad estadounidense, concretamente a través de las películas de Hollywood, el entretenimiento radiofónico, los sindicatos, el gobierno federal y diversas organizaciones de fachada.
Señaló que en los últimos años el FBI había investigado casi 6500 casos en los que se sospechaba que empleados del Gobierno estaban involucrados en organizaciones que abogaban por el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos, lo que dio lugar a la dimisión o el despido de casi 2000 empleados.
Advirtió que incluso los programas gubernamentales se utilizaban como frentes para promover los objetivos comunistas-socialistas, y que incluso la religión y la educación eran campos fértiles para el avance de la ideología comunista:
“Temo que si las juntas escolares y los padres siguen tolerando estas condiciones, los comunistas y los estudiantes extranjeros, bajo el disfraz de la libertad académica, les enseñarán a nuestros jóvenes un modo de vida que finalmente destruirá la santidad del hogar, socavará la fe en Dios, les hará despreciar el respeto a la autoridad y sabotear nuestra venerada Constitución”.
En 1959 Hoover publicó un libro titulado Masters of Deceit: The Story of Communism in America and How to Fight It (Maestros del engaño: La historia del comunismo en Estados Unidos y cómo combatirlo). El prólogo advertía: “No hay duda de que Estados Unidos es ahora el principal objetivo del comunismo internacional . . . Pero puede que no nos enteremos de ello hasta que sea demasiado tarde para reconocer quiénes son los comunistas, lo que están haciendo, y lo que nosotros mismos, por tanto, debemos hacer para derrotarlos”.
Predicciones de la transformación de Estados Unidos y el mundo
En 1958, mientras Hoover escribía Masters of Deceit, se publicó otro libro titulado The Naked Communist (El comunismo al desnudo). Su autor, Cleon Skousen, era un jefe de policía, abogado y exagente del FBI que había pasado gran parte de su carrera en el FBI estudiando la ideología, metodología e infiltración de los comunistas, al igual que Hoover. El libro fue bastante popular, y con el tiempo vendió más de un millón de ejemplares. Lo destacable en The Naked Communist es una sección en la que Skousen enumera 45 “objetivos comunistas actuales”. Habiendo investigado el comunismo durante años como agente del FBI, Skousen estaba muy familiarizado con sus objetivos, planes y metodología. Su lista fue tan premonitoria, que se leyó en los Archivos del Congreso el 10 de enero de 1963.
La falta de espacio nos impide citar los 45 objetivos y comentar acerca de ellos. Los lectores interesados pueden encontrarlos en línea, en el libro de Skousen o en el libro de 2011 The Naked Truth: The Naked Communist-Revisited (La verdad desnuda: Reevaluación de El comunismo al desnudo), de James Bowers. Sin embargo, examinaremos aquí algunos de los objetivos planteados, teniendo en cuenta que fueron publicados hace más de 60 años.
Objetivos comunistas alcanzados en la escena internacional
Con el colapso de la Unión Soviética en 1991, era obvio que algunos objetivos de la lista finalmente no se alcanzarían. Pero es sorprendente la cantidad de objetivos que sí se alcanzaron en tan poco tiempo.
- El número 7 de la lista, por ejemplo, era “Conceder el reconocimiento a la China Roja. Admisión de la China Roja en la ONU”. Desde 1945 hasta 1971, la República de China (ahora conocida como Taiwán) fue miembro fundador de las Naciones Unidas y uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Pero en 1971, a la dictadura comunista de la China Roja (o República Popular China) se le otorgó la membresía en la ONU y también un puesto en el Consejo de Seguridad (y el poder de veto que lo acompaña) que pertenecía a la República de China (Taiwán). Esta acabó siendo expulsada sin contemplaciones de la ONU, ¡la única nación que ha sido expulsada en toda la historia!
- El número 44 de la lista era “Internacionalizar el canal de Panamá”. Después de su apertura en 1914, el canal de Panamá fue aclamado como una de las siete maravillas del mundo moderno, ya que beneficiaba a todas las naciones. Pero en 1977, tras la incesante presión del presidente estadounidense Jimmy Carter y del dictador panameño Omar Torrijos, el Senado de Estados Unidos abolió el tratado por el cual Estados Unidos controlaba el canal, lo que condujo a su transferencia gradual a Panamá en 1999. Y si bien Panamá es ahora propietaria del canal, ¿quién es el dueño y administrador de los puertos que controlan el tráfico a través de él? Respuesta: ¡dos empresas chinas que tienen fuertes vínculos con el gobierno comunista de la China Roja!
- El número 43 de la lista era “Derribar todos los gobiernos coloniales antes de que las poblaciones nativas estén preparadas para el autogobierno”. Aunque la libertad es una gran bendición, cuando se otorga o se gana en el momento equivocado o demasiado pronto, sin la preparación adecuada, puede acabar convirtiéndose en una maldición.
La lista de países que se han independizado desde 1958, cuando Skousen escribió estas palabras, incluye a muchas naciones que se han visto asoladas por las guerras, la corrupción, el hambre, los disturbios civiles y prácticamente todos los males imaginables causados por el ser humano, en su mayoría debido a que estaban muy poco preparadas para el autogobierno. Hoy en día, la mayoría de ellas están mucho peor que cuando eran gobernadas por otras naciones.
Transformar a Estados Unidos y Occidente desde dentro
Los tres objetivos geopolíticos descritos anteriormente debilitaron sin duda la posición internacional de Estados Unidos y Occidente. Pero igual de perjudiciales, si no más, fueron los objetivos dirigidos a debilitar la sociedad occidental desde su interior. Analicemos algunos de estos objetivos:
- Número 28: “Eliminar la oración o cualquier clase de expresión religiosa en las escuelas por considerar que violan el principio de ‘separación de iglesia y Estado’”. En 1962 y 1963, la Corte Suprema de Estados Unidos eliminó la oración y la lectura de la Biblia en las escuelas públicas, poniendo fin a prácticas que habían sido habituales durante casi dos siglos desde que se fundó la nación. Estas decisiones expulsaron a Dios no solo de las escuelas públicas estadounidenses, sino también de la vida pública. El currículo de los planes de estudio de las escuelas públicas cambió a un punto de vista nihilista, centrado en la evolución, que provocó un devastador impacto en las vidas de millones de escolares.
- Número 40: “Desacreditar a la familia como institución. Fomentar la promiscuidad y el divorcio fácil”. La familia está claramente bajo asalto desde todas las direcciones. La década de 1960 fue testigo de una gran revolución cultural en los Estados Unidos. Las píldoras anticonceptivas eliminaron en gran medida una de las principales consecuencias del sexo extramarital, y las tasas de sexo prematrimonial se dispararon. Desde 1958, cuando Skousen enumeró estos objetivos, hasta 1990, las tasas de divorcio se duplicaron con creces. Ahora, aproximadamente la mitad de los matrimonios estadounidenses acaban en divorcio. La tasa de divorcio se ha mantenido estable en los últimos años, ¡pero solo por el simple hecho de que muchas parejas de hoy ni siquiera se molestan en casarse!
- Número 25: “Socavar los estándares culturales de moralidad fomentando la pornografía y la obscenidad en libros, revistas, películas, radio y televisión”. Este objetivo se ha cumplido tan a fondo, que la mayoría de los occidentales ya ni siquiera saben que hubo una época en la que el entretenimiento no estaba saturado de sexo, desnudez, blasfemia, humor de cloaca, violencia y sangre. La pornografía está ahora tan extendida en Internet y en los dispositivos electrónicos, que algunos investigadores han calculado que la edad promedio de la primera exposición a la pornografía es de ocho años.
- Número 26: “Presentar la homosexualidad, la degeneración y la promiscuidad como algo ‘normal, natural y saludable’”. Antes de que se prohibiera la oración y la lectura de la Biblia en las escuelas de Estados Unidos, era común que se enseñara un cierto nivel de moralidad. ¡Cómo ha cambiado todo esto! Hoy en día, muchas escuelas reparten preservativos gratuitos a los alumnos (junto a clases de educación sexual en las que se hacen demostraciones gráficas de cómo usarlos). Algunas escuelas han enfurecido a los padres por impartir clases sobre sexo homosexual y lésbico, exploración transgénero y, en general, alentando todo tipo de exploración sexual.
- Número 17: “Obtener el control de las escuelas. Utilizarlas como correas de transmisión del socialismo . . . Atenuar el plan de estudios. Controlar las asociaciones de profesores. Poner la ideología del partido en los libros de texto”. Además de ejemplos como los anteriores, los planes de estudio de las escuelas públicas han cambiado radicalmente en las últimas décadas a medida que los profesores y administradores de tendencia izquierdista han consolidado el control.
Las escuelas y universidades se han convertido en “correas de transmisión” de las ideas socialistas, hasta el punto en que una clara mayoría de estadounidenses menores de 30 años ven ahora el socialismo de manera positiva y no apoyan el capitalismo o la libre empresa. Y aunque el gasto en educación de Estados Unidos es el más alto del mundo, con más de 13 000 dólares por alumno, los estudiantes de esta nación se sitúan apenas por encima del promedio en ciencias, matemáticas y lectura en comparación con otros países civilizados, y sus calificaciones están estancadas o en descenso.
Muchos estudiantes se gradúan de la escuela secundaria sin saber leer, o necesitan clases de recuperación en la universidad. Los guardias y policías armados son un elemento fijo en muchas escuelas. Todo esto en una nación que durante décadas fue un modelo para el mundo.
¿Cuál es el origen de nuestros valores y creencias?
El mundo actual, la sociedad humana, no es el mundo de Dios. La Biblia nos dice que Satanás el diablo es “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). Este ser perverso es el que reina sobre la Tierra hoy en día y engaña a toda la humanidad para que siga sus caminos y no los de Dios (Apocalipsis 12:9). Dios nos dice que “el mundo entero está bajo el control del maligno”, bajo la poderosa influencia y control de Satanás (1 Juan 5:19, Nueva Versión Internacional).
Fue ciertamente bajo la influencia de Satanás que Karl Marx, la mente maestra detrás del comunismo, dijo: “Mi objetivo en la vida es destronar a Dios y destruir el capitalismo”. También dijo: “El primer requisito para la felicidad del pueblo es la abolición de la religión”. No debe sorprendernos que un sistema impío y anti-Dios como el comunismo tenga en sus garras a millones de personas, o que procure expandir esa influencia sobre el mundo entero. Como muchas otras formas de desgobierno humano, ha tenido el apoyo de una poderosa influencia espiritual.
Aunque la propia Unión Soviética se derrumbó hace una generación, en 1991, los tentáculos del comunismo siguen vivos en el socialismo que se ha propagado por los Gobiernos de Occidente. Como dijo el propio Vladimir Lenin: “La meta del socialismo es el comunismo”.
No olvidemos que uno de los principales candidatos a la presidencia de Estados Unidos en 2016, y de nuevo en 2020, fue un socialista declarado que se presentó con una plataforma socialista. Una encuesta reciente del American Culture and Faith Institute mostró que el 40 % de todos los estadounidenses prefieren ahora el socialismo al capitalismo. Obviamente, muchos han olvidado las economías atrasadas y desmoronadas y los fallidos gobiernos socialistas y comunistas de hace una generación y no ven el peligro del rumbo que llevan Estados Unidos y Occidente. (Para más información sobre lo que dice la Biblia sobre su futuro, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita Los Estados Unidos y Gran Bretaña en la profecía bíblica).
Además, debemos recordar que mientras los dirigentes soviéticos señalaban con el dedo a las naciones occidentales como cada vez más decadentes, pusilánimes y corruptas, contribuían intencionadamente a esa espiral descendente mediante el debilitamiento de los valores occidentales con la esperanza de someter a estos países al dominio comunista. Irónicamente, los líderes rusos de hoy en día siguen denunciando la degradación de la moral occidental, mientras que la propia Rusia ha repudiado varios aspectos de su pasado comunista. Sin embargo, sus líderes mismos no están exentos de corrupción moral, ya que buscan debilitar aún más a Occidente mientras aumentan su propio poder y control sobre su propio pueblo y otras naciones. Esta es la misma estrategia de Satanás contra toda la humanidad.
Resistamos las influencias corruptoras que pretenden debilitarnos y destruirnos acudiendo a Dios y a su Palabra para la liberación definitiva. Felizmente se acerca el día en que él guiará a los rusos, a los estadounidenses y a todos los pueblos hacia sus caminos de justicia y paz. BN