¿Está buscando orientación donde no la hay?

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¿Está buscando orientación donde no la hay?

 

En cualquier nación que usted viva, sus habitantes enfrentan una multitud de angustiosos problemas. Estos pueden incluir la economía, delincuencia, desempleo, falta de vivienda, pobreza, inflación, corrupción, escasez de alimentos y combustible, inmigración ilegal, guerras, terrorismo y otros temas importantes. Quizá usted se pregunte qué está pasando. ¿Por qué no se resuelven estos problemas, sino que incluso empeoran cada día?

Además, en cuanto a lo personal, tal vez quiera saber cómo proceder en cuestiones de matrimonio, moralidad, paternidad, finanzas personales, deudas, cobertura de salud, vivienda y seguridad. ¿Y cómo enfrentar temas de adicción, discapacidad, soledad, miedo, ansiedad, estrés, tristeza e ira? De nuevo, ¿dónde puede encontrar la dirección necesaria cuando se trata de asuntos tan urgentes?

Muchos buscan orientación acudiendo a escuelas, universidades, psicólogos, asesores financieros, agencias de servicios sociales y otras organizaciones. Además, frecuentemente se recurre al Gobierno y a la religión para encontrar alivio y guía. Pero ¿son confiables estas fuentes? ¿Dónde podemos encontrar una orientación infalible?

Buscando ayuda en la política y la religión

Según el Índice de Democracia anual de The Economist Intelligent Unit [Unidad de Inteligencia del Economist, una división de investigación), en 2024 los habitantes de casi 60 de los cerca de 200 países del mundo vivirán bajo un régimen autoritario o dictatorial (WorldPopulationReview.com). En otras naciones, los partidos políticos se disputan el dominio recurriendo al electorado. En uno y otro caso, la gente espera que las autoridades gubernamentales promulguen leyes y políticas que conduzcan a la solución de numerosos problemas. No obstante, en  ambos casos las necesidades quedan insatisfechas y las promesas incumplidas.

En un estudio de 53 países en 2024, Political Party Database Project (Proyecto de Base de Datos de Partidos Políticos) enumera 280 partidos importantes, en promedio más de cinco por gobierno nacional (PoliticalPartyDB.org). Entre todas las diferentes filosofías y programas de todas estas facciones no existe una visión unificada sobre nada ni  hay acuerdo sobre cómo resolver los problemas difíciles. Entonces, ¿cuál de las corrientes aceptar? Es preciso tener en cuenta las interminables discusiones y los hostiles enfrentamientos de los políticos a la hora de legislar. Además, sus propuestas por lo general se debaten ampliamente en los medios de comunicación, en podcasts y en foros. Ya que encontrar soluciones perfectas es casi imposible, el resultado es riesgoso y, de hecho, no es más que una mezcolanza de medidas incompletas que no satisfacen a nadie.

Una vez más, ¿quién o qué puede conducirnos a resolver tantos asuntos problemáticos de la existencia humana?

¿Y qué hay de la religión? Uno podría pensar que, sin duda, en ella podrían encontrarse fácilmente soluciones sabias y armoniosas. ¡Pero no es así! Tanto la experiencia como la enseñanza religiosa de origen humano son inevitablemente conflictivas y causa de división; más aún, han sido fuente de confusión y desacuerdo a lo largo de la historia del mundo. Según Christianity.com (Cristianismo.com), “hay tantas religiones que nadie puede precisar cuántas son. Los expertos han estimado que hay entre 4000 y 10 000, o más”.

Aun en las grandes corrientes religiosas también hay subdivisiones, incluido el cristianismo. La Universidad Wesleyana lo señala en su página web: “Un conteo reciente muestra que hay 33 089 denominaciones cristianas en todo el mundo, incluida la más grande, la Iglesia católica romana (con mil millones de feligreses), 25 corrientes principales de ortodoxia oriental, muchas variedades de protestantismo, e iglesias minúsculas con menos de 100 miembros que se reúnen en locales comerciales. Entre ellas hay iglesias cuyo gobierno es de tipo democrático, conciliarista [doctrina que afirma la superioridad del concilio universal sobre el pontífice romano] o autoritario; iglesias cuyo culto es ceremonial, eufórico o mayormente silencioso; iglesias cuya política es conservadora, liberal, radical o quietista [doctrina mística que busca la perfección del alma humana mediante la anulación de la voluntad y la contemplación pasiva para unirse con Dios]”.

Si todas estas organizaciones eclesiásticas afirman creer en el mismo Dios, ¿por qué están tan divididas? El apóstol Pablo preguntó en tono de reproche a una congregación acosada por el faccionalismo: “¿Está Cristo dividido?”. Y animó a los miembros a “que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones” (1 Corintios 1:10, 13). Además, Pablo escribió que “Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Corintios 14:33).

Y ya que es imposible que todas las creencias de las iglesias de hoy sean ciertas, puesto que se contradicen, ¿cómo confiar en que ofrezcan respuestas sabias a las inquietudes de la gente sobre el propósito y significado de la vida y cómo vivir con rectitud? A todo esto se agregan las noticias sobre los escándalos, corrupción y liderazgo hipócrita de varias iglesias y ministros religiosos, que a los ojos de muchas personas generan una gran crisis de credibilidad.

Corrupción debida a decisiones equivocadas

En vista de todas las divisiones, desacuerdos e incoherencias tanto en el ámbito secular como en el religioso, no es difícil entender por qué normalmente tantos problemas quedan sin solución y dejan a la gente confundida y sin saber qué hacer. Y si bien lo anterior puede ser desalentador, cabe hacer una pregunta importante: ¿Será posible que la gente esté buscando una guía en las fuentes equivocadas, habiendo descartado la realmente verdadera?

La verdad es que existe una fuente en la que usted siempre puede confiar y que lo guiará en la dirección correcta, pero la gente la ha subestimado durante casi el mismo tiempo que ha existido la humanidad. Para saber cuál es, tenemos que remontarnos hasta la creación de los primeros seres humanos, Adán y Eva, en el huerto de Edén (Génesis 2:7, 18). Las decisiones y hechos de los primeros padres de la humanidad dieron inicio al estado actual de las cosas en la sociedad.

El Creador Eterno plantó en medio del huerto dos árboles especiales, cada uno con un significado vital. “El árbol de la vida” simbolizaba la sumisión a Dios y su oferta de la vida eterna, mientras que  “el árbol del conocimiento del bien y del mal” era símbolo de la autodeterminación y voluntad propia que conducen a la muerte (Génesis 2:8-9). Dios les dio a Adán y Eva la orden explícita de comer el fruto de cualquier árbol del huerto, excepto el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 3:2-3).

Pero un día, hallándose Eva sola en un lugar del huerto, Satanás el diablo se le apareció en forma de serpiente y la tentó con lo atractivo y apetitoso que era el fruto prohibido. En su engaño, insinuó astutamente que no era justo que Dios le prohibiera comer un alimento tan delicioso.

Al caer en la trampa, Eva comió del fruto y también le dio a Adán para que comiera; él no fue engañado, sino que desobedeció voluntariamente a Dios, por tanto, la pareja quedó bajo la pena de muerte (Romanos 6:23). Debido a su desobediencia, Dios los expulsó del huerto e impidió que tanto ellos como  su descendencia tuvieran acceso al árbol de la vida (Génesis 3:22-24).

Un mundo engañado y extraviado

El pecado de Adán y Eva abrió la puerta a la muerte en el mundo, y como consecuencia todos sus descendientes, incluidos nosotros, hemos quedado bajo la pena de muerte, puesto que también hemos pecado (Romanos 5:12; Hebreos 9:27). Sin embargo, debido a la gran misericordia de Dios, él dispuso un plan para redimir a la humanidad de esa sentencia de muerte definitiva mediante la invaluable sangre derramada de su Hijo, Jesucristo (1 Corintios 15:22; Efesios 1:7). (Para aprender más sobre este tema vital, solicite nuestra guía de estudio gratuita ¿Qué sucede después de la muerte?).

Desde la época de Adán y Eva hasta hoy, los seres humanos han imitado lo que hicieron sus padres originales, optando obstinadamente por ser tercos y egoístas en tanto han dejado de creer en Dios y obedecerlo. Así que la humanidad ha experimentado con todas las estructuras y filosofías sociales imaginables, al igual que con innumerables sistemas económicos, judiciales y gubernamentales para encontrar el camino que debe seguir.

¿Cuál ha sido el resultado? Todo lo que vemos hoy a nuestro alrededor: el mundo entero está colmado de conflictos, desorden y confusión, y la gente hace “lo que parece correcto” pero que en realidad es insensato y nefasto (Proverbios 12:15; 14:12).

En este contexto, considere el ejemplo de los antiguos israelitas. Dios los escogió especialmente como su propio pueblo y les ofreció su guía y protección perfectas. Quería que, como nación, fueran un modelo para todas las demás. Con este fin les dio sus Diez Mandamientos, estatutos y juicios, y los instruyó para que guardaran fielmente este camino de obediencia y así les fuera bien (Deuteronomio 6:3, 18).  Sin embargo, el pueblo se apartó de Dios y decidió seguir su propio camino, con resultados desastrosos. Como escribió el profeta Isaías: “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron al Eterno, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Isaías 1:4).

Sin embargo, aunque seguían ofendiendo a Dios, él envió profetas a los líderes y al pueblo de la nación exhortándolos a arrepentirse y a volverse a él en obediencia (Isaías 59:1-2). Pero persistían en no escuchar ni obedecer. Isaías describe su condición: “Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz” (vv. 7-8).

Lo mismo sigue vigente para todas las naciones de hoy, pues ignoran a su Creador en tanto que vanamente buscan en cualquier parte y a todas horas cómo librarse de sus angustias.

Seguir a Dios y la verdad de su Palabra a través de Cristo

Aunque la nación en la que usted vive probablemente no se volverá a Dios en arrepentimiento, ¡usted por su parte sí puede hacerlo! Tiene la oportunidad personal de rechazar el camino desastroso, rutinario y destructivo del hombre y la sociedad. En cambio, puede reedificar su vida sobre la base sólida del conocimiento: la revelación de la verdad de Dios, disponible para nosotros ahora a través de su Palabra perfecta, la Santa Biblia.

Ella afirma: “No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación” (Salmo 146:3). Y como dice Isaías 2:22: “Dejen ya de confiar en el hombre, que depende del aire que respira. ¿Qué tanto puede valer?” (Reina Valera Contemporánea). El profeta Jeremías fue inspirado a escribir que “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23).

Estos versículos tienen que ver con el razonamiento humano, la política, la filosofía, las ideologías y las creencias religiosas creadas por el hombre. La alternativa perfecta a todo ello es depositar plenamente su confianza en Dios y en su Palabra, y dejar de buscar en otros lugares las respuestas a las preguntas de la vida y a las formas de proceder. El gran deseo de Dios es que usted “lo reconozca, y él enderece sus caminos” (Proverbios 3:6).

¿Está buscando algo? Quizá lo tenga ante sus propios ojos, esta revista, Las Buenas Noticias y en nuestros programas de televisión Beyond Today en español. Enseñamos abiertamente la verdad de las Sagradas Escrituras a pesar de las críticas provenientes del cristianismo tradicional. No tememos contradecir las creencias cristianas que se profesan desde hace tanto tiempo pero que no se ajustan a las claras enseñanzas bíblicas. Aunque entendemos que muchas personas son sinceras en lo que creen, al mismo tiempo consideramos que, a pesar de su sinceridad, pueden estar equivocadas en sus creencias.

Por lo tanto, lo animamos a examinar lo que enseñamos. Confírmelo, compruebe y verifique que en realidad se trata de la verdad bíblica, el fundamento de todo conocimiento. La Biblia nos da el marco correcto del conocimiento básico dentro del cual es posible comprender adecuadamente cualquier otra información provechosa. Sin este fundamento vital, nadie puede comprender el propósito de la vida humana ni distinguir entre los valores verdaderos y los falsos. No conocer ni comprender la Palabra de Dios ha dejado a la humanidad en caos y confusión, sin saber qué hacer (Mateo 22:29). Como Jesucristo dijo claramente: “Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).

Y Jesús dijo además de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Como él predijo, cuando regrese será Rey sobre todo el mundo. No obstante, él puede ser su Rey hoy mismo si usted se somete a él y le permite que gobierne su vida.

¿No sería bueno, entonces, que usted reexaminara la dirección de su vida con respecto a las creencias y tradiciones tanto seculares como religiosas que ha seguido? Es hora de preguntarse si ha estado buscando orientación en donde no la hay. De ser así, este es el momento de empezar a hacer los cambios necesarios para encaminarse en la senda correcta que conduce a Dios, conforme a la Biblia. Hacerlo requerirá fortaleza espiritual y valor, no solo para enfrentarse a sus propias creencias, sino además para tratar cordialmente a las personas que quizá no entiendan su propósito y misión.

Al emprender este camino, si diligentemente pide ayuda al Padre a través de Cristo en una oración sincera, él estará con usted para guiarlo. Nuestro genuino deseo es que así lo haga, y estaremos dispuestos a servirle en este camino. BN