¿De dónde proviene el mal?

Usted está aquí

¿De dónde proviene el mal?

Dios, como creador de todos los seres vivos, ama la vida. Génesis 1:31 dice que después de crear la vida humana, “vio Dios lo que había hecho y era bueno en gran manera”. Su deseo más encarecido es dar vida eterna en su reino a quienes lo busquen. Pero antes de que llegue ese reino, también quiere que tengamos una vida humana plena, productiva y pacífica. Entonces, ¿por qué no tenemos lo que Dios quiere para nosotros? ¿Por qué está lleno el mundo de violencia, corrupción y maldad?

Rara vez pasa un día sin que la maldad innegable estropee los titulares noticiosos. Este año hemos sido bombardeados con horrendas imágenes e historias del conflicto entre Rusia y Ucrania. Los asesinatos y abusos sexuales asolan nuestras ciudades. Actualmente vemos en Estados Unidos la incomprensible maldad de los tiroteos en las escuelas en los que un individuo trastornado mata a tiros a niños inocentes, estremeciendo al país y dejándolo atónito.

Pero quienes creemos en Dios y en que la Biblia es su Palabra inspirada sabemos la verdad: nuestro mundo adolece de graves problemas espirituales que solo pueden resolverse eficazmente con soluciones espirituales, ya sea en el plano individual o a escala global.

Aunque pueda parecer que el espectro de problemas es demasiado amplio e imposible de resolver (por un lado tenemos guerras calculadas entre naciones y, por otro, la violencia espontánea que ocurre a nuestro alrededor), detrás de todo esto se encuentra la misma influencia maligna. Las Escrituras se refieren a Satanás el diablo como “[el] príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Jesucristo lo llamó “el príncipe de este mundo” (Juan 14:30).

¿Creemos lo que dijo Cristo de que Satanás está literalmente a cargo del mundo actual? Dios es el Gobernante supremo sobre toda la creación, incluyendo a Satanás. Entonces, ¿de qué manera  puede Satanás estar gobernando al mundo en este momento? Y si esto es así, ¿cuándo y cómo acabará su reinado de terror?

Fuerzas espirituales invisibles influyen en el mundo

Lo que Pablo escribió en Efesios 6:12 demuestra que entendía muy bien las maquinaciones de Satanás y de sus secuaces demoniacos en el mundo que nos rodea, que continúan hasta el día de hoy: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos” (Nueva Traducción Viviente, énfasis nuestro en todo este artículo).

Estas no son simples imágenes poéticas: ¡las declaraciones de Pablo coinciden con las palabras del propio Jesús! Es fundamental comprender que el peligroso engaño demoniaco ha causado estragos en la historia de la humanidad, y que lo peor está por venir. La obra más importante de Satanás está llevándose a cabo a nuestro alrededor, a plena vista, en la mente de la persona común. Él “engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9).

Satanás y sus demonios originalmente fueron ángeles que se sometían a Dios pero que luego se rebelaron. La autocorrupción y el pecado de Satanás se describen en Ezequiel 28 e Isaías 14. Más tarde, Dios le permitió desafiar a nuestros primeros padres humanos en el huerto de Edén y ellos siguieron su camino. Ahora influye sobre los líderes mundiales y los Gobiernos de la misma manera que influye en todas las personas, principalmente engañando y presionando a la gente mediante la tentación, y esto puede ocurrir de manera generalizada o más específica.

Cuando se llama a Satanás “[el] príncipe de la potestad del aire” en Efesios 2:2, se está hablando metafóricamente de su actitud egoísta y orgullosa que puede ser transmitida en forma de ondas, tal como la gran cantidad de señales de radio, televisión, teléfono celular e Internet que hoy en día difunden invisiblemente mensajes a través del aire a nuestro alrededor. Estas numerosas señales provocan la desobediencia de las personas a la ley de Dios llevándolas por un camino que conduce a malos resultados, como las adicciones y el comportamiento autodestructivo, la codicia y la lujuria insaciable y, en algunos casos, la violencia desenfrenada contra sus semejantes.

No obstante, en el caso de los líderes mundiales Satanás prepara tácticas más específicas a fin de aprovecharse de sus debilidades humanas y guiarlos en la dirección que él quiere: anarquía,  muerte y destrucción. Podemos ver un indicio de esto en Apocalipsis 16:13-14, que describe: “Y vi salir de la boca del dragón [Satanás] . . . tres espíritus inmundos . . . pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”.

Hoy en día muchos quieren echarle la culpa de la condición  y dirección del mundo a la conspiración de grupos de elite, a un gobierno en la sombra o a una sociedad secreta. Pero la verdadera y definitiva conspiración es espiritual, invisible y mucho peor y más poderosa de lo que ellos podrían imaginar.

La conspiración maligna de Satanás pasa desapercibida porque, en la mayoría de los casos, sus engaños funcionan por medio de una fachada falsa que convincentemente aparenta ser buena. Como escribió Pablo, “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14). Todos los dictadores perversos de la historia han tenido sus propios seguidores devotos y su propia versión de la historia. Pero la realidad encubierta que muchos han pasado por alto es que estos gobernantes y sus seguidores son en realidad peones engañados por Satanás, y sus mentiras los llevan a cometer terribles crímenes contra la humanidad.

La anarquía abunda en los últimos tiempos

La anarquía (el camino de Satanás) sigue aumentando sin cesar e imponiéndose en la vida cotidiana. Ocurre cuando tanto políticos como jueces aceptan sobornos y muestran parcialidad. Ocurre cuando vemos que la música, las películas y los programas de televisión están plagados de blasfemias que rayan en la pornografía, que a su vez es aceptada hoy en día como “normal” por la mayoría. Ocurre cuando el matrimonio ya no se valora ni respeta, de lo cual dan fe la elevada tasa de divorcios, el alto índice de nacimientos ilegítimos y la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

La anarquía de la que hablaba Jesucristo era, específicamente, la rebelión contra la santa y justa ley de Dios de la que el mundo actual se burla abiertamente por considerarla anticuada, irrelevante, arcaica y bárbara. Las personas que no comprenden realmente al amoroso Creador tergiversan sus palabras y procuran hacer que sus leyes parezcan ridículas frente al razonamiento “moderno” e “ilustrado”, pero este no es más que el producto de una forma de pensar retorcida, egocéntrica y hedonista.

Muchos creen que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, pero incluso la mayoría de ellos ignora partes sustanciales de su ley. Cristo mismo profetizó acerca de un gran engaño religioso, ¡y mejor que le prestemos atención! Él dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23).

Pablo escribió en 2 Timoteo 3:1-5 que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita”.

Estas características se están infiltrando en la estructura misma de cada nación. Dios lo advierte en Isaías 10:1, diciendo: “¡Ay de los que emiten decretos inicuos y publican edictos opresivos!” (Nueva Versión Internacional). Hombres poderosos y corruptos como el ruso Vladimir Putin, el turco Recep Erdogan, el norcoreano Kim Jong Un y muchos otros, se han valido de estas leyes injustas para  consolidarse como dictadores, sabotear los procesos oficiales y aprobados de gobierno y ejercer un poder despótico para silenciar, encarcelar e incluso matar a sus opositores políticos. Y no pensemos ni por un momento que esto no nos afecta a nosotros, ya que las naciones occidentales no distan mucho de este tipo de corrupción: nuestros propios presidentes, primeros ministros y legisladores utilizan rutinariamente los cargos políticos para su beneficio personal.

Masivo engaño a las naciones en el tiempo del fin

La Biblia revela que la influencia de Satanás alcanzará un crescendo espantoso justo antes del regreso de Cristo, y que aumentará mucho más que en cualquier otro momento de la historia.

Hablando de un dictador global final del tiempo del fin, Apocalipsis 13:2 declara que “el dragón [Satanás] le dio su poder y su trono, y gran autoridad”. El resultado será no solo la corrupción absoluta de los líderes y las elites mundiales, sino además un completo engaño religioso que hará que el público en general se ponga de parte de Satanás por el vínculo común de la desobediencia a las leyes de Dios. Y a juzgar por la decadencia moral que nos rodea, ¡evidentemente esto ya está ocurriendo!

La profecía bíblica revela que las condiciones se volverán tan terribles, que sin la intervención directa y repentina de Dios la extinción humana será el resultado inevitable (Mateo 24:21-22). Jesucristo tendrá que regresar a la Tierra para salvarnos de la autodestrucción. Solo su regreso para establecer el Reino de Dios en la Tierra nos salvará de nosotros mismos. En ese momento Satanás será eliminado y Jesús reinará en la Tierra junto a sus santos resucitados y todos sus fieles seguidores de esta época.

Este será el mayor cambio de régimen en la historia de la humanidad: cuando “los santos del Altísimo recibirán el reino, y será suyo para siempre” (Daniel 7:18, NVI). En ese momento se anunciará que “el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15, NVI).

Pero esto solo se podrá lograr cuando Satanás sea completamente destituido de su puesto actual, y eso es exactamente lo que Dios dice que sucederá.

Satanás es atado por mil años

Apocalipsis 20 es un testimonio crucial del futuro gobierno físico de Jesucristo y los santos en la Tierra. Los versículos 4-6 describen lo que muchos llaman “el Milenio”, un período de mil años que se iniciará inmediatamente después del regreso de Jesús y en el cual él y los santos reinarán sobre la Tierra física y toda la humanidad inmediatamente después de su regreso. Pero en realidad el capítulo comienza explicando cómo se va a lidiar  primero con el problema de Satanás y su influencia.

Aquí vemos la victoria completa de Dios sobre este enemigo. Un gran ángel desciende del cielo con “una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años” (Apocalipsis 20:1-2).

Lo realmente sorprendente es que el encadenamiento de Satanás fue simbolizado mediante la antigua observancia de los días santos anuales de Dios, que son celebrados cada año por los fieles seguidores de Dios. Todos los años en el Día de Expiación el sumo sacerdote de Israel confesaba los pecados del pueblo sobre la cabeza de un macho cabrío vivo y luego lo soltaba en el desierto.

La ceremonia se explica en detalle en Levítico 16. A diferencia de otros animales utilizados en el sistema del antiguo pacto, este macho cabrío no era sacrificado puesto que no representaba la muerte expiatoria de Cristo. Por el contrario, simbolizaba a Satanás, y era expulsado y desterrado en el desierto. La relación simbólica con Apocalipsis 20:1-3 es clara, ya que Satanás será igualmente expulsado y arrojado al abismo.

Las tragedias mencionadas al principio de este artículo son producto de los corazones malintencionados de hombres incitados por el engaño y la tentación de Satanás, y el único enfoque eficaz contra ello es cortar el mal desde su origen.

Por eso, Dios eliminará a Satanás del mundo y del contacto humano durante el Milenio, apartando al originador del pecado y la tentación para que la humanidad pueda finalmente florecer bajo la dirección de Dios.

En 2022, el Día de Expiación se celebrará del 4 al 5 de octubre, y usted puede unirse a esta celebración anual absteniéndose reverentemente de trabajar, ayunando ante Dios durante esas 24 horas y reuniéndose durante el día en una asamblea sagrada con otras personas, tal como ordena Dios en Levítico 23:27-32.

Visite espanol.ucg.org/congregaciones para encontrar una congregación cerca de usted con la cual reunirse para celebrar la próxima victoria sobre Satanás y aprender mucho más sobre el significado pleno del Día de Expiación, incluyendo la forma única en que revela la obra de Jesucristo como nuestro Sumo Sacerdote.

Es algo personal: ¡Satanás quiere influir en usted!

Los ataques de Satanás, aunque se desencadenen en las masas para atraerlas hacia su actitud pecaminosa de orgullo, también son específicos y personales. Jesús le dijo a su discípulo Pedro: “Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo” (Lucas 22:31, NVI). Del mismo modo, Satanás quiere alejar de Dios a cada uno de nosotros.

En ese momento, la fidelidad de Pedro a Cristo fue puesta a prueba y fracasó. Sin embargo, por medio del arrepentimiento fue restaurado y liberado del cautiverio de la influencia de Satanás, recibiendo finalmente el poder del Espíritu Santo de Dios para vencer la tentación y el pecado. Hoy nosotros podemos tener acceso a ese mismo poder, y lo necesitamos desesperadamente.

Más adelante en el ministerio de Pedro, Dios lo inspiró a escribir una advertencia personal para nosotros: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Satanás quiere devorarnos, tal como quiso hacer con Pedro.

Pero Dios también nos busca, aunque no para devorarnos, sino para salvarnos de nuestros pecados y concedernos la vida eterna junto a él. Santiago 4:7 exhorta: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.

Mientras tanto, no tenemos que esperar hasta el regreso de Cristo y que Satanás sea encadenado y arrojado al abismo para ser liberados del cautiverio.

En vez, podemos seguir los mandamientos de Dios desde hoy mismo, celebrando el Día de Expiación y todos los demás días santos y sometiéndonos completa y diariamente a su voluntad en nuestras vidas. BN