Colibrís: ¿Cómo pueden hacer eso?

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Colibrís

¿Cómo pueden hacer eso?

"¡Oh, mira, ahí hay uno!”, grita un niñito. De pronto, un colibrí sube rápidamente hasta el bebedero lleno de néctar rojo colgado en la terraza, revolotea alrededor y después, suspendido en el aire, inserta su pico y su lengua en la abertura extrayendo el agua azucarada y de alto contenido energético que necesita para poder realizar sus increíbles acrobacias aéreas. Poco después, otro colibrí, que intenta impresionar a una hembra que lo observa con admiración, se empina velozmente hasta casi 40 metros de altura y se deja caer en picada hasta el suelo, creando una estridente explosión sonora a través de las plumas de su cola.

“¡Caramba! ¿Cómo hacen eso?” preguntan los que se hallan en la terraza observando aquellas maravillosas proezas aéreas. Muchos se sienten bendecidos por poder presenciar semejante maravilla de la naturaleza y le dan gracias a Dios como el Creador y Diseñador Supremo. Y tienen toda la razón.

“No tan rápido”, argumenta la mayoría de los educadores y naturalistas que piensan lo contrario. Estas personas, aunque se refieren con gran efusividad a la “arquitectura incomparable” del colibrí, al mismo tiempo niegan la existencia del Arquitecto Supremo. Ellos afirman que estos helicópteros en miniatura de alguna manera evolucionaron a lo largo de muchísimos años, sin que tuviera nada que ver la intervención de un Diseñador Inteligente. ¡Imagine lo que sería hacer la misma afirmación respecto a un helicóptero militar, con sus todas sus características aeronáuticas y tecnológicas! Sin embargo, ¿cuándo chocan los colibrís? ¡Y ni siquiera necesitan un  piloto!

Ahora, gracias a la fotografía de alta velocidad que puede verse en cámara lenta, podemos apreciar las espectaculares características especialmente creadas de esta magnífica ave, ¡un verdadero prodigio de la naturaleza!

Cómo vuelan los colibrís

Las increíbles proezas aéreas de los colibrís son una verdadera maravilla; pero ese es solo el comienzo de la historia. Sus diminutos corazones laten a la asombrosa velocidad de 1 260 veces por minuto, es decir, 21 latidos por segundo. En comparación, un corazón humano saludable solo puede latir entre 60 y 80 veces por minuto. ¡Imagine lo que sería hacer cualquier cosa 21 veces por segundo!

Las alas de un colibrí aletean entre 40 y 90 veces por segundo. Para apreciar lo asombroso que es esto, estire sus brazos hacia los lados y trate de subirlos y bajarlos como si fueran alas. ¿Puede lograr aletear más de un par de veces en un segundo? ¡Jamás podría despegar del suelo a esa velocidad!

El secreto de los colibrís radica en que ellos no baten sus alas hacia arriba y hacia abajo, ¡sino que planean en el aire, y con sus hombros flexibles hacen circular sus alas en forma de número ocho!  Si desea ver y disfrutar un espectacular documental sobre el colibrí, vaya a YouTube y busque el video “Vuelo del colibrí en cámara lenta”. El movimiento en forma de número ocho genera un levantamiento de ambos lados de las alas y otorga al colibrí el privilegio de ser la única ave que puede volar en cualquier dirección.

No obstante, y de manera increíble, un episodio del programa Nature (Naturaleza), del canal PBS (“Hummingbirds: Magic in the Air” [Colibrís: Magia en el aire], 2010), afirma como hecho comprobado que como las plantas que contienen néctar normalmente no tienen superficies donde el colibrí pueda posarse, algún colibrí en algún momento del distante pasado se enfrentó a su inminente extinción y a la de la planta, que de otra manera no podía ser polinizada, ¡y tuvo que enseñarse a sí mismo a volar suspendido en el aire! Evidentemente, este colibrí legó este truco a su progenie, tal como un mago puede enseñarle a su aprendiz a levitar.

Si usted está sentado en una silla mientras lee esto, por favor aléjese de ella de manera que no tenga dónde “posarse”, ¡y vea cuánto tiempo se demora en evolucionar hasta el punto de planear en el aire!

Cómo beben en realidad los colibrís

Aunque un colibrí pesa solamente 3 gramos,  puede consumir diariamente hasta el doble de su peso en alimento. A simple vista, parece que el colibrí inserta su pico y lengua en el néctar y después lo chupa, como si estuviera bebiendo con una pajita. Durante casi dos siglos, los investigadores creyeron que las lenguas de los colibrís tenían canales en forma de tubo, que succionaban el néctar por acción capilar (es decir, el líquido asciende por los lados de un tubo).

Por lo tanto, ellos esperaban que los colibrís prefirieran el néctar con una concentración de azúcar de 20 a 40 por ciento, ya que las concentraciones más altas serían muy densas como para subir suficientemente rápido. Pero se quedaron pasmados al ver que los colibrís escogían líquidos con el doble de azúcar.

Las nuevas técnicas fotográficas de alta velocidad dilucidaron el enigma, revelando que cuando los canales en forma de tubo que tienen los colibríes en su lengua tocan el néctar, se abren en los lados, se curvan alrededor del néctar, y se vuelven a cerrar mientras la lengua se retrae, llevando el néctar hasta el pico. ¡Aún más asombroso, el colibrí hace esto a la velocidad del rayo, metiendo y sacando su lengua en el néctar aproximadamente 20 veces por segundo! ¿Cree usted realmente que una lengua que se abre y se cierra tan delicada y rápidamente pudo haber evolucionado por simple coincidencia?

La acción de la lengua del colibrí marca el límite de cuánto han logrado averiguar los científicos respecto a su acción de beber. El ornitólogo Alejandro Rico-Guevara, de la Universidad de Connecticut, coautor de un estudio publicado el 2 de mayo de 2011 en The Proceedings of the National Academy of Sciences (Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias), afirma: “Para beber, uno tiene que tragar. Nadie ha tratado aún de explicar cómo funciona esto [en los colibrís]. Por el momento, se considera algo mágico”.

Rico-Guevara dijo que se requieren estudios más avanzados para entender cómo el colibrí absorbe la energía del néctar que ingiere con su lengua. Más de 350 especies de colibrís son las responsables de polinizar más de 8 000 especies de flores en todo el mundo. Sorprendentemente, los colibrís no tienen sentido del olfato, pero se sienten irresistiblemente atraídos hacia las flores de colores llamativos y el color rojo del néctar azucarado en los bebederos.

Cerraduras, llaves y picos de colibrís

El programa del canal PBS mencionado anteriormente admite con admiración que las numerosas especies de colibrís “están todas diseñadas para acomodarse a sus flores favoritas, como una llave a una cerradura”. La palabra clave en este asunto es “diseñadas”,aunque dicho programa afirme que esto puede suceder por medio de la evolución ciega. Pero cuando usted necesita una llave para un candado o una cerradura, ¿se le pasaría siquiera por la mente esperar a que alguna llave evolucionara por su cuenta? ¡Ridículo! Todos sabemos que una llave y su cerradura deben ser especialmente diseñadas para que encajen perfectamente.

Un ejemplo de esto es el floripondio, del género Datura, el cual tiene flores en forma de trompeta que esconden su néctar a 10 centímetros bajo su superficie. El show de PBS afirma que esta flor única evitó la extinción gracias a que cierto colibrí “hizo enormes esfuerzos para poder alimentarse”.

Supuestamente, esto es un ejemplo evolucionario de “una planta que obliga a un pájaro a hacer su voluntad”. En esta fantasía del pensamiento evolucionista, un pájaro visionario se dio cuenta de que su especie se extinguiría si él no extendía su pico lo suficiente como para alcanzar el néctar que se hallaba al fondo mismo de aquella flor. ¡Bam! Súbitamente, aceptando el desafío, ¡apareció un colibrí pico espada (así se llama esta variedad) con un pico de 10 centímetros, tanto o más largo que su cuerpo!

“Dice el necio en su corazón: ‘No hay Dios’”. Esta franca afirmación del Diseñador y Creador del colibrí se encuentra en Salmos 14:1 y 53:1.

Dios mismo desafió a Job cara a cara al manifestarle quién era el dueño de la sabiduría y el poder detrás del vuelo de las águilas (Job 39:27-28). Lo mismo se aplica a cualquiera que intente quitarle el crédito al Creador por la forma en que los colibrís atrapan el néctar y agitan sus alas al mismo tiempo.

¡Ahora, gracias a la fotografía de alta velocidad, podemos ver con nuestros propios ojos cómo lo hacen y darle gloria al Creador que los diseñó de tal manera!