Caos en el Medio Oriente
Qué está sucediendo y por qué
¿Cuáles noticias internacionales son las que han acaparado las primeras planas en los últimos años? Repasemos rápidamente este resumen:
• Hace cuatro años, los levantamientos que culminaron con la Primavera Árabe dieron comienzo a una restructuración del Medio Oriente. Varios gobiernos árabes fueron derrocados en medio de una ola subversiva, que en aquel momento fue entusiastamente aclamada como un movimiento democrático popular y progresista. Sin embargo, los acontecimientos que se desarrollaron a continuación dejaron en evidencia que tal perspectiva era ingenua e irreal, ya que por toda la región se propagaron la violencia, el derramamiento de sangre y formas de opresión aún más crueles.
• La guerra civil siria, consecuencia de la Primavera Árabe, ha cobrado 200 000 vidas. Mientras tanto, varios grupos han competido –sin éxito hasta ahora– por derrocar a Bashar al-Assad, el dictador de Siria. Esta guerra también ha dejado a millones de personas en condición de refugiadas, muchas de las cuales han escapado a países vecinos como El Líbano, Jordania, Turquía e Irak.
• En estos últimos años hemos podido ver a Irán en el trasfondo, férreamente determinado a conseguir armas nucleares. Mientras tanto, sus interminables rondas de negociaciones con naciones de Occidente lo único que han conseguido es que gane más tiempo para alcanzar sus metas de desarrollar armas nucleares y también los medios para utilizarlas. Los últimos reportes indican que Irán ya parece haber superado todos los desafíos que impone el diseño de las cabezas nucleares que van insertadas en sus misiles Shabab-3.
• En meses recientes fuimos testigos de un nuevo hito histórico cuando en el escenario mundial hizo su aparición una nueva entidad nacional: el Estado Islámico (también llamado EIIL [Estado Islámico de Irak y el Levante], EIIS [Estado Islámico de Irak y Siria] y también ISIS o ISIL [por sus siglas en inglés]), que abarca aproximadamente un tercio de lo que anteriormente era Siria e Irak. Y en la medida que este nuevo estado ha adquirido fuerza, Irak y Siria se han fragmentado al punto de que ya no son ni una sombra de lo que eran.
• Simultáneamente con la declaración del Estado Islámico se proclamó el restablecimiento de un califato islámico, es decir, de un imperio político-religioso que pretende unir a los musulmanes bajo el gobierno de un solo líder y que se regirá por la ley islámica charía.
• El recientemente proclamado Estado Islámico también ha horrorizado al mundo con su brutalidad, que ha mostrado decapitando arrogantemente a rehenes occidentales, japoneses y egipcios, y distribuyendo videos de los asesinatos, ejecutando a miles de prisioneros, quemando vivos a un piloto jordano y a otras 45 personas, capturando a mujeres y vendiéndolas como esclavas sexuales, e infundiendo temor a millones de personas en la región.
• El verano recién pasado estalló otra guerra entre Hamás e Israel, ya que Hamás y otros grupos terroristas en Gaza lanzaron indiscriminadamente cohetes y morteros a pueblos y ciudades israelíes hasta que Israel, en represalia, respondió con una devastadora invasión terrestre para destruir e inutilizar las instalaciones terroristas de sus agresores.Y mientras escribo este artículo, hemos visto el comienzo de lo que podría ser una nueva intifada, o levantamiento de los árabes que viven en Israel, ya que varios israelíes han sido atropellados o apuñalados, incluyendo un horroroso ataque en el que cuatro rabinos fueron acribillados, acuchillados y muertos a machetazos durante las oraciones matutinas en una sinagoga de Jerusalén.
¿Por qué estamos viendo tal caos y violencia en el Medio Oriente? ¿Qué hay detrás de todo ello, y dónde desembocará esta crisis?
Estas preguntas son sumamente importantes, porque es imposible entender lo que está ocurriendo en el mundo si no entendemos lo que está sucediendo en el Medio Oriente; pero, más importante aún, por qué está sucediendo. Y no le quepa duda de que el Medio Oriente no es la única región que está siendo afectada por estas tendencias, ya que el resto del mundo también está sufriendo sus consecuencias.
¿Qué tienen en común todas estas cosas? Si usted sigue las noticias con un enfoque analítico, probablemente se haya dado cuenta de que todos estos eventos comparten un factor clave: el islam.Todos ellos han sido motivados por las creencias detalladas en el Corán, el libro sagrado del islam, y por el hadiz, el conjunto de tradiciones del profeta Mahoma.
Profecía sobre características y conflictos árabes
No obstante, la historia no comienza con los titulares actuales sino mucho antes, unos 4 000 años atrás, en el libro bíblico de Génesis. Se inicia con un hombre llamado Abraham y su cuestionable decisión de tener un hijo con Agar, la sirvienta egipcia de su esposa Sara, por ser ésta incapaz de concebir. Esta decisión tuvo consecuencias que se han prolongado hasta nuestros días.
Sara se llenó de celos contra Agar, que ahora estaba embarazada, al punto de obligarla a huir al desierto. Retomando la historia en el momento en que Agar está a punto de morir de sed, un mensajero divino se le aparece y después de asegurarle que ni ella ni su hijo en gestación morirán, le dice algo acerca del hijo que dará a luz: “De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar” (Génesis 16:10, Nueva Versión Internacional).
Así, los descendientes del hijo que Agar tuvo con Abraham, y otros hijos que ella tendría más tarde, llegarían a ser una gran nación. El ángel también le entregó más información sobre el hijo que esperaba: “Estás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael,porque el Señor ha escuchado tu aflicción.Será un hombre indómito como asno salvaje.Luchará contra todos, y todos lucharán contra él;y vivirá en conflicto con todos sus hermanos” (Génesis 16:11-12, NVI).
Y aunque no sea políticamente correcto decirlo, esta descripción de los descendientes de Ismael retrata muy bien a los pueblos árabes, quienes hasta nuestros días proclaman orgullosamente su linaje ismaelita. La historia nos muestra que rara vez han podido llevarse bien entre ellos, como atestiguan los ciclos prácticamente interminables de violencia y guerra en el Medio Oriente. Las escasas ocasiones en que han convivido en relativa armonía han sido aquellas en que fueron forzados a vivir en paz bajo dictaduras y/o se aliaron en guerra contra terceros.
Un antiguo proverbio árabe reza así: “Yo, mi hermano y mi primo contra el mundo”. Una versión ampliada de él dice: “Yo contra mi hermano, yo y mi hermano contra nuestro primo; yo, mi hermano y mi primo contra nuestros vecinos, y todos nosotros contra el extranjero”.
Tal como predijera aquella profecía en el libro de Génesis hace 4 000 años, la historia de los descendientes de Ismael es una crónica de conflictos y peleas. Quienes estrellaron aviones de pasajeros contra el Centro de Comercio Mundial y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001, cambiaron nuestro mundo para siempre. Todos eran árabes, mayormente de Arabia Saudita, y también son árabes los combatientes que se apoderaron de Afganistán y lo convirtieron en un refugio terrorista.
No es simple coincidencia que el fundador de Al Qaeda, Osama bin Laden, haya sido de Arabia Saudita; que su sucesor, Ayman al-Zawahiri, sea egipcio, y que muchos de los guerreros que aún siguen peleando en Afganistán sean árabes. Ni es mera casualidad que la columna vertebral del recientemente declarado Estado Islámico esté compuesta de combatientes árabes.
Tampoco sorprende que los estados árabes más estables hayan sido aquellos gobernados por dictadores o reyes con poderes casi absolutos, que les han permitido sofocar los disturbios y las discordias. Los pueblos árabes no han podido mantenerse unidos ni en paz por mucho tiempo, excepto cuando han sido obligados a hacerlo por tiranos como Saddam Hussein, en Irak, y Muamar el Gadafi, en Libia, y hemos visto cómo estas naciones se sumieron en el caos una vez que tales dictadores fueron eliminados.
Profecía sobre conquistas e imperio árabes
Génesis 16 no es la única profecía bíblica acerca de los pueblos árabes. En el siguiente capítulo encontramos otra reveladora profecía sobre los descendientes de Abraham, en la cual Dios le habla a Abraham con estas palabras: “Y en cuanto a Ismael . . . he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera . . . y haré de él una gran nación” (Génesis 17:20).
¿Se cumplió en algún momento esta profecía? ¿Han llegado los pueblos árabes a convertirse en una gran nación? Claro que sí, comenzando hace más de 13 siglos.La religión del islam hizo su aparición en la Península Arábica en los años 600 d. C. Los árabes propagaron esta nueva ideología religiosa a punta de espada por todo el Medio Oriente. Llegaron hasta África del Norte y gran parte de Europa, conquistando la mayor parte de España y Portugal y avanzando incluso hasta las cercanías de París antes de ser obligados a retroceder.
Después de su expansión inicial, la arrasadora ola del islam perdió ímpetu y se estancó durante varios siglos. El fin de este periodo fue marcado por las cruzadas, una reacción a estas conquistas musulmanas. El islam y la Europa católica ya habían tenido un enfrentamiento cuando los musulmanes capturaron Tierra Santa, incluyendo Jerusalén, en los años 635-638 d. C. El conflicto empeoró cuando los musulmanes invadieron España y Portugal; después amenazaron otra vez con apoderarse de Francia, pero fueron derrotados cerca de París en 732. Con el respaldo y la bendición papal, los reyes y nobles de Europa organizaron una contraofensiva para retomar Tierra Santa y devolverla a los cristianos.
Los cruzados por fin consiguieron la victoria en 1099, y mantuvieron el control sobre Jerusalén por casi un siglo antes de ser expulsados por los ejércitos de Saladino en 1187. Posteriormente, los cruzados retomaron brevemente la ciudad desde 1229 hasta 1239 y desde 1243 hasta 1244, antes de ser expulsados por última vez. Después de ello los musulmanes gobernaron Jerusalén hasta la Primera Guerra Mundial, cuando en 1917 las fuerzas británicas capturaron la ciudad, que se encontraba bajo el Imperio otomano.
En el siglo XII el islam emprendió una segunda y descomunal campaña de conquista, y edificó sobre lo ganado anteriormente. Esta segunda ola expansiva duplicó con creces el territorio bajo su dominio.
Desde África del Norte el islam se propagó hacia el sur, hasta África subsahariana y a lo largo de la costa oriental del continente. Desde el Medio Oriente se extendió hacia el este a través del sudeste asiático, abarcando gran parte de la India y las islas del sudeste asiático,y hacia el norte a través de Asia Menor, incluidas las áreas alrededor del Mar Negro y el Mar Caspio. Luego se internó en Europa sudoriental –incluyendo Viena– antes de que las fuerzas musulmanas fueran nuevamente contenidas y se les impidiera arrasar con Europa.
Mientras Europa se sumía en una época de oscurantismo (Edad Media), provocada en gran parte por el aislamiento en que quedó este continente debido a las fuerzas musulmanas hostiles asentadas en sus fronteras, el imperio islámico liderado por los árabes llegó a ser una de las civilizaciones más altamente desarrolladas del mundo. Los árabes hicieron notables avances en geografía, matemáticas, medicina, química, arquitectura y astronomía — con lo cual se cumplió la promesa de Dios, hecha muchos siglos antes, de que serían una gran civilización.
Resentimiento hacia Occidente, y especialmente hacia los Estados Unidos
Una de las razones principales detrás del conflicto actual entre el mundo árabe y Occidente es que los pueblos árabes recuerdan muy bien que una vez tuvieron un gran imperio, pero éste se desintegró y colapsó hace mucho tiempo. Su perspectiva del mundo está fuertemente moldeada por su libro sagrado, el Corán, el cual les dice que los musulmanes están destinados a reinar sobre todas las otras naciones: “Él [Alá] es Quien ha enviado a Su Mensajero [Mahoma] con la Guía y la religión verdadera [islam] para que prevalezca sobre todas las religiones” (sura 61:9, El Corán en Español,elcoran.net, traducción de Isa García, énfasis nuestro en todo este artículo. Las suras son los 114 capítulos en los que se divide el Corán).
Esta dicotomía entre las promesas del Corán y la realidad del mundo musulmán ha dado origen a mucha humillación y resentimiento: el mundo occidental de la actualidad goza de gran éxito material, mientras –en comparación– la civilización árabe ha declinado prácticamente en todos los aspectos.
Así, según piensan muchos musulmanes, las potencias occidentales como los Estados Unidos deben ser derribadas para que el islam sea reivindicado y los musulmanes puedan ocupar el lugar que les corresponde como gobernantes del mundo. Por esto fue que después de los ataques terroristas en los Estados Unidos, el 11 de septiembre de 2001, las calles de las ciudades del mundo árabe se llenaron de eufóricos manifestantes que celebraban el hecho de que los Estados Unidos hubiera sido golpeado de manera tan devastadora.
Y por esto también es que algunos líderes islámicos se refieren a los Estados Unidos como “el Gran Satanás” y a Inglaterra e Israel como “los pequeños Satanases”. Según su perspectiva, estas naciones son instrumentos del demonio que impiden al islam alcanzar su legítimo destino como poderoso gobierno mundial.
Pero ¿cómo llegamos al punto en que gran parte del mundo y casi todo el Medio Oriente se hallan en caos a causa del islam?
Factores claves acerca de los disturbios causados por el terrorismo
The Global Terrorism Index (Inventario del terrorismo global), publicado por el comité asesor del Instituto de Economía y Paz, de Australia, destaca estos factores claves en cuanto al terrorismo mundial:
• “En 2013 la actividad terrorista aumentó substancialmente, y la cifra total de muertes ascendió de 11 133 en 2012 a 17 958 en 2013, un incremento de 61 por ciento . . . La cifra de países que experimentaron más de 50 muertes aumentó de 15 a 24. Esto pone de relieve que no solo está en alza la intensidad del terrorismo, sino también su alcance.
• “Más de 80 por ciento de las muertes causadas por actos terroristas en 2013 ocurrieron en solo cinco países: Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria. Sin embargo, otros 55 países registraron una o más muertes debido al terrorismo.
• “Desde el año 2000 ha habido un incremento de más de cinco veces en la cifra de muertes por terrorismo, que aumentaron de 3 361 en el año 2000 a 17 958 en 2013.
• “La amenaza de actividad terrorista es uno de los principales riesgos de seguridad para muchos países, y el principal en algunos de ellos. El reciente surgimiento de grupos ultraviolentos como el Estado Islámico en Siria e Irak está motivado por crecientes ambiciones territoriales . . . lo que incrementa el riesgo de una desestabilización aún mayor en la región de Oriente Medio.
• “La mayoría delas muertes atribuidas a ataques terroristas (66 por ciento en 2013) son reivindicadas por solo cuatro organizaciones terroristas: EIIL,Boko Haram, el Talibán y Al Qaeda y sus afiliados. La clave común de estos cuatro grupos es una variación de ideologías religiosas basadas en interpretaciones extremas del islam wahabí . . .” (El wahabismo se destaca por su rigor en la aplicación de la charía y por un constante deseo de expansión por el mundo).
Tercera ola de conquistas islámicas
¿Qué conclusiones podemos sacar de estos hechos? Aunque estas frías cifras no lo explican, ¿por qué los musulmanes están matando a tantos otros musulmanes? Según sus propias palabras, ellos consideran que los musulmanes más moderados, o musulmanes de otras sectas, son infieles que deben convertirse o enfrentar la espada para que el islam “puro” (como ellos lo definen) pueda ser resucitado y se propague.
Esto también se aplica a los gobiernos musulmanes a lo largo de la región, donde ciertos grupos fundamentalistas están decididos a derrocar a los gobernantes que ellos consideran apóstatas u occidentalizados, para poder convertir a las naciones a su visión del islam. Tales grupos se han jactado abiertamente de sus intenciones de destronar a Bashar al-Assad en Siria (donde se libra una feroz y sangrienta guerra civil) y a las familias reales que gobiernan reinos como Arabia Saudita, Jordania y Kuwait.
En Nigeria, mientras tanto, el grupo terrorista Boko Haram, famoso por sus sangrientas masacres en iglesias y el secuestro de centenares de niñas escolares, está poniendo en práctica el método original para diseminar el islam: convertir a tantos como sea posible a esta religión y matar a quienes se resistan, intentando al mismo tiempo derribar al gobierno para poder apoderarse de toda la nación y convertirla al islamismo.
¿Qué significa todo esto?
La respuesta es a la vez simple y profunda: el islam está despertando de su larga siesta y comenzando su tercera ola expansiva. Y tal como ocurrió con las dos primeras olas, que comenzaron en los años 600 y 1200 d. C, este resurgimiento está creando violencia, inestabilidad y temor tanto en el mundo musulmán como a lo largo de todas sus fronteras.
Como vimos anteriormente, el Corán les dice a los musulmanes que están destinados a gobernar un mundo convertido al islam. También les dice que muchos se resistirán, por lo cual los musulmanes tienen que librar la yihad para que el mundo se unifique bajo el islam: “Combatidlos hasta que cese la sedición y triunfe la religión de Allah” (sura 2:193).
Califato y conquista
Muchos musulmanes han soñado desde hace mucho con un imperio islámico –un califato– unido bajo el liderazgo de un solo gobernante musulmán, o califa, como era el caso en tiempos del fundador del islam, Mahoma, y sus sucesores inmediatos. Los musulmanes consideran esto como una promesa y un mandamiento del Corán, porque ellos son el pueblo escogido de Alá: “Sois la mejor nación que haya surgido de la humanidad: Ordenáis el bien, prohibís el mal y creéis en Allah” (sura 3:110).
Y debido a esta promesa, persiguen ferozmente su meta de dominar a todo el mundo e imponer la adoración exclusiva a Alá (islam significa “sumisión”, y musulmán, “aquel que se somete”): “Allah prometió hacer prevalecer en la Tierra a quienes crean de vosotros y obren correctamente, como lo hizo con quienes os precedieron. [A éstos también] Les concederá el poder necesario para que puedan practicar la religión que Allah ha dispuesto para ellos [el Islam] y tornará su temor en seguridad. Adoradme, pues, yno Me atribuyáis partícipe alguno. Y [sabed que] quienes no crean [y no agradezcan Mis gracias] estarán descarriados” (sura 24:55).
Cuando la cabeza del grupo terrorista Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, declaró el establecimiento de este nuevo estado en territorios arrebatados a Siria e Irak, se autoproclamó califa, es decir, el gobernante de un nuevo califato islámico. En un comunicado escrito en el que anunció su drástica decisión, mencionó los dos versículos del Corán que citamos más arriba y agregó muchos otros similares.
Baghdadi hizo un recuento de la antigua historia islámica y sus grandes conquistas, incluyendo el derrocamiento de los imperios que se interpusieron en el camino del islam, y arengó a los musulmanes de todo el mundo para que lo siguieran: “Ha llegado el momento de que [la comunidad global de creyentes] despierte de su sueño, se quite las prendas de la deshonra, y se sacuda el polvo de la humillación y la vergüenza . . . El sol de la yihad ha salido. Las alegres buenas nuevas del bien irradian su luz. El triunfo se asoma en el horizonte. Las señales de la victoria son evidentes . . .
“Por lo tanto, teman a Alá, oh esclavos de Alá. Escuchen a su califa y obedézcanle. Apoyen a su Estado [Islámico], que crece día a día –por gracia de Alá– con honor y grandeza, mientras sus enemigos se repliegan y son vencidos cada vez más. Así que apresúrense, oh musulmanes, y reúnanse alrededor de su califa para que puedan volver a ser lo que fueron durante siglos: reyes de la Tierra y caballeros de la guerra. Vengan, para que puedan recibir honor y estima y puedan vivir como amos, con toda dignidad.
“Sepan que luchamos por una religión que Alá prometió apoyar. Luchamos por [una comunidad musulmana universal] a la cual Alá le ha concedido honor, estima y liderazgo, prometiendo darle poder y fortaleza sobre la Tierra. Vengan, musulmanes, a reclamar su honor, su victoria . . . acudan con premura a su religión y credo, para que por Alá se adueñen de la Tierra y tanto el Este como el Oeste se sometan a ustedes. Esta es la promesa que Alá les ha hecho”.
Al-Baghdadi y el Estado Islámico son solamente los últimos en proclamar su deseo por restablecer el califato, que existió como tal y por última vez durante el Imperio otomano y se desintegró poco después de la Primera Guerra Mundial. Desde aquel entonces, muchos grupos islamistas, incluyendo a organizaciones terroristas como la Hermandad Musulmana, el Talibán, Al Qaeda, la Yihad Islámica y Hamás, “procuran la resurrección del califato, el régimen que fue instaurado por los justos sucesores de Mahoma –los califas– y que se ha convertido en el modelo que debe ser imitado por todas las generaciones futuras de musulmanes” (Raphael Israeli, From Arab Spring to Islamic Winter [De la Primavera Árabe al invierno islámico], 2013, p. XIII).
Para ser francos, el Estado Islámico es tan brutal y sediento de sangre, que parece improbable que gane muchos adeptos en el mundo musulmán. Sin embargo, grupos como el Talibán, Boko Haram y otras organizaciones terroristas en Libia, Egipto, Yemen y las Filipinas le han prometido su apoyo y también está atrayendo a centenares de yihadistas de países occidentales, incluyendo Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Italia, Alemania, los Estados Unidos y Canadá.
“Ustedes conquistarán Roma
y se adueñarán del mundo”
En el mismo discurso en que proclamó el resurgimiento del califato, Al-Baghdadi amonestó a los creyentes de todo el mundo para que apoyaran la causa, pidiéndoles encarecidamente: “Acudan rápidamente, oh musulmanes, a su Estado . . .Este es mi consejo; si lo obedecen, conquistarán Roma y se adueñarán del mundo, si Alá quiere”.
Las promesas para capturar Roma aparecen con mucha frecuencia en discursos y sermones islámicos. ¿Por qué Roma? La respuesta es dual: primero, Roma es la sede del catolicismo romano, considerado por los musulmanes como su enemigo mortal; y segundo, Roma es el símbolo de toda Europa, porque el catolicismo romano se asoció con los ejércitos europeos y ambos combatieron conjuntamente contra el islam mediante sus cruzadas.
Hasta nuestros días, los yihadistas musulmanes regularmente se refieren a las fuerzas militares occidentales como “los cruzados”, porque en sus mentes las cruzadas nunca terminaron. Para ellos, ese conflicto simplemente entró en receso y ahora es el momento de reiniciar la batalla a muerte.
La profecía bíblica predice aún más conflictos
¿Hay alguna manera de saber adónde nos conducen estas tendencias mundiales? Solo hay una fuente confiable que nos dice lo que nos depara el futuro; esa fuente es la Palabra de Dios, la Biblia. Ella no nos entrega todos los detalles, pero sí describe a grandes rasgos los acontecimientos principales que conducirán al retorno de Jesucristo para gobernar al mundo y establecer el tan esperado Reino de Dios aquí en
la Tierra.
Daniel 11 contiene la profecía continua más larga de la Biblia, y nos entrega un vistazo general de los eventos que afectarían al Oriente Medio desde el tiempo de Daniel, en el siglo VI a. C., hasta el retorno de Jesucristo. Esta extraordinaria profecía describe lo que sucederá “cuando llegue la hora final” (v. 40, NVI), cuando un “rey del sur” –probablemente el líder de una alianza de naciones musulmanas o de un califato restaurado, un imperio islámico– iniciará una nueva ronda de guerras contra un poder del norte, aparentemente centrado en Europa.
Esto dará comienzo a una cadena de acontecimientos que culminarán con un conflicto bélico y una destrucción sin precedentes, tanto así, que llevarán a la raza humana al borde de la extinción si Jesucristo no regresa para salvarla.
¿Podría el EIIL ser el poder final del sur? En realidad esto es sumamente improbable, ya que la despiadada brutalidad y crueldad de este régimen hacen bastante difícil que pueda ganarse el apoyo de otras naciones musulmanas de la región.
Sin embargo, el Medio Oriente siempre ha tenido la capacidad de sorprender al mundo, como lo hizo hace cuatro años, cuando muy pocos pudieron prever que unas cuantas protestas aisladas en los albores de la Primavera Árabe culminarían con el caos que desestabilizó prácticamente a todo el Medio Oriente.
Pero lo más significativo de todo esto es que los eventos que están afectando al Medio Oriente y otras áreas del mundo muestran que el sueño de dominación global del islam ha vuelto a despertar, encendiendo nuevos clamores de yihady conquista, con todas las implicaciones que ello encierra para los que se interpongan en su camino. Claramente, millones de musulmanes ansían un califato, y su deseo de conquista islámica y derrota de Roma muestran que el futuro traerá tiempos muy peligrosos.
¡Nunca ha sido más importante que usted estudie con ahínco la Palabra de Dios, para que entienda los tiempos en que vivimos! ¡Nunca ha sido más importante que desarrolle una relación íntima con su Creador, a fin de que él lo proteja durante los peligrosísimos tiempos que se avecinan para nuestro mundo!