Dos tablas de piedra

En la Biblia encontramos 15 versículos que nos dicen que Dios escribió los Diez Mandamientos en dos tablas (o losas) de piedra. El hecho de que hayan sido grabados en piedra destaca la importancia y perdurabilidad de los Diez Mandamientos.
Pero ¿por qué dos tablas en lugar de una? La respuesta evidentemente tiene que ver con el papel de los mandamientos en el pacto de Dios con su pueblo.
Diez en cada una, escritos por delante y por detrás
Muchos creen que algunos de los mandamientos se escribieron en una de las tablas, y que el resto de ellos se escribió en la otra. Pero, como han concluido muchos eruditos, ¡las Escrituras y el contexto histórico parecen indicar que la totalidad de los Diez Mandamientos estaban grabados en cada piedra!:
“. . . las tablas escritas por ambos lados; de uno y de otro lado” (Éxodo 32:15).
En tal caso, parte de los mandamientos se habrían escrito en un lado de una piedra y el resto en el otro. Sin duda, Dios pudo hacer las letras lo suficientemente pequeñas como para que cupieran los Diez Mandamientos en cada tabla, ¡escribiendo por delante y por detrás!
Esto significaría que cada tabla era un duplicado de la otra de modo que, si se colocaba una al lado de la otra, todos los mandamientos quedaban a la vista simultáneamente.
Pero ¿por qué habría Dios de hacer dos copias? Estas tablas representaban términos esenciales del pacto que Dios estaba haciendo con el pueblo de Israel. Un pacto es un acuerdo o contrato vinculante entre dos o más partes.
La Biblia se refiere a las tablas como “tablas del testimonio [o testimonio revelado]” (Éxodo 31:18; 32:15; 34:29) y “tablas del pacto” (Deuteronomio 9:9, 11, 15). Los Diez Mandamientos eran una parte importante de la revelación de Dios a Israel y los términos centrales del contrato de Dios con Israel.
El Nuevo Testamento se refiere a este pacto como “antiguo” pacto en comparación con el “nuevo”, instituido por Jesucristo (Hebreos 8:13). Varios pasajes relacionan los Diez Mandamientos con este pacto que Dios hizo con Israel (véase Éxodo 34:28; Deuteronomio 4:13; 1 Reyes 8:9; 2 Crónicas 5:10; Hebreos 9:4).
Sin embargo, lo importante es que los mandamientos en sí no eran el pacto, ya que estas leyes existían antes del pacto. Más bien, el pacto implicaba el compromiso del pueblo de obedecerlos y todo lo demás que Dios, su Señor y Libertador, ordenara.
Una copia por cada lado
Pero, preguntamos nuevamente, ¿por qué dos copias? Veamos un hecho fundamental sobre la naturaleza de un “pacto” formal. Para dos partes que celebran un contrato legal, normalmente debe haber al menos dos copias del acuerdo escrito: una copia para cada participante del acuerdo. Los antiguos tratados de Oriente Medio exigían a menudo copias duplicadas. Y parece que en el monte Sinaí, ¡Dios hizo una copia del pacto para sí mismo y la otra copia para Israel! Él se comprometió a los términos del pacto, e Israel aceptó (inicialmente) someterse a los términos del acuerdo. El pacto era vinculante para ambas partes, ¡así que cada parte poseería una copia de los términos que detallaban sus obligaciones!
Dios ordenó a Moisés y a Israel que protegieran y transportaran ambas tablas en el arca de la alianza (Deuteronomio 10:1-5). Observe que 1 Reyes 8:21 y 2 Crónicas 6:11 hablan de que el arca contenía “el pacto del Señor”. Estas escrituras apoyan aún más el hecho de que los Diez Mandamientos representaban el pacto entre Dios e Israel.
Otra pregunta es: ¿Por qué la copia de Dios y la copia de Israel debían guardarse juntas en el arca? Esta disposición enfatizaba la íntima relación entre Dios y su pueblo. El arca era sagrada: pertenecía a Dios. Quizá podríamos decir que Dios invitó a Israel a guardar su copia en su arca. ¡Qué honor para Israel! Y muy práctico también: el arca era el lugar más seguro para la conservación de ambas tablas.
En resumen, cabe suponer que Dios escribió los Diez Mandamientos en dos tablillas porque representaban un pacto sagrado entre Dios e Israel. Al igual que en otros contratos antiguos, una tabla habría sido para Dios y la otra para Israel, para que cada uno tuviera en cuenta sus propios compromisos y los del otro.
Anuncio del nuevo pacto
En Jeremías 31, Dios predijo un nuevo pacto con Israel y el Nuevo Testamento muestra su intención de expandir un Israel renovado para incluir a personas de todas las naciones. Pero en lugar de estar grabado en piedras, se nos dice en Hebreos 10:16 (citando a Jeremías 31): “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”.
Se trata claramente de “un mejor pacto” por varias razones (Hebreos 7:22; 8:6; y véase el artículo complementario “Invitados a hacer un pacto con Dios”, a partir de la página 14).
Los que entren en esta nueva alianza con Dios y permanezcan fieles a ella serán recompensados con la vida eterna en su reino. Ello comprende buscar el perdón por haber quebrantado los mandamientos de Dios y, con su ayuda, obedecerlos. ¡Medite profundamente en esta asombrosa oportunidad! BN