¿Es la Navidad realmente feliz?

Usted está aquí

¿Es la Navidad realmente feliz?

Los recién casados Josh y Candice entraron al centro comercial que estaba repleto de compradores. Mientras caminaban por los bien iluminados corredores, los cánticos de Navidad competían con el barullo de miles de voces. Las coloridas decoraciones de Navidad maravillaban los ojos, y las familiares y festivas canciones ayudaban a aumentar sus ganas de gastar dinero. Otros compradores y vendedores los saludaban con una gran sonrisa, diciendo “¡feliz Navidad!”

Todos hemos escuchado este saludo alrededor de la época de Navidad. Algunas veces es emitido por un gordinflón Papá Noel vestido de rojo, que exclama frente a los fascinados niños, “¡Jo! ¡Jo! ¡Jo! ¡Feliz Navidad!”

Aunque esta celebración es algo tan común, la mayoría de las personas permanecen felices en su ignorancia acerca de sus orígenes. ¿De dónde viene la Navidad? Si Jesús caminase por un centro comercial en diciembre, ¿estaría él contento con esta celebración que se lleva a cabo en su nombre y afirma celebrar su nacimiento?

Cómo es que la Navidad antes de Cristo llegó a ser “feliz”

Por muy asombroso que parezca, la Navidad –que también recibe varios otros nombres– ¡ya existía alrededor de 2.000 años antes del nacimiento de Jesucristo!

Originalmente era un festival de mediados de invierno, observado a lo largo de muchos siglos por pueblos que abarcaban desde Babilonia hasta Egipto y Europa central, no teniendo conexión alguna con Cristo. Era algo desconocido en la iglesia primitiva del Antiguo Testamento, la que solo observaba las fiestas que Cristo observó y que les enseñó a guardar, aquellas que se encuentran en la Biblia (Levítico 23).

Note lo que la enciclopedia titulada Man, Myth & Magic(Hombre, mito & magia) nos dice acerca de cómo esta festividad pagana de la antigüedad, que se realizaba a mediados de invierno, dio origen a la Navidad: “La Navidad tiene su origen en dos festividades paganas de la antigüedad, la gran fiesta de Yule de los escandinavos y la festividad romana de la Saturnalia.

“La Saturnalia involucraba el libertinaje más desenfrenado. Naturalmente, llegó a ser estrictamente censurada por parte de la iglesia primitiva, y a pesar de que Jesucristo y los apóstoles reemplazaron las deidades paganas, era considerado algo completamente alejado del ideal cristiano. 

“Sin embargo, esta festividad estaba ya demasiado arraigada en el favor popular para poder abolirla, y la Iglesia [católica] finalmente le cedió el reconocimiento necesario, creyendo que si la Navidad [la que se lee aquí como “la festividad de mediados de invierno”] no podía ser suprimida, debería ser preservada para honrar al Dios cristiano.

“Fue solo en el siglo cuarto que el 25 de diciembre fue instituido oficialmente como el cumpleaños de Cristo, y pasaron otros 500 años antes de que el término ‘festividad de mediados de invierno’ fuera abandonado en favor de la palabra ‘Navidad’” (Richard Cavendish, editor, 1983, Vol. 2, “Christmas” [“Navidad”], p. 480).

Si Cristo o los apóstoles instituyeron la Navidad, ¿por qué entonces tomó 800 años para que fuese aceptada por la Iglesia católica? El hecho es que Cristo y los cristianos de la antigüedad no instituyeron esta celebración. La antigua festividad de mediados de invierno salió nuevamente a la luz, esta vez reinventada como nuestra Navidad moderna.

La Navidad después de Cristo no fue muy feliz

No se necesita investigar mucho para ver que la Navidad es, en realidad, una festividad pagana re-etiquetada.

Cuando la Iglesia católica primitiva tuvo que lidiar con la antigua festividad de mediados de invierno, se vio en un dilema. Si forzaban a los paganos a abandonar sus prácticas idólatras de siglos, arriesgaban el alejarlos. ¿Qué hacer entonces?

Ellos determinaron que si bien no podían prevenir que los paganos observaran sus propios rituales, simplemente renombraríanesas mismas prácticas y celebraciones como cristianas. Así, añadieron el nombre de Cristo y toda la liturgia correspondiente a sus impenitentes feligreses que solo eran cristianos de nombre. Ellos le pusieron el nombre “Navidad” –natividad de Cristo– al festival antiguo pre-cristiano de mediados de invierno.

Como el historiador Sir James Frazier, quien fuera nombrado caballero por sus contribuciones a nuestro entendimiento de las religiones antiguas, explica: “Tomadas en conjunto, las coincidencias de las festividades cristianas con las paganas son demasiado cercanas y numerosas para ser accidentales. Ellas marcan el acuerdoque la Iglesia [católica], a la hora de su triunfo, se vio obligada a hacer con sus rivales derrotados, pero aún peligrosos.

“El protestantismo inflexible de los misioneros primitivos, con sus ardientes denuncias de lo pagano, había sido reemplazado por la política flexible, la tolerancia fácil y la comprensiva caridad de los perspicaces eclesiásticos, los que claramente percibieron que si el cristianismo iba a conquistar el mundo,lo haría solamente relajando los principios tan rígidos de su fundador [Cristo], enanchando un poco el estrecho camino que lleva a la salvación” (The Golden Bough [La rama dorada], 1993, p. 361).

William Sansom, en el libro A Book of Christmas(Libro de la Navidad), explica cómo los líderes de la Iglesia católica racionalizaron la continuidad de las costumbres paganas, re-etiquetándolas como cristianas:

“Ciertamente, la iglesia oficial inspiró a sus misioneros a convertir la festividad de invierno en una fiesta cristiana. En el año 601, el papa Gregorio [540-604] instruyó a Agustín de Canterbury para que continuara con la costumbre de decorar los templos con ramas verdes, lo que se hizo también con las iglesias, para solemnizar la época de la celebración cristiana.

“‘Ni tampoco les permitan sacrificar animales al diablo, sino que maten a los animales para comérselos ellos mismos con el propósito de adorar a Dios, y darle gracias al Dador de todo por su abundancia. . .
Ya que para las mentes obstinadas es imposible cortar todo de una vez’”, dijo el papa Gregorio (1968, p. 30). Tales decisiones conllevaron a que las muchas costumbres paganas fuesen incorporadas a la Iglesia católica con poco o ningún cambio.

En The Christmas Almanak(El almanaque de la Navidad), Gerard y Patricia Del Re añaden lo siguiente: “Hay indicaciones . . .
de que a medida que los cristianos fueron desarrollando de año en año y siglo a siglo los ritos de Navidad, tomaron prestado, adoptaron, o simplemente trasladaron elementos de otras celebraciones de mediados de invierno” (1979, p. 15).

Arreglando la fecha de la feliz Navidad

Sir James Frazer, quien fue citado anteriormente, elabora acerca de este proceso de mezclar el paganismo con el cristianismo: “Una de las reliquias instructivas de la larga lucha [entre el cristianismo primitivo y las religiones competidoras paganas] ha sido preservar en nuestra festividad de la Navidad, la que la Iglesia [católica] pareciera haber tomado directamente de su rival pagano.

“En el calendario juliano, el 25 de diciembre era considerado como el solsticio de invierno, y se suponía que era la Natividad [nacimiento] del sol, porque el día comienza a alargarse y el poder del sol aumenta a partir de ese punto del año . . .

“¿Qué consideraciones llevaron a las autoridades eclesiásticas a instituir la festividad de la Navidad? Los motivos de esta innovación son enunciados por un escritor sirio, quien también es cristiano. . .
‘Era costumbre de los paganos el celebrar el nacimiento del sol el mismo 25 de diciembre, para lo cual encendían velas en honor a la festividad. Los cristianos también participaban de estas solemnidades y festividades. Como resultado, cuando los [teólogos] de la iglesia percibieron que los cristianos tenían una inclinación hacia esta festividad, se reunieron en un consejo y resolvieron que la verdadera natividad debería ser solemnizada en ese día . . .’

“Así, pareciera ser que la Iglesia [católica] escogió celebrar el cumpleaños de su fundador el 25 de diciembre, para de esta manera transferir la devoción de los paganos del sol a aquel que era llamado el Sol de Justicia” (The Golden Bough, pp. 358-359).

Estas fuentes claramente contrastan las prácticas y costumbres cristianas modernas con la verdad de las Escrituras. Muy pocos de los que profesan ser cristianos hoy en día saben que los primeros colonos estadounidenses desaprobaban la Navidad. Debido a los orígenes paganos de esta celebración, ellos no querían tener nada que ver con ella. 

No había una feliz Navidad en Estados Unidos colonial.

Puede que le sorprenda saber que en los siglos 17 y 18, los puritanos de las Islas Británicas y los colonos de Estados Unidos condenaban la Navidad. Las colonias del noreste de Estados Unidos se oponían rotundamente a observar las costumbres paganas de la Navidad europea. Si los colonos colgaban objetos de la parafernalia navideña, como coronas verdes o muérdagos, o si decoraban sus casas con ornamentos de Navidad, eran multados, encarcelados, ridiculizados, o todas las anteriores.

“El elemento pagano no encubierto de la Navidad frecuentemente había provocado criticismo de parte de los protestantes, pero la festividad no fue realmente afectada por sus creencias hasta que los Puritanos entraron al poder [en Inglaterra] en el siglo 17. La Navidad fue atacada como el día festivo de ‘los paganos de la antigüedad para honrar a Saturno, su dios’, y por esto los cánticos fueron prohibidos.

“Finalmente, el 25 de diciembre fue proclamado como un día de ayuno [no de fiesta] en 1644. El nuevo reglamento se hacía respetar por el ejército, el que pasaba la mayor parte de su tiempo quitando el follaje que los ‘paganos’ habían colgado en sus puertas. En Escocia, la prohibición se hacía cumplir con gran rigor.

“Estas actitudes anti-navideñas se esparcieron a los territorios puritanos de Estados Unidos. La Iglesia [católica] estableció servicios especiales de Navidad en Boston durante la década de 1690, pero muchas autoridades civiles se opusieron fuertemente a ello. Y no fue hasta unos 150 años más tarde (en 1836) que la Navidad se convirtió en un día festivo legal en Alabama, Estados Unidos” (Man, Myth & Magic, Vol. 2, p. 480-481).

Como un punto a su favor, la Iglesia católica acepta la evidencia bíblica de que Jesús, sus apóstoles y la iglesia primitiva del Nuevo Testamento nunca observaron la Navidad. De acuerdo a la New Catholic Encyclopedia(Nueva enciclopedia católica): “Los primeros cristianos no se desasociaron inmediatamente de la observancia de las fiestas judías [en realidad, “las fiestas solemnes del Eterno”, Levítico 23:1, 4]. Muchas referencias en el NT [Nuevo Testamento] indican que Jesús y sus discípulos, al igual que las comunidades cristianas palestinas de la antigüedad, observaban el [séptimo día bíblico] sábado y las principales fiestas anuales” (Early Christian Feasts[Las fiestas de los primeros cristianos], 1967, Vol. 5, p. 867).

El viernes negro y sus felices ganancias

En décadas recientes, la promoción de la Navidad por parte de  los comerciantes ha logrado que la época navideña haya alcanzado enormes dimensiones.

El “Viernes negro” –el día después del día de Acción de Gracias en Estados Unidos– es uno de los días más importantes en el calendario para muchos comerciantes. Las tiendas abren muy temprano y tienen ofertas de gangas y grandes descuentos para atraer a los compradores de Navidad a sus locales.

Es la época en que el comercio se enriquece, ya que los vendedores que han estado operando bajo pérdidas todo el año ahora ven escalar súbitamente las ventas, colocándolos en las “cifras negras” y logran conseguir ganancias para el resto del año. Las grandes tiendas han aumentado el espíritu navideño, y todo gira entorno al dinero. La temporada desde el Viernes negro hasta la Navidad es una época feliz de ganancias felices.

Pero, ¿de dónde surgió toda esta compra, venta y dádiva de regalos, y qué  tiene que ver con la celebración del nacimiento de Cristo (lo que, incidentalmente, nunca ocurrió cerca de este día)?

El intercambio de regalos,tan en armonía con el significado de la Navidad, puede habersido influenciado por una costumbre pagana similar, que se lleva a cabo el primero de enero. Los franceses se intercambian regalos el primero de enero, los españoles e italianos el 6 de enero, y otras nacionalidades el 25 de diciembre. En la mayor parte de Europa, era el Niño Jesús quien traía los regalos. Después de la Reformación, el día mismo fue personificado, y la figura de un Padre de la Navidad fue más tarde combinada con la de San Nicolás, el patrono de los niños, para así convertirse  en Papá Noel” (New Catholic Encyclopedia, 1967, “Christmas and Its Cycle, Customs”[“La Navidad y su ciclo, costumbres”], p. 659).

Los orígenes de la “feliz” Navidad

El saludo de “feliz Navidad” es muy común en la mayor parte del mundo. Pero, ¿de dónde surgió la idea de una festividad alegre?

James Hastings, en su Encyclopedia of Religion and Ethics [Enciclopedia de la religión y la ética], explica: “La Saturnalia de Roma proveyó el modelo para la mayoría de las costumbres alegres de la época de Navidad. Esta fiesta romana antigua se celebraba del 17 al 24 de diciembre. La época era una de alegría y júbilo general. . . Durante la festividad, las escuelas cerraban. . . no se infligía castigo. Se usaba una vestimenta ligera en vez de la toga.

“Las distinciones de rango se dejaban de lado; los esclavos se sentaban a la mesa con sus amos, o incluso eran servidos por ellos, y se les permitía mayor libertad para hablar. El apostar con dados, lo que otras veces era considerado ilegal, ahora se permitía y practicaba. Se intercambiaban toda clase de regalos, de los cuales el más común eran las velas de cera y los muñecos de greda. Estos muñecos eran entregados preferentemente a los niños. . .

“Una gran parte de esta alegría romana de la antigüedad se mantuvo en el carnaval . . . las mímicas [la presentación teatral de obras tradicionales de la época], los vestidos elegantes, los sombreros puntiagudos (que originalmente era el sombrero de un hombre libre, el cual les era permitido usar a los esclavos durante estos días, y que ahora se conoce como el “gorro de bufón”), las bromas y la burlas en general, y el confeti (que anteriormente se componía de granos de trigo o cebada).

“La Navidad heredó el sentido de felicidad general de una manera más restringida (excesivo solo en el comer y beber): juegos, el dar regalos (especialmente a los niños), la abundancia de carnes dulces y, como elementos más ceremoniales, el encender velas y bañarse antes de la festividad. También notamos que la época de Navidad, tal como la Saturnalia, duraba por lo menos siete días” (Christmas Customs[Costumbres navideñas], Vol. 3, p. 609).

Así, vemos que incluso la alegría de la época de Navidad, como lo es el dar regalos, se remonta a las celebraciones paganas. Al leer estas descripciones, ¡uno se asombra de lo poco que las cosas han cambiado!

 ¿Aprobaría Jesús una feliz Navidad?

¿Honra la Navidad a Cristo? ¿Honra Cristo la Navidad? ¿Le desearía Jesús una feliz Navidad a otros?

Es común escuchar en esta época del año la frase “pongamos a Cristo de vuelta en la Navidad”. Pero eso sería imposible, porque Jesucristo nunca estuvo en la Navidad. La Navidad, tal como hemos visto, era una celebración antigua y pagana que no tenía nada que ver con el nacimiento de Cristo y todo que ver con el honrar a dioses paganos.

La Navidad solo perpetúa un número de mitos acerca de Jesucristo. Un hecho que la Navidad enmascara es el que él era en realidad Aquel a quien los israelitas adoraban como Dios en el Antiguo Testamento (Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2, 8; 1 Corintios 10:4). Y como el Dios del Antiguo Testamento, Cristo dio la instrucción explícita de que él jamás debería ser adorado a través de las prácticas utilizadas por los paganos  para honrar a sus dioses.

“Cuando el Eterno tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.

“No harás así al Eterno tu Dios;porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”(Deuteronomio 12:29-32).

Aquí vemos, por medio de la misma boca de Cristo, lo que él piensa de cualquiera que adopte y use costumbres paganas para adorarlo –¡él llama esto una abominación!

El apóstol Pablo se refirió a este mismo principio cuando les escribió a los miembros de la iglesia de Corinto, una ciudad griega conocida por su idolatría y adoración paganas: “¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y  ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré” (2 Corintios 6:14-17).

El apóstol Juan también escribió que, “si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6). Es por esto que la Navidad no es alegre a los ojos de Dios.

También es por esto que Jesucristo, sus apóstoles y la iglesia primitiva nunca instituyeron, santificaron, practicaron o enseñaron el festival pagano de la antigüedad que vino a ser re-nombrado como “Navidad”. Y claramente se  concluye que los cristianos sinceros de hoy en día han de seguir su ejemplo.

En vez de “¡Jo! ¡Jo! ¡Jo!”, un saludo más apropiado en esta época del año sería “¡Jo! ¡Jo! Patrañas!”, ya que esto es lo que la Navidad realmente es. Si usted escoge no celebrar la Navidad este año y opta por seguir a Dios y su verdad, ¡él comenzará a bendecirlo con sus grandes regalos espirituales que lo llevarán a la vida eterna!