Jesucristo: El más grande de los profetas

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Jesucristo: El más grande de los profetas

Bienvenido a la séptima lección de la serie “La profecía bíblica y usted”.

La profecía bíblica se centra en Jesucristo. La última lección en esta serie se refirió a profecías del Antiguo Testamento que predijeron muchísimos detalles de su primera venida: su nacimiento, vida, muerte y resurrección. La siguiente lección se enfocará en profecías de su segunda venida, ¡la cual será el punto culminante de la historia humana!

Pero esta lección se enfoca en Jesucristo mismo, como el mayor de los profetas que jamás vivió. Un profeta es alguien que Dios ha enviado a hablar en su lugar para declarar su voluntad y juicio en el presente y lo que aún está por venir. Jesucristo proclamó ambas cosas.

Primero que nada, él es el miembro de la familia de Dios que inspiró directamente todas las profecías que encontramos en la Biblia. Podríamos llamar al apóstol Juan un profeta porque él escribió el libro de Apocalipsis, pero este libro es en realidad “la revelación de Jesucristo”, la cual Dios el Padre le dio, y que Juan simplemente registró (Apocalipsis 1:1).

Adicionalmente, durante su ministerio terrenal Jesús proclamó personalmente alrededor de cien profecías — algo increíble, ya que la mayoría de la gente de hoy ni siquiera se da cuenta de que Jesús fue un profeta. ¡Una gran parte de sus enseñanzas fueron proféticas! Y sus asombrosas profecías aclaran muchas otras profecías bíblicas, especialmente aquellas del tiempo del fin.

El profeta que asumió el lugar de Moisés

Jesús de Nazaret fue en realidad el gran “profeta” anunciado anteriormente por Moisés.

Después de haber sido liberados de la esclavitud en Egipto y haber deambulado en el desierto por casi 40 años, los israelitas estaban listos para cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida. En esta ocasión, Dios inspiró a Moisés a resumir lo que habían experimentado y lo que Dios les había enseñado. Ese resumen es el libro de Deuteronomio.

Moisés les recordó a los israelitas que Dios no le había permitido entrar en la Tierra Prometida porque en cierta ocasión había desobedecido impetuosamente las instrucciones específicas de Dios para lidiar con la nación (Números 20:7-12; Deuteronomio 3:23-28).

Los israelitas deben haberse sentido muy nerviosos con la idea de enfrentar nuevos desafíos y peligros sin Moisés, quien los había guiado por 40 años. Para tranquilizarlos, Dios hizo tres cosas: primero, les recordó a todos que él, el Eterno, estaba a cargo y que personalmente los guiaría y protegería (Deuteronomio 31:8).

Segundo, él designó a Josué para que asumiera el rol de Moisés y le dijo “como estuve con Moisés, estaré contigo” (Números 27:18-20; Josué 1:5).

Tercero, Dios les dio a Moisés y a la nación la profecía de que algún día habría otro profeta como Moisés. Dios dijo: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deuteronomio 18:18).

Durante el ministerio de Cristo hubo ocasiones en que la gente adivinó que él era “el profeta” prometido (Juan 6:14; 7:40). Después de la resurrección de Jesús, Pedro y Esteban declararon que Jesús era en realidad “el profeta” anunciado por medio de Moisés (Hechos 3:20-23; 7:37).

Lo que Jesús predijo

Según algunos cálculos, las profecías acerca del futuro que Jesucristo entregó durante su ministerio y que quedaron registradas fueron aproximadamente cien. Muchas eran acerca de su regreso a la Tierra y otros eventos de los últimos tiempos.

Muchas otras fueron acerca de lo que ocurriría poco después de que hablara: su arresto, juicio, sufrimiento, muerte y resurrección. En parte, él siempre estaba tratando de preparar a sus discípulos para todo lo que acontecería. Pero más que eso, sus profecías, respaldadas con sus cumplimientos precisos, constituyen la mayor prueba de que él era exactamente quien proclamaba ser.

Tomemos nota ahora de varias profecías importantes que Cristo entregó y sus cumplimientos.

¿Profetizó Jesús cosas específicas acerca de sus discípulos?

“Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

“Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho . . . 

“Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

“Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.

 “Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mateo 26:21-25, 31-34).

Aquí Jesús predijo que Judas Iscariote lo traicionaría, que todos sus discípulos se dispersarían y que Pedro lo negaría tres veces, y todo ello se cumplió exactamente como él dijo (Mateo 26:47-50, 56, 69-75).

▶ Jesús dijo “¡Ay!” en cuanto a tres ciudades de su tiempo. ¿Qué pasó con ellas?

“Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras.

“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades [es decir, hasta el suelo] serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mateo 11:20-24).

Jesús predicó y llevó a cabo grandes milagros en tres ciudades en las que la mayoría de la gente reaccionó con incredulidad. Luego Jesús “comenzó a reconvenir a las ciudades”, diciendo: “¡Ay de ti . . .!”

Hoy en día no queda casi nada de esas tres ciudades. Barnes’ Notes on the New Testament [Notas de Barnes sobre el Nuevo Testamento] dice: “Esto ha sido cumplido estrictamente. En las guerras entre los judíos y romanos, Corazín, Betsaida, Capernaum, etc., fueron tan completamente arrasadas que es difícil determinar su situación pasada” (nota sobre el versículo 23).

La gente que vivió en esas ciudades tendrá algún día la oportunidad de arrepentirse y recibir la salvación, pero el destino de esas naciones es testimonio de cuán precisa fue esta declaración de Jesús.

¿Vaticinó Jesús la destrucción del templo y de Jerusalén?

“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:1-2).

“Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:20-24; compare con Lucas 23:27-31).

La destrucción de Jerusalén y de su templo en 70 d. C. por el ejército romano bajo Tito fue el primer cumplimiento de esta profecía. Otra destrucción se llevará a cabo en el futuro, ya que la profecía del monte de los Olivos tiene que ver principalmente con el “fin del siglo” (Mateo 24:3).

¿Vaticinó Jesús que moriría y resucitaría en tres días?

 “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo” (Juan 2:19-21).

“Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano” (Marcos 14:58).

“Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días” (Marcos 8:31).

En ciertas ocasiones Jesús dijo que resucitaría “en tres días”, lo que significa que no serían más de tres días. Otras veces, él dijo “después de tres días”, que significa no menos de tres días. Juntas, estas declaraciones muestran que sus resurrección ocurriría justo en tres días.

¿Anunció Jesús que su cuerpo estaría en la tumba por “tres días y tres noches”?

“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:38-40).

Jesús había llevado a cabo muchos milagros públicamente, y aun así los hostiles fariseos le pidieron otra “señal”. En ese punto Jesús no los entretuvo con otro milagro, sino que les dio la señal y prueba principal de que él era quien decía ser: el Mesías y el Hijo de Dios. Él dijo que después de morir, estaría “en el corazón de la tierra tres días y tres noches”.

La idea popular de una crucifixión que se llevó a cabo un viernes por la tarde y una resurrección que ocurrió la mañana de un domingo ¡no encaja en tres días y tres noches! La verdad es que Jesús murió y fue colocado en la tumba un miércoles por la tarde y resucitó el siguiente sábado por la tarde.

¿Prometió Jesús que vendría a la Tierra una segunda vez?

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).

“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38).

“Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lucas 12:40).

“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria” (Lucas 21:27).

Jesús se refirió reiteradamente a su segunda venida en sus declaraciones y parábolas.

¿Profetizó Jesús el terrible engaño del futuro, especialmente en el tiempo del fin?

Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:4-5).

 “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:11).

Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis” (Mateo 24:23-26).

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:15-23).

Jesús comenzó su profecía del monte de los Olivos acerca del tiempo del fin con las palabras “Mirad que nadie os engañe”, y les advirtió una y otra vez sobre los impostores. Algunos de los engaños se hacen en su nombre, por aquellos que lo llaman Señor y dicen ser cristianos, pero enseñan en contra de la Biblia. ¿Qué piensa Cristo de aquellos que se hacen pasar por sus seguidores mientras predican y viven en contra de la verdad? En el tiempo del juicio, él les dirá “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (v. 23).

¿Indicó Jesucristo que muchos en el tiempo del fin proclamarán que esos son los últimos días?

“Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos” (Lucas 21:8).

Jesús advirtió que habría una cantidad aparentemente interminable de individuos que reconocerían que él es el Cristo, pero no enseñarían la verdad. Hoy vemos que líderes tanto religiosos como seculares dicen que nos estamos acercando al fin del mundo como lo conocemos, pero con mensajes ampliamente divergentes acerca de lo que debemos hacer. ¿Puede ser esta la forma en la cual Satanás está creando tantos mensajes falsos que se vuelve difícil para los oyentes distinguir quien enseña la verdad de la Biblia?

¿Prometió Jesús que edificaría su Iglesia?

“. . . y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

Jesús prometió que edificaría su Iglesia, y así lo hizo. También prometió “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). La Iglesia comenzó con el poder de Dios, como se describe en Hechos 2, y ha continuado existiendo a pesar de la increíble oposición de Satanás y muchos otros enemigos. Incluso con la persecución y martirio periódico de verdaderos cristianos, la Iglesia ha sobrevivido y continúa haciendo la obra de Dios de predicar el evangelio del Reino de Dios y enseñando y cuidando a aquellos que Dios ha llamado. Cubriremos mucho más acerca de la Iglesia en otras lecciones.

Póngalo en práctica ahora

Lea el importante capítulo 24 de Mateo, la profecía del monte de los Olivos, aunque en realidad ella continúa a lo largo del capítulo 25 con tres parábolas proféticas. Esta es una extensa profecía de las principales tendencias y acontecimientos que conllevarán a la segunda venida de Cristo. Además, es espiritualmente muy aleccionadora e instructiva.

Anote las cosas que Cristo nos pide que hagamos durante nuestra preparación para los conflictivos tiempos del fin y el maravilloso Reino de Dios que Cristo traerá a su regreso, y  lea nuestra guía de estudio gratuita ¿Estamos viviendo en los últimos días? para una explicación profunda de esta profecía.  BN