El más mortífero de los virus
Ya nos hemos acostumbrado a ver a nuestro mundo bajo la maldición de un virus mortal. Hemos visto el caos en todo el orbe mientras las naciones han tratado de hacer frente a este enemigo, un enemigo invisible pero que, dolorosamente, es demasiado real. Este virus ha causado muchos estragos en la vida de la gente y continúa su marcha de destrucción y muerte. Los gobiernos buscan desesperadamente una cura, pero aún no se ha encontrado ninguna, así que seguimos esperando ansiosamente una solución.
Usted probablemente supone que estoy hablando del coronavirus, o covid-19, pero no es así. Estoy hablando de algo mucho peor, mucho más generalizado y mortal: la maldad del corazón humano.
Así como los efectos destructivos del covid-19 y las respuestas a él han sido evidentes en los últimos meses, también lo han sido los efectos destructivos de la maldad del corazón humano. Lo hemos visto en las fachadas quemadas de los edificios, en los negocios destruidos y saqueados, en los montones de vidrios rotos de las tiendas, en las obscenidades pintadas con aerosol y, sobre todo, en los angustiosos lamentos de las familias que lloran la pérdida de sus seres queridos cuyas vidas fueron arrebatadas demasiado pronto.
¿De dónde vienen este espíritu y actitud? ¿Y cuándo y cómo llegarán a su fin?
El subtítulo de Las Buenas Noticias es “Revista de comprensión bíblica”. La hemos llamado así porque escribimos desde una perspectiva única: la perspectiva de la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Creemos que este Libro es la invaluable revelación de Dios a la humanidad.
Por medio de él reconocemos que las causas fundamentales de los problemas de la humanidad son de índole espiritual y están enraizadas en nuestras fallas y defectos espirituales. Como consecuencia, las plagas causadas por el hombre tales como el crimen, la violencia, el odio, el racismo, la opresión, la injusticia y la guerra han estado con nosotros desde que los seres humanos han existido en la Tierra, y permanecerán con nosotros hasta que se implemente una solución espiritual.
¿Cuál es el profundo defecto espiritual de los seres humanos? La mayoría de la gente tiende a pensar que la humanidad es básicamente buena. Pero la Biblia, la revelación inspirada de nuestro Creador al hombre, muestra algo muy diferente. Fíjese en lo que dice la Palabra de Dios respecto a lo que realmente somos. Hablando del género humano, dice:
• “No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos” (Isaías 59:8, énfasis nuestro en todo este artículo).
• “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente malvado. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?” (Jeremías 17:9, Nueva Traducción Viviente).
• “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno . . . Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Romanos 3:10-18).
Podría citar muchos otros pasajes, pero usted entiende la idea. Nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que los seres humanos son básicamente buenos. Nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que personalmente somos básicamente buenos. La Palabra de Dios nos lo explica muy claramente . . . ¡Vuelva a leer los pasajes que citamos anteriormente!
En efecto, la humanidad tiene un profundo problema espiritual, un virus mortal que nos ha infectado y nos conduce al pecado y a la muerte: nuestra forma de pensar malvada, perversa, egoísta, egocéntrica e interesada solo en el bienestar personal que inevitablemente lleva a la discordia, el conflicto, el odio, la violencia y la guerra.
Este patrón ha estado con nosotros desde que Caín mató a su hermano Abel en un ataque de celos y rabia, y hoy seguimos matando a nuestro hermano, solo que a una escala y con una eficiencia cada vez mayor.
Entonces, ¿cuál es la solución? Dios tiene un plan y no nos deja sin esperanza: su solución es un trasplante de corazón espiritual.
Leamos sobre esta asombrosa promesa en Ezequiel 36:26: “Os daré corazón nuevo, y pondré dentro de vosotros mi espíritu; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra . . . me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios”.
Ese nuevo corazón es posible mediante el poder transformador del Espíritu Santo de Dios; no es algo que podamos lograr por nuestra cuenta. Esta transformación espiritual es algo que solo Dios puede proporcionar. Y como se ve en la profecía de arriba, esto es lo que él ofrecerá al mundo entero después de que Jesucristo regrese.
¡Pero usted y yo no tenemos que esperar hasta entonces! Él quiere hacer esto por nosotros ahora. Sin embargo, depende de nosotros dar los primeros pasos. ¿Qué implica esto? Él nos lo dice claramente:
“Buscad al Eterno mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6-7).
Este es un proceso que la Biblia llama arrepentimiento: pasar de nuestra propia forma humana de pensar y vivir, a pensar y vivir como Dios quiere que lo hagamos. Significa abandonar nuestros caminos egoístas y pecaminosos que han causado tanto sufrimiento y dolor a nuestro mundo, y convertirnos en amorosos hijos de Dios.
¿Está dispuesto a buscar la cura para el virus más mortífero de todos? BN