¿Cómo será el reinado de Jesús en la Tierra?

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¿Cómo será el reinado de Jesús en la Tierra?

En medio del juicio a Jesús que decidiría su vida o muerte, el gobernador romano le preguntó si era rey. Él respondió: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo . . .” (Juan 18:37, énfasis nuestro en todo este artículo).

Jesús declaró sin ambages que había nacido para ser Rey y había venido para serlo. Y, efectivamente, volverá como Rey para gobernar sobre toda la Tierra como Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 17:14; 19:16).

La Biblia contiene decenas de escrituras y profecías sobre estos acontecimientos que nos infunden gran esperanza para el futuro, en un mundo mucho mejor más allá del presente.

Sin embargo, a lo largo de los siglos mucha gente se ha enfocado tanto en el momento en que  ocurrirá esto (algo que el Padre no ha revelado, véase Mateo 24:36), que ha pasado por alto lo más importante que debemos entender. Se trata de cómo reinará y gobernará Cristo. ¿Cómo serán su reino y su gobierno? ¿Cómo será su reinado cuando se convierta en el Rey y Gobernante supremo sobre toda la Tierra?

El Reino de Dios sobre la Tierra

Jesús habló reiteradamente del Reino de Dios, y al hacerlo continuó el mensaje de los profetas de Dios que lo habían precedido. Con mucha frecuencia se refirió a su regreso a la Tierra para establecer el reino que los anteriores profetas bíblicos habían predicho. Cuando sus discípulos le preguntaron: “. . . ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?” (Mateo 24:3), les respondió con una larga profecía. En ella describió la llegada de su reino divino a la Tierra para dar paso a una nueva era y poner fin a todos los gobiernos dirigidos por el hombre, con su historia de abusos, opresión, muerte y destrucción.

Cristo respondió específicamente a la pregunta de los discípulos en Mateo 24:30: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.

Cuando Jesús vino a la Tierra la primera vez, proclamó las buenas noticias del Reino de Dios y cómo podemos ser parte de él. Y cuando regrese en su segunda venida, vendrá como Rey y Gobernante todopoderoso del mundo para establecer su reino sobre todo el planeta y hacer realidad esa buena noticia.

Él continuó diciendo en la profecía sobre su regreso: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25:31-34).

El reino al que se refería Jesús es el mismo Reino de Dios sobre el cual enseñaba a menudo. Como él dijo, este reino ha estado en proceso de planificación “desde la fundación del mundo”. Y la meta del gran plan de Dios para la humanidad es que aquellos que son “[bendecidos] por mi Padre”, es decir, los que tienen una relación cercana, amorosa y respetuosa con Dios, “hereden el reino preparado” para ellos. Jesús será el Rey de aquel reino, y una parte vital de lo que él vino a anunciar es la forma en que podemos llegar a formar parte de él. Esta es la esencia de su mensaje de “arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).

Un reino de paz eterna

En Isaías 9:6-7 se encuentra una extraordinaria profecía sobre la misión de Jesucristo de establecer este reino: “Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Su gobierno y la paz nunca tendrán fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del Señor de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!” (Nueva Traducción Viviente).

Esto nos dice que Jesús el Mesías establecerá el gobierno de Dios para siempre, y será el Rey sobre toda la creación. ¿Y cómo reinará? Lo vemos en las palabras usadas aquí para describir a Jesucristo como rey: “Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. Bajo aquel gobierno nunca se interrumpirá la paz, porque se establecerá y mantendrá con equidad y justicia para siempre. Esa es la clase de rey y gobernante que será Jesucristo.

Isaías 2:3-4 profetiza además ese tiempo: Vendrá gente de muchas naciones y dirán: ‘Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas’. Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra. El Señor mediará entre las naciones y resolverá los conflictos internacionales. Ellos forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en herramientas para podar. No peleará más nación contra nación, ni seguirán entrenándose para la guerra” (NTV).

Después de miles de años de historia humana marcada por la guerra, la violencia y la corrupción, Jesucristo dirigirá una masiva campaña de reeducación para enseñarle a la gente el camino de Dios: el camino del dar y de la generosidad, en lugar de aquel que solo procura recibir de forma egoísta. Este es el único camino que conduce a la paz verdadera y duradera.

Isaías 11:9 nos dice cuál será el resultado de este esfuerzo de reeducación mundial: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar”.

Así como las aguas llenan cada grieta y hendidura en las cuencas de los mares, el conocimiento de Dios llenará toda la Tierra. Las personas que nunca han conocido al verdadero Dios –que han sido cegadas espiritualmente por el ateísmo y las falsas religiones que enseñan mentiras en lugar de la verdad de Dios– por fin podrán abrir sus ojos y mentes para aprender acerca del único Dios verdadero y de su Hijo, Jesucristo. Y como acabamos de leer, ¡la gente acudirá a Jerusalén desde todo el mundo para conocer la verdad de Dios y su forma de vida!

Un Gobernante diferente a todos los gobernantes humanos

Pero ¿qué hará que el gobierno de Dios en la Tierra sea diferente a todos los gobiernos, reinos e imperios que han existido con anterioridad? El propio Jesús describió el contraste en una amable reprimenda a sus propios discípulos que, sabiendo que Jesús estaba destinado a ser rey, habían estado compitiendo egoístamente por puestos de poder y prestigio. ¿Qué les dijo Jesús?

“Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:25-28).

En esta oportunidad Jesús entregó una gran cantidad de información y enseñanzas. Sus discípulos estaban muy conscientes del tipo de gobierno abusivo y corrupto que ejercían los administradores romanos y sus lacayos. Tal como sucede con los funcionarios gubernamentales de hoy, muchos de ellos habían amasado fortunas por “servir” al pueblo, utilizando sus puestos para enriquecerse.

Jesús dejó muy claro que él y quienes lo siguen (y que gobernarán con él cuando el Reino de Dios se establezca en la Tierra, Apocalipsis 1:6) deben seguir un modelo de liderazgo muy diferente. “Mas no será así entre vosotros”, les dijo. En su lugar, “el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

El modelo de gobierno en el Reino de Dios será el de dar en lugar de recibir. Será el de servir a los demás en lugar de ser servido. Estará arraigado y fundamentado en el amor genuino que es parte del carácter de Dios: la preocupación por los demás y no por uno mismo.

Jesús fue un vivo ejemplo de esta actitud de entrega y servicio durante su ministerio en la Tierra. Alimentó a los hambrientos, sanó a los enfermos, levantó a los oprimidos y dio esperanza a los que no tenían ninguna. Asumió el papel de esclavo y lavó los pies de sus discípulos, sacrificándose como ofrenda suprema para morir en nuestro lugar y asumiendo el castigo que merecíamos por nuestros pecados (Juan 13:12-15; Romanos 5:6-8).

Isaías 40:10-11 es otra profecía acerca del reinado venidero de Jesucristo en la Tierra: “He aquí que el Eterno el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará . . . Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.

Su gobierno estará marcado por la bondad y la compasión, porque el amor es el fundamento del modo de vida de Dios y de todas sus leyes (Mateo 22:37-40). Esto no quiere decir que él y los que gobiernen con él no ejercerán firmemente su poder cuando la ocasión lo exija, pues a veces esto es necesario para evitar que las personas se dañen unas a otras. Pero la diferencia clave será que todas las decisiones se basarán en leyes justas y perfectas que beneficiarán a todos los interesados (Salmos 119:172; Deuteronomio 6:24-25; Santiago 1:25). ¡Este verdaderamente será un gobierno para el bien de los gobernados!

Más allá del horror y las penurias del gobierno humano actual, este es el maravilloso futuro que le espera a la humanidad: un mundo de paz, propósito y abundancia bajo el amoroso liderazgo de Dios Padre a través de Jesucristo. Únase a nosotros para clamar “¡Venga tu Reino!”, y esfuércese por poner en práctica esas cualidades justas en su vida ahora mismo para que pueda ser parte de ese reino futuro.  BN