Cuando el “adiós” llega de manera inesperada

Usted está aquí

Cuando el “adiós” llega de manera inesperada

Benjamín Franklin dijo: “En este mundo no hay nada seguro, salvo la muerte y los impuestos”. Todos nacemos en algún momento, y en algún momento (a menos que Jesucristo regrese antes) moriremos.

Cuando somos jóvenes, rara vez pensamos en la muerte. Imaginamos que nos espera una larga vida, con todos nuestros sueños, aspiraciones y deseos por delante. La muerte parece  muy lejana.

En mi caso, sufrí por primera vez la muerte de un ser querido solo cuando ya era adulta. Por lo tanto, mientras crecía, la muerte era algo que prácticamente le ocurría a las personas de edad avanzada que habían vivido mucho y bien.

Sin embargo, ahora he estado en muchos funerales y el reciente fallecimiento de alguien que ni siquiera conocía me afectó mucho. Él murió repentina e inesperadamente. ¿Por qué esta muerte me causó tanto impacto? Porque él tenía mi misma edad y me di cuenta de que podría haber sido yo, o mi esposo. No me encuentro preparada para morir, y me imagino que probablemente usted tampoco lo está. ¿Y si hubiera sido mi hermana o mi hermano? Tampoco estoy preparada para el fallecimiento de ellos.

Todos sabemos que nuestras vidas físicas acabarán algún día, pero no sabemos cuándo sucederá o cuándo le podría pasar a algún ser querido. Podría ser por un accidente o por alguna enfermedad fulminante y en tales casos es probable que no podamos despedirnos o decirles lo mucho que los amamos.

¿Qué debemos hacer, entonces?

No deje pasar la oportunidad de decirles a los suyos que los ama, y hágalo ahora. Llame a algún amigo distante y dígale que ha estado pensando en él. Escríbale una carta a alguna tía que quiera y dígale que la extraña. Antes de irse a dormir, dígales a su mamá y a su papá que los ama y que aprecia todo lo que hacen por usted.

Pero hágalo hoy. No espere hasta mañana o la próxima semana o hasta el mes siguiente, pues podría ser muy tarde. La vida es corta
—“porque el hombre tampoco conoce su tiempo”— nos dice Eclesiastés 9:12. Aproveche el tiempo ahora y conéctese con los que ama y estima.

Llegará el momento en que las Escrituras se cumplirán: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

No tendremos que preocuparnos por despedirnos cuando llegue ese momento; pero hasta entonces, permanezca en contacto con aquéllos que ama, dígales que los quiere, pase tiempo con ellos, llámelos, escríbales. ¡Se sentirá muy feliz de haberlo hecho!