¿Cómo puedo saber con certeza si Dios me está llamando?
Jesús dejó muy claro que nadie puede venir a él a menos que Dios el Padre lo llame (Juan 6:44, 65). Posteriormente, el apóstol Santiago nos dijo que si nos acercamos a Dios, él se acercará a nosotros (Santiago 4:8). El apóstol Pablo señaló que somos llamados por el evangelio, que son las buenas noticias del Reino de Dios (2 Tesalonicenses 2:14).
Además, se nos dice que el entendimiento debe ser “alumbrado” o “iluminado” (Efesios 1:18; Hebreos 6:4, 10:32) y que la revelación de las cosas de Dios debe venir a través del Espíritu Santo (1 Corintios 2:9-14). Jesús les dijo a sus discípulos que este “Espíritu de verdad” estabamorando con ellos y que luego estaría en ellos, al momento de su conversión (Juan 14:17).
De manera similar, en Salmos 111:10 leemos que “buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos (los de Dios)”, y en Hechos 5:32, que Dios da el Espíritu Santo a los que le obedecen. Más aún, Dios es quien nos infunde el deseo de arrepentirnos y querer vivir de acuerdo a su voluntad (2 Timoteo 2:25; Filipenses 2:13).
A la luz de todo esto vemos que Dios usa el mensaje del evangelio para que nos acerquemos a él, y que por medio de su Espíritu nos da entendimiento inicial y deseo de cambiar. Luego, a medida que respondemos en obediencia, Dios nos va dando mayor convicción y entendimiento para seguir su camino.
Una de las señales de que Dios puede estar llamándolo es que usted esté empezando, aunque sea lentamente, a entender las Escrituras con una dimensión y profundidad que nunca antes había experimentado. A medida que comienza a comprender los misterios del Reino de Dios (Mateo 13:10-11), su convicción va creciendo y, por lo tanto, necesita responder y actuar de acuerdo a ese conocimiento. Tal vez usted ya haya comenzado a responder de cierta forma y, como resultado, Dios le ha permitido ir entendiendo cada vez más.
Nada es más importante que el llamado de Dios. Considere la majestad y grandiosidad de lo que esto significa. El apóstol Pedro se refirió a este magnífico llamamiento en su primera carta:
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Pedro 2:9-10).
Esta inspiradora descripción que hace Pedro del llamamiento cristiano nos ayuda a entender la grandeza de la salvación de Dios. Este llamado es posible mediante el sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados y el perdón que puso a nuestro alcance.
Pero este perdón no nos fue otorgado a modo de licencia para seguir practicando el pecado como una forma de vida, sino para que nos arrepintiéramos, dejáramos de pecar y comenzáramos a obedecer a Dios. El evangelio que predicó Jesús estaba acompañado del llamado a actuar y tener fe. Él dijo “arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15).
Como ya se mencionó, si Dios lo está llamando es porque se despertó en usted la necesidad de efectuar un cambio en su vida personal para ajustarla a los estándares y valores cristianos que enseña la Biblia y de vivir “de una manera digna del llamamiento que han recibido” (Efesios 4:1, Nueva Versión Internacional).
Las promesas de Dios inspiran fe, que es la confianza profunda que tenemos en él. Conforme estudiamos su Palabra, nuestra fe crece más (Romanos 10:17). El arrepentimiento por fe nos llevará al bautismo y al consiguiente recibimiento del Espíritu Santo (Hechos 2:38) para poder cambiar, entender y permanecer fieles. De ahí en adelante debemos seguir creciendo espiritualmente a lo largo de nuestra vida cristiana, con la ayuda de Dios.
Es de esperar que usted esté cada vez más cerca de realizar dicho compromiso. Sin embargo, si ese no es el caso, igual puede comenzar a acercarse a Dios, pedirle su ayuda para poder seguir su camino y comprometerse a cumplir las instrucciones bíblicas, tal como se explica en la revista Las Buenas Noticias.Y nunca dude de que Dios tiene mucha paciencia al trabajar con nosotros.
No obstante, sin importar si usted siente que está siendo llamado ahora o no, los requisitos de Dios siguen vigentes, incluso para usted. Como Pablo declaró a un grupo de griegos inmersos en la idolatría: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30-31).
La evidencia está disponible para todos, si queremos buscarla. Que Dios lo ayude a ver y actuar.
Para aprender más en cuanto a cómo responder al llamado de Dios, llevar una vida digna de ese llamado y cómo esto conduce a la vida eterna en el Reino de Dios, asegúrese de solicitar o descargar nuestro folleto gratuito titulado Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana. BN