El silencioso resurgimiento del Autoritarismo
Algo malo está ocurriendo en el escenario de fondo de los titulares actuales. Las democracias de todo el mundo están siendo atacadas por tácticas autoritarias. Un estudio sin precedentes realizado en marzo de 2019 mostró que una nueva “ola” de autocratización ha estado en marcha desde 1994, y que se está llevando a cabo frente a nuestras mismas narices, de manera más sutil y engañosa que nunca antes.
El ensayista político estadounidense Robert Kagan advirtió en un libro reciente que “la jungla” está volviendo a crecer, en referencia a la forma de vida brutal, dictatorial y desgarrada por la guerra que ha constituido la mayor parte de la historia de la humanidad (The Jungle Grows Back: America and Our Imperiled World [La jungla vuelve a crecer: Estados Unidos y nuestro mundo en peligro], 2018).
El columnista David Brooks lo llamó “una espiral oscura” en el periódico estadounidense The New York Times: “China está reprimiendo los derechos democráticos en Hong Kong. Rusia lanza ciberataques por todas partes. Irán está desestabilizando el Oriente Medio. La era de la rivalidad entre grandes potencias está volviendo. Estamos en una espiral oscura. Los estadounidenses están adoptando una visión sombría de la naturaleza humana y se están retirando del mundo. Los lobos como Putin y Xi llenan el vacío y hacen que sucedan cosas malas, confirmando la visión sombría y causando aún más retirada” (13 de junio de 2019, énfasis nuestro en todo este artículo).
“Hemos vivido dentro de la burbuja del orden mundial liberal por tanto tiempo, que hemos olvidado cómo es realmente el mundo ‘tal como es’ . . . La historia se está repitiendo”.
En Egipto, en la primavera de 2019 se aprobó un referéndum que extendió el mandato del presidente Abdel Fattah el-Sisi y le permitió presentarse a las elecciones de 2024 por otros seis años, hasta 2030.
En China, el Congreso Nacional del Pueblo eliminó en 2018 el límite de dos mandatos para los presidentes, permitiéndole básicamente a su líder ser presidente vitalicio.
En las zonas gobernadas por la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas fue elegido en 2005 como presidente por un término de cuatro años, que debía terminar en 2009. Pero no se realizaron más elecciones, por lo que más de una década después aún sigue en el cargo, aunque dos encuestas a principios de 2019 mostraron que el 60 por ciento o más de los que estaban bajo su gobierno querían que dimitiera.
En Gran Bretaña la gente estaba tan descontenta con la dirección de la Unión Europea, que votaron para salir de ella en 2016. La mayoría de los británicos ya no se sienten cómodos formando parte de un súper Estado europeo en crecimiento, cuyo control es entregado cada vez más a Bruselas.
Las cosas están cambiando, y no para mejor.
La calma antes de la tormenta
Desde la Segunda Guerra Mundial, los últimos 75 años han sido una época de relativa paz. Como escribe David Brooks: “La mayor parte de la historia de la humanidad ha estado marcada por la guerra. Entre 1500 y 1945, apenas pasó un año sin que alguna gran potencia luchara contra otra gran potencia. Luego, en 1945, eso se detuvo. La cifra de muertos en el campo de batalla ha caído a los niveles más bajos de la historia. El mundo ha experimentado la mayor reducción de la pobreza de la historia, y también la mayor difusión de la democracia y la libertad”.
Incluso la Guerra Fría terminó con el colapso pacífico de la Unión Soviética.
Brooks explica a continuación lo que hizo esto posible: “Principalmente fue porque Estados Unidos decidió liderar una comunidad de naciones para crear un orden mundial democrático. Ese orden consistía en instituciones como la OTAN, la ONU y el Banco Mundial. Pero también fue impuesto por la generalizada presencia del poder militar, económico y cultural estadounidense, así como el magnético poder de la idea democrática, que inspiró a disidentes en todo el mundo”.
Hoy en día, no obstante, los estadounidenses tanto de derecha como de izquierda están cansados de mantener este orden mundial. El aglomerante (Estados Unidos) ya no mantiene las cosas unidas. “¡Deja que otro lo haga!”, es un sentimiento cada vez más común en esta nación. Y la calma está dando paso a la tormenta.
Bob Dylan cantó una vez: “Sabes que algo está pasando, pero no sabes lo que es” (“Ballad of a Thin Man” [Balada de un hombre delgado], 1965). Hay una creciente sensación de que las cosas han estado demasiado tranquilas durante demasiado tiempo y de que nuestra era de relativa paz no durará. Hay demasiadas malas noticias: hambrunas, enfermedades, un número récord de personas desplazadas, guerras civiles, confusión religiosa, extremismo, tiroteos en masa, fanatismo y persecución, disparidad económica, corrupción y amenazas nucleares.
Y parece que las noticias empeorarán.
“Una tercera ola de autocratización”
El mencionado estudio histórico, que salió a la luz en marzo de 2019, se titulaba “A Third Wave of Autocratization Is Here: What Is New About It?” (Una tercera ola de autocratización está aquí: ¿Qué hay de nuevo al respecto?). Los autores, los politólogos suecos Anna Luhrmann y Staffan Lindberg, advirtieron que “está surgiendo un panorama cada vez más sombrío en cuanto al estado global de la democracia”.
El boletín “The Interpreter”, del periódico The New York Times, afirmó lo siguiente después de analizar el estudio:
“Un nuevo estudio académico revela que estamos en el sexto capítulo de la historia global de la democracia: una tercera ola de decadencia democrática, la más grande hasta ahora. Probablemente usted haya oído hablar de los cuatro o cinco países tristemente célebres por volver al autoritarismo: Rusia, Turquía, Venezuela, y posiblemente Hungría. Y tal vez piense que esto es un fenómeno reciente, que tal vez comenzó con la crisis financiera de 2008. Pero los politólogos [que llevan a cabo este estudio] . . . año a año analizan sofisticados datos sobre la salud democrática de cada país de la Tierra, para tratar de entender lo mejor que sea posible el estado de la democracia global.
“Han llegado a una escalofriante conclusión: esta ola de ‘autocratización’, como la llaman, se ha estado desarrollando desde 1994, mucho antes de que la mayoría de nosotros lo notara. Y el número de países que han dado pasos significativos hacia el autoritarismo no son cuatro o cinco, sino 75” (“Our New Era of Authoritarianism’s Rise” [Nuestra nueva era de aumento del autoritarismo], 7 de marzo de 2019).
En un gráfico del informe, una gruesa línea negra que se eleva a mediados de la década de 1990 muestra el fuerte aumento del número de países que están pasando por la autocratización.
Cambio “gradual” y “clandestino”
Los autores del estudio señalaron que esta tendencia “sin precedentes” está afectando principalmente a las democracias; y encontraron que las democracias se vuelven autocráticas en tres etapas: 1) se produce una recesión democrática, 2) hay una ruptura democrática y 3) hay una consolidación autocrática. También descubrieron que estos cambios son sutiles, ya que los líderes autocráticos cambian sus métodos, se vuelven más engañosos, aprenden de los errores del pasado y toman prestadas estrategias exitosas entre ellos mismos: “Las elites gobernantes rehúyen los movimientos repentinos y drásticos hacia la autocracia y, en su lugar, imitan a las instituciones democráticas mientras que erosionan gradualmente sus funciones. Esto sugiere que deberíamos prestar atención a la señal de alarma emitida por algunos eruditos”.
Explican además que “típicamente, el cambio de régimen es gradual y conduce lentamente a la hibridación hacia el autoritarismo electoral y no a transiciones repentinas y dramáticas”.
Los autores indican que “los autócratas contemporáneos han llegado a dominar el arte de alterar las normas electorales sin destruir completamente su fachada democrática”.
En otras palabras, los cambios autocráticos de hoy en día están ocurriendo entre bastidores, un pasito a la vez. El estudio expone estas nuevas tácticas:
“Los autócratas electorales aseguran su ventaja competitiva mediante tácticas más sutiles, como la censura y el acoso a los medios de comunicación, la restricción de la sociedad civil y los partidos políticos y el debilitamiento de la autonomía de los organismos de gestión electoral. Los aspirantes a autócratas aprenden unos de otros y aparentemente toman prestadas tácticas que se perciben como menos arriesgadas que la abolición total de las elecciones multipartidistas . . . La actual ola de autocratización se desarrolla de una forma más clandestina y gradual que sus precedentes históricos”.
“Los autócratas contemporáneos han llegado a dominar el arte de alterar las normas electorales sin destruir completamente su fachada democrática”.
Estos autócratas del siglo xxi típicamente toman el poder a través de “medios mayormente legales”. . . Los aspirantes a autócratas han encontrado claramente un nuevo conjunto de herramientas para mantenerse en el poder, y las noticias se han diseminado”.
Nada de esto son buenas noticias; y cuando profundizamos en las tendencias, el panorama se vuelve aún peor.
Una vez que los dominós empiecen a caer . . .
El análisis de The New York Times concluye con una nota negativa:
“Los autores se cuidan de no hacer sonar demasiadas alarmas, destacando que ‘el pánico no se justifica’ . . . Pero aquí hay un verdadero motivo de preocupación. Este párrafo de su estudio nos detuvo en seco:
‘“Alrededor de un tercio de todos los casos de autocratización comenzaron bajo un régimen democrático, y de ese tercio, un 80% llevó al país a convertirse en una autocracia. Esto debería hacernos reflexionar sobre el espectro de la actual tercera ola de autocratización. Muy pocos episodios de autocratización que comienzan en democracia se han detenido antes de que los países se conviertan en autocracias’.
“En otras palabras, cualquier democracia que haya retrocedido aunque sea un poco durante este período actual de la historia, ha tenido una oportunidad de cuatro en cinco de seguir retrocediendo hasta el autoritarismo. En otras palabras, es raro que una democracia retroceda solo un poco. Una vez que comienza, por lo general no se detiene. Y eso es preocupante”.
Una vez que las fichas de dominó dentro de las democracias empiezan a caer, hay grandes posibilidades de que todas la fichas finalmente caigan, dejando como resultado un gobierno autocrático pleno.
El autor Robert Kagan advierte sobre este efecto dominó, escribiendo que “cuando las cosas empiezan a ir mal, pueden empeorar tan rápidamente, que una vez que un orden mundial colapsa, las peores cualidades de la humanidad emergen de debajo de las rocas y se descontrolan” (The Jungle Grows Back, p. 24).
Estos nuevos hallazgos pintan un panorama sombrío para nuestro mundo. La mayoría de la gente probablemente ni siquiera se da cuenta de la magnitud de esta “tercera ola”. El drama de los titulares del día suele ahogar estas tendencias del panorama general. Otras personas simplemente ignoran estas tendencias y esperan lo mejor, o rechazan la investigación afirmando que se está progresando en la marcha de la democracia.
¿Qué es lo que realmente está sucediendo? ¿Y adónde nos lleva? La Biblia muestra que se avecinan tiempos tenebrosos para la humanidad, pero que culminarán con la mejor noticia posible: el establecimiento del Reino de Dios al regreso de Cristo. Sin embargo, antes de examinar lo que la profecía revela, veamos un poco más de lo que Kagan tiene que decir.
La jungla vuelve a crecer
Como se mencionó anteriormente con respecto al libro de Kagan, “La jungla vuelve a crecer”, “la jungla” es la forma en que han sido las cosas hasta los siglos xix y xx. Por ejemplo, durante la mayor parte de la historia de la humanidad no hubo democracias.
Kagan escribe: “Hoy en día hay señales a nuestro alrededor de que la selva está volviendo a crecer. Donde una vez muchos esperaban que todas las naciones y pueblos del mundo convergieran en un camino común de desarrollo capitalista democrático liberal, ahora vemos que el autoritarismo sobrevive, y hasta prospera. Actualmente, un dictador ruso y los aspirantes a dictadores europeos se jactan de su antiliberalismo, y un líder chino, que ejerce el poder absoluto de un Mao, presenta a su nación como un modelo para el mundo” (p. 10).
En una sección posterior del libro, el autor observa: “El problema es que hemos vivido dentro de la burbuja del orden mundial liberal tanto tiempo, que hemos olvidado cómo es realmente el mundo ‘tal como es’ . . . La historia se está repitiendo. Las naciones están volviendo a las viejas costumbres y tradiciones” (p. 105).
Las observaciones de Kagan sobre Alemania y Europa son especialmente interesantes. Él escribe: “El entorno en el cual viven los alemanes tiene un impacto en la forma que actúan. Nuestra era anormal de paz y seguridad ha sido la respuesta durante siete décadas; un retorno a la normalidad sería preocupante.
“Sin embargo, no se puede evitar el hecho de que el medio ambiente europeo se está deteriorando . . . Durante los últimos decenios, Alemania ha vivido en un conjunto de circunstancias que han hecho posible la confianza de todas las partes: una democracia alemana sana en una Europa democrática sana, respaldada por una garantía de seguridad estadounidense fiable” (pp. 127 y 128).
Kagan hace entonces algunas preguntas que dan que pensar:
“¿Pero qué pasaría si Europa se tornara menos saludable y menos democrática, más nacionalista y más fracturada, menos segura de sí misma y menos confiada? . . . ¿Serían los alemanes inmunes a un cambio tan radical en su entorno? Si Europa volviera a los patrones del pasado, ¿podrían los alemanes evitar ser arrastrados junto con el resto? Tal vez pronto lo descubriremos, porque lamentablemente Europa está mostrando señales de volver a los patrones del pasado . . . Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, un partido nacionalista de extrema derecha se ha levantado para exigir una posición significativa en la política alemana” (pp. 127-128, 132).
“Primero gradual y luego repentinamente”
Una última y más extensa cita del libro muestra lo rápido que pueden surgir líderes autoritarios, aparentemente de la nada:
“Un personaje de la obra El Sol También Sale, de Hemingway, al preguntársele cómo se fue a la bancarrota, responde: ‘Primero gradual y luego repentinamente’. Esta es una descripción adecuada de cómo se derrumbó el orden mundial antes de las dos guerras mundiales, y de cómo es probable que se derrumbe en nuestro propio tiempo. Lamentablemente los estadounidenses han olvidado lo rápido que esto puede suceder, y cómo pueden surgir amenazas más graves de las que anticipamos y encontrarnos física y psicológicamente no preparados.
“Uno pensaría que es difícil tener una mentalidad de la década de 1930 sabiendo lo que pasó en la década de 1940, pero continuamente nos consolamos con que los horrores de hace setenta y cinco años no pueden repetirse. No vemos a ningún Hitler o Stalin en el horizonte, ni a la Alemania nazi, ni al Japón imperial, ni a la Unión Soviética.
“Creemos que los líderes de los adversarios potenciales de hoy, los Vladimir Putins y los Xi Jinpings, no son más que autoritarios comunes y corrientes que solo aspiran a un poco de respeto y una parte justa del pastel internacional. Que puede que persigan el dinero o la gloria, pero que no representan una amenaza existencial a nuestra forma de vida. Olvidamos, por supuesto, que la gente en la década de 1930 sentía lo mismo respecto a Hitler y Stalin.
“[El científico y politólogo búlgaro] Ivan Krastev bromea diciendo que “la cuestión ya no es si es posible que Hitler regrese; la cuestión es si seríamos capaces de reconocerlo”. Pero esto no es una broma: es casi seguro que no reconoceremos a los Hitlers y Stalins entre nosotros hasta que no hayan surgido como amenazas totales e incontrolables.
“Siempre hay gente peligrosa por ahí, a la que solo le falta el poder y la oportunidad para lograr sus propósitos. Solíamos tomarnos más en serio la maldad siempre presente en el hombre. En 1973, el psicólogo social alemán Erich Fromm escribió sobre las inclinaciones inherentes del hombre a la ‘destructividad’ y la crueldad, el deseo ‘específicamente humano’ de ‘control absoluto’, la tendencia a la ‘agresión maligna’ . . .
“Muchas personas tienen el mal dentro de ellas, y muchas de esas personas alimentan grandes proyectos, locos o no, que nunca tienen la oportunidad siquiera de llevar a cabo. Están limitados por los poderes y fuerzas que los rodean, por el ‘orden’ . . . Las circunstancias en las que Hitler, Stalin y Mussolini subieron al poder (un mundo en el que ninguna nación estaba dispuesta o era capaz de sostener algún tipo de orden internacional) les dieron una amplia oportunidad de demostrar de lo que eran capaces” (pp. 143-145).
Kagan concluye esta sección con una poderosa advertencia de lo que podría venir:
“Queríamos creer que la historia nos estaba alejando de las guerras, la tiranía y la destrucción de la primera mitad del siglo xx, pero ante la ausencia de algún esfuerzo monumental de nuestra parte para evitar tal regresión, la historia y la naturaleza humana pueden estar llevándonos de regreso hacia ellas. Nos ha dado demasiado consuelo el hecho de que nuestros oponentes no son comunistas, sino meramente autoritarios” (pp. 145-146).
Una nueva Edad del Oscurantismo
La mayoría no se da cuenta de que Jesucristo predijo esta “espiral oscura” o “jungla creciente”. Cuando sus discípulos le preguntaron qué pasaría justo antes de su segunda venida, les dijo que sería la peor época de toda la historia de la humanidad. Note: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo”, es decir, toda la humanidad sería aniquilada (Mateo 24:21-22).
¡Esta es una profecía impactante, y para nuestro tiempo! Jesús dijo que las condiciones en todo el mundo serían tan malas, que nadie sobreviviría si Dios no interviniese. Esto es un fuerte indicador de que la “tercera ola” de hoy es solo el inicio de condiciones que con el tiempo se volverán mucho peores.
El apóstol Pablo también advirtió acerca de estos tiempos tenebrosos en 2 Timoteo 3:1-5. Dijo que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” y que los seres humanos serían “amadores de sí mismos”, “blasfemos”, “impíos”, “crueles”, “traidores” e “infatuados”. Esto ciertamente describe a nuestro mundo.
Muchas otras profecías de la Biblia muestran que al final de la era del hombre las cosas se tornarán muy lúgubres, y el poder político se centralizará en unas pocas pero grandes regiones del mundo. Naciones que alguna vez estuvieron en desacuerdo formarán alianzas indispensables para sobrevivir a la próxima guerra mundial, y ya estamos viendo que algunas de estas alianzas comienzan a formarse. Las condiciones culminarán en horribles eventos mundiales: ¡la Tercera Guerra Mundial!
El libro del Apocalipsis muestra una imagen de los gobiernos autoritarios hambrientos de poder que habrá al final. Describe al gobierno autoritario definitivo, una superpotencia mundial llamada “la bestia”, que tomará el control de vastas partes del mundo. Apocalipsis 17:12-14 muestra que “diez reyes” (líderes nacionales) cederán por un corto tiempo su poder al líder de este sistema de la bestia.
Apocalipsis 13 también muestra una imagen impactante de cómo el mundo entero se someterá a este poderoso sistema que se avecina: “Y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón [Satanás] que había dado poder a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? . . . Y abrió su boca en blasfemias contra Dios . . . También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra” (Apocalipsis 13:3-8).
Por sorprendente que parezca, miles de millones de personas serán arrastradas por este sistema autoritario que se avecina, un sistema que traerá trágicas consecuencias y que finalmente será destruido por el triunfante y todopoderoso Jesucristo a su regreso. Solo después de este tiempo de oscuridad, la luz finalmente se abrirá paso con el Reino de Dios venidero. Como dice cierto dicho, “Siempre es más oscuro antes del amanecer”.
El fin de los gobiernos autoritarios
Por fin, el historial humano de regímenes autoritarios hambrientos de poder cambiará para siempre. El Reino de Dios, bajo Jesucristo y sus seguidores resucitados, gobernará con amor y verdadera preocupación por los problemas de toda la gente. Todas las formas erróneas y fallidas de gobierno humano, incluyendo las democracias estancadas, solo existirán en los libros de historia. Jesús y sus seguidores gobernarán con una autoridad justa.
Observe lo que Cristo dijo específicamente sobre los gobiernos de estilo autoritario. Después de que los discípulos Santiago y Juan presuntamente le pidieron a Cristo posiciones de autoridad en su reino, Jesús se valió de esto como una oportunidad para enseñarles. Cristo dijo a sus discípulos: “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas y sus grandes ejercen sobre ellas potestad” (Marcos 10:42).
Cristo sabía que los gobiernos autoritarios han sido un componente común de la historia del hombre y reconoció que la mayoría de las veces los “grandes” del pueblo han sido tiránicos. La mayor parte de la historia del hombre ha sido autocrática, no democrática.
Cristo luego explicó cómo es el verdadero liderazgo: “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (versículos 43-45).
Miles de millones de personas serán arrastradas por este sistema autoritario que se avecina y que traerá trágicas consecuencias, pero que finalmente será destruido por el triunfante y todopoderoso Jesucristo a su regreso.
El mensaje de Cristo a sus siervos, incluyéndonos a nosotros hoy, es que debemos enfocarnos en servir a los demás. Él dio el ejemplo cuando sacrificó su vida al servicio de la humanidad.
En el Reino de Dios, el gobierno de Cristo y sus seguidores estará lleno de amor y de preocupación por los demás y por satisfacer las necesidades físicas, emocionales y espirituales de la gente. ¡Será muy abundante! Cristo no tomará de la gente sino que dará, ejerciendo una autoridad amorosa apropiada. Este reino será diferente a cualquier otro gobierno anterior porque se basará en el camino del dar, no en el del obtener.
¿Cuánto tiempo más?
Es imposible saber cuánto tiempo durará esta “tercera ola” de autoritarismo, si culminará con los horribles eventos postreros del tiempo del fin o si dará lugar a otra leve oleada de democracia. Pero una cosa es segura: finalmente, y ojalá pronto, todas las formas de gobiernos autocráticos desaparecerán. El justo Reino de Dios gobernará sobre todas las naciones trayendo por fin la paz, la seguridad y la prosperidad que miles de millones de personas han anhelado.
Mientras leemos los titulares y estudiamos las tendencias aleccionadoras del mundo actual, recordemos la esperanza que Cristo ofreció al decir “cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios” (Lucas 21:31).
Esta es la mejor noticia en medio de las malas noticias de hoy, ¡y cada día que pasa nos acercamos un paso más al Reino de Dios! BN