¿A qué se debe la creciente popularidad del socialismo?
La cultura de una sociedad se basa en sus ideologías: las ideas, opiniones y creencias de su gente. El fundamento ideológico de los Estados Unidos de América se está degradando drásticamente a un ritmo acelerado y alarmante. Una nube oscura está ensombreciendo el país a medida que este cede ante ideologías antagonistas o “ismos”.
Con la mengua de la religión basada en la Biblia y el creciente rechazo a la herencia judeocristiana de la nación, un “ismo” que se está haciendo cada vez más frecuente es el socialismo, así como sus parientes cercanos: humanismo, materialismo, evolucionismo, ecologismo, feminismo radical, etc.
En el resto de este artículo usaremos la palabra “socialismo” en un sentido general para referirnos a los gobiernos que imponen cada vez más control sobre sus ciudadanos con la promulgación de costosos programas no esenciales.
Las actividades gubernamentales “esenciales” son aquellas que brindan seguridad a los ciudadanos: protección contra peligros internos (delitos) y externos (ataques e invasiones).
Estados Unidos comenzó con un grado muy bajo de socialismo pero, como demostraría luego la historia, el gobierno ha promulgado más y más leyes. Por un tiempo la transición fue lenta — el socialismo se infiltraba a rastras en el continente. Hoy, el socialismo está avanzando a grandes saltos.
Esta tendencia típica se describe en una cita popular del historiador escocés Alexander Fraser Tytler: “Una democracia no puede existir como forma permanente de gobierno. Solo puede existir hasta que los electores descubren que pueden votar para sacar provecho [beneficios financieros] y usufructuar del tesoro público. A partir de ese momento, la mayoría siempre vota por los candidatos que prometen los mayores beneficios del erario, produciendo siempre como resultado el derrumbe de la democracia”.
Tal “socialismo democrático” es difícil de revertir. Una vez que se ha decretado un programa de asistencia social, los beneficiarios se resisten ferozmente a cualquier intento por acabarlo, por lo que muy pocos políticos se atreverían a sugerir una cancelación.
Muchos estadounidenses están adoptando el socialismo
Lamentablemente, cada vez más estadounidenses, especialmente aquellos relativamente jóvenes (y los políticos que los complacen), están adoptando el socialismo incluso cuando la administración de los Estados Unidos se ha estado desplazando en la dirección opuesta, reduciendo asfixiantes regulaciones e implementando otras medidas prácticas para garantizar las libertades personales.
Como también se menciona en nuestro artículo principal “¿Qué hay detrás de la creciente guerra cultural?”, en la página 4, una encuesta reciente de Gallup encontró que los estadounidenses de 18 a 29 años “son tan optimistas con respecto al socialismo (51%) como lo son hacia el capitalismo (45%)”, un gran cambio en relación con solo unos cuantos años. Y el 57% de todos los demócratas ven el socialismo con buenos ojos (Frank Newport, “Democrats More Positive About Socialism Than Capitalism” (Los demócratas se inclinan más hacia el socialismo que hacia el capitalismo)”, Gallup, 13 de agosto de 2018).
Estados Unidos ha sido aclamado como un bastión de la libertad en el mundo. Sin embargo, los progresistas liberales que impulsan las medidas socialistas han calificado al país principalmente como una tierra de privilegios y codicia que necesita una verdadera “liberación” con la adopción de políticas más socialistas, redistribución de la riqueza, educación universitaria “gratuita”, control de precios y salarios, atención médica “gratuita” para todos, control gubernamental de varias industrias, etc.
Se sostiene que esta es la verdadera libertad a la que Estados Unidos debería aspirar, junto con (como también sostienen muchos progresistas liberales) la eliminación de las restricciones morales tradicionales y la imposición de una nueva moralidad más en línea con sus valores. Sin embargo, esta ciertamente no es la verdadera libertad.
Quizá algunos consideren que este tema es “demasiado político” para una revista que está por encima de la política humana, como es el caso de Las Buenas Noticias. Pero esta revista promueve lo que enseña la Biblia, que a menudo es diametralmente opuesto a la ideología liberal progresista.
Y esta discusión no es un mero asunto interno de los Estados Unidos. Se aplica a todo el mundo, ya que muchas naciones han sufrido bajo los estragos del socialismo y sus “ismos” relacionados con el comunismo y el fascismo. Pero dado que Estados Unidos es la nación más poderosa del planeta, su ejemplo tiene un gran impacto en el resto del mundo.
Por lo tanto preguntamos: ¿Por qué el socialismo está creciendo en popularidad a pesar de sus catastróficos resultados en épocas pasadas y en varias naciones incluso en nuestros días?
Una de las razones es el alto porcentaje de personas con mentalidad socialista en posiciones de poderosa influencia en los medios de comunicación, la política, Hollywood, facultades universitarias, proveedores de alta tecnología de redes sociales, etc. Otro factor es el predominio de oportunistas que se dan cuenta de que pueden obtener poder personal prometiendo maravillosos beneficios a los votantes ingenuos que los apoyen.
Por otro lado están los verdaderos creyentes en el socialismo que quieren, con buenas intenciones, liderar heroicamente a sus conciudadanos para hacer realidad su sueño de una vida más fácil y mejor para todos.
Otra razón importante para el aumento de la popularidad del socialismo es el hecho de que innumerables personas carecen del entendimiento para reconocer las falacias en las propuestas y promesas socialistas.
La ilusión de cómo debería ser el mundo a menudo los lleva a aceptar fácilmente las fantasías, ignorando los hechos. Muchas personas no entienden las realidades esenciales de la vida que refutan la validez y el valor del socialismo. A continuación presentamos diez puntos básicos que explican una seria falta de entendimiento sobre esta ideología.
1. Falta de entendimiento de la diferencia entre caridad y socialismo
Muchos pasajes de las Escrituras enseñan la importancia esencial del amor, la bondad, la misericordia, la solidaridad, la compasión, la caridad y la generosidad. Más allá de ciertos requisitos para contribuir y participar en la misión de la Iglesia de Dios, la Biblia enseña que debemos dar voluntariamente a las personas que realmente necesitan ayuda, ya sea temporal o permanentemente. Esto puede ser llevado a cabo por individuos o personas que trabajan conjuntamente en iglesias y organizaciones caritativas.
Pero la Biblia nunca aboga por programas estatales de asistencia social. De acuerdo con los principios bíblicos, los impuestos obligatorios y confiscatorios para “redistribuir” la riqueza de los que tienen ingresos entre aquellos que no los tienen, con un impuesto “gradual” sobre la renta y otros métodos injustos, ¡es legalizar el robo!
Sin importar si los socialistas son tacaños o no con su propio dinero, su principal “solución” para los problemas es apoyar la creación y ampliación de programas de bienestar público. Lamentablemente, la historia demuestra que entre más programas gubernamentales haya, menos gente hará donaciones a las iglesias, organizaciones benéficas y personas necesitadas.
2. La falta de entendimiento influye en el pensamiento
de las personas
Cada vez son más las personas que están ya sea desinformadas (carecen de información) o malinformadas (tienen “conocimientos” falsos). La persona engañada puede ser sincera, aunque no se da cuenta de que está engañada. No sabe qué es lo que no sabe.
Para cada individuo, el “camino que parece correcto” (Proverbios 14:12; 16:25) se basa en su experiencia pasada, educación y medio ambiente, incluidas las opiniones de sus padres, maestros y amigos. Ese “camino” les parece “normal”.
Cuando los periodistas transmiten informes parciales y “noticias falsas”, se vuelve cada vez más difícil distinguir los hechos de la ficción. Y, tal como las computadoras, estamos programados según lo que entra en nuestras mentes.
Es triste que la cantidad y la calidad de lo que se aprende en las escuelas se haya deteriorado dramáticamente. Por ejemplo, más y más escuelas públicas en los Estados Unidos ya no enseñan educación cívica (el estudio del gobierno y las responsabilidades de los ciudadanos).
Especialmente inquietante es el hecho de que muchos profesores universitarios hayan acogido el humanismo, lo “políticamente correcto”, la macroevolución, el ecologismo, los estilos de vida inmorales, el feminismo radical, y sí, también el socialismo. Como resultado, muchos estudiantes de la educación superior son adoctrinados acerca de estos temas, especialmente porque los jóvenes a menudo carecen de la madurez y experiencia necesarias para reconocer las falacias. Muchos jóvenes están tan distraídos por la televisión, los videojuegos y otras actividades triviales, que no tienen tiempo ni ganas de buscar la verdad.
¡La Biblia contiene exhortaciones enfáticas en cuanto a buscar conocimiento, comprensión y sabiduría! Si bien muchas personas hoy en día buscan conocimientos técnicos, relativamente pocos buscan la verdadera sabiduría. ¡Es irónico y extraño que algunos intelectuales autoproclamados adopten filosofías que desafían los hechos y el sentido común! La gente cree lo que quiere creer.
3. Falta de entendimiento de la diferencia
entre socialismo y libertad
El ideal de la máxima libertad personal es estar bajo la guía de la Palabra de Dios y su ley. La “libertad” total o absoluta en el sentido de no tener ningún tipo de restricciones no es verdadera libertad. Ello daría paso, espantosamente, al asesinato, el robo y la mentira, que pronto destruirían la libertad y la seguridad de todos. Si su vecino pudiera legalmente disponer de su vida o sus propiedades, usted no sería libre, como tampoco lo sería él pues usted o alguien más podrían hacerle lo mismo.
Lamentablemente, demasiadas personas quieren una libertad casi absoluta que les permita cometer todo tipo de inmoralidades, incluso la de eliminar a bebés nonatos. La máxima libertad se puede alcanzar cuando la ley principal de la nación es la ley de Dios que se resume en los Diez Mandamientos. Esa ley salvaguarda la libertad, por lo que el apóstol Santiago la llamó “la ley perfecta de la libertad” (Santiago 1:25; compárese con 2:12).
Felizmente, la mayoría de los fundadores de los Estados Unidos creían en la necesidad de obedecer los Diez Mandamientos y reconocían que este nuevo país no sobreviviría mucho tiempo si los ciudadanos rechazaban la autoridad de esos mandamientos.
Algunas personas desarrollan una mentalidad dependiente y temen la libertad. Esto fue evidente cuando los israelitas se quejaron después de salir de Egipto. Una vez que Dios los liberó de su esclavitud allí, ¡algunos israelitas incluso rogaban que los llevaran de regreso! (Ver Números 11:5-20; 14:2-4; 21:5). “En sus corazones se volvieron a Egipto” (Hechos 7:38-39). En Egipto tenían comida y refugio y probablemente no tenían que hacer frente a muchos cambios o sorpresas.
A medida que se sometieran a Dios, los israelitas continuarían teniendo la máxima libertad, siendo gobernados directamente por Dios como su Rey. Luego, bajo la dirección de Samuel, los líderes dijeron: “Danos un rey para que nos juzgue así como lo tienen las demás naciones” (1 Samuel 8:5, Nueva Traducción Viviente; compárese con 12:12).
Dios le dijo a Samuel que le permitiría al pueblo cumplir su deseo, pero Samuel les advirtió sobre las cosas que sufrirían bajo los gobiernos opresivos y derrochadores que cobrarían impuestos y confiscarían la riqueza del pueblo. Pero, con todo, la gente aún clamaba por un gobierno mundano. Esta significativa y profética historia se registra en 1 Samuel 8:4-22.
4. Falta de entendimiento sobre economía
La economía se define como “una ciencia social que estudia los procesos de extracción, producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios” (significados.com). ¡Sí, es una ciencia con leyes económicas!
¡El socialismo no funciona, porque desafía esas leyes! Lo que funciona es un sistema de libre empresa, es decir, uno que permite a las personas participar en negocios privados y un intercambio libre en un mercado libre, también conocido como capitalismo.
Sin embargo, algunos socialistas influyentes como Carlos Marx (padre del “marxismo”) y John Maynard Keynes (padre del “keynesianismo”) han ejercido una influencia nociva en el pensamiento de incontables personas.
La mayoría de las naciones modernas funcionan con una combinación de libertad personal y socialismo. Si una nación es muy próspera, es gracias a la libertad o la riqueza acumulada antes de que se instituyera el socialismo (o a veces, peor aún, a su depredación de otras sociedades).
Se han escrito innumerables y excelentes libros sobre economía, y es una lástima que la mayoría de las personas no los lean Mucha gente ve el socialismo de una sola manera: ¡un sistema que ofrece muchas “cosas gratis”! A quién le importa que estas dádivas nunca sean realmente gratis. Se pagan con impuestos más altos, imprimiendo más dinero (devaluándolo, lo que lleva a la inflación) o endeudándose (pidiendo prestado). Otro costo importante es la pérdida de libertad.
Los frutos de la libertad son magníficos. La libertad personal da rienda suelta al ingenio y al espíritu empresarial de las personas creativas. ¿El resultado normal? ¡Mayor prosperidad general!
A pesar del constante fracaso del socialismo, siempre surgen proponentes que prometen el éxito con su “nueva” y “mejor” variante del socialismo, y siempre abundan quienes son lo suficientemente ingenuos como para creer esos cuentos de hadas.
5. Falta de entendimiento de la historia
Un conocido dicho afirma: “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Se puede decir lo mismo de quien no conoce la historia. La gente sabia la estudia, para aprender qué ha funcionado y qué no.
Otro dicho ingenioso afirma que “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Dado que el socialismo siempre ha fallado, ¿no es acaso una locura seguir practicándolo?
Lastimosamente, la historia mundial y la de Estados Unidos se enseñan cada vez menos en las escuelas y colegios estadounidenses. Además, las clases de historia a menudo denigran el pasado de esta nación y lo desacreditan, en lugar de enseñarlo con exactitud.
La mayoría de los padres fundadores de los Estados Unidos respetaban y leían la Biblia y querían que su nuevo país se fundara sobre los principios bíblicos. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos contiene estas famosas palabras: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Según la Biblia, estas palabras sí expresan verdades importantes. Dios creó a los seres humanos y les otorgó esos derechos. Primero está el derecho a vivir (a menos que uno cometa un crimen capital e incurra en la pena de muerte, como se establece en las Escrituras). El segundo es el derecho a tener libertad, en contraste con ser encarcelado injustamente. El tercero es el derecho a buscar la felicidad, lo que no significa buscar entretenimiento o placeres hedonistas. En realidad se refiere al derecho a decidir por uno mismo cuáles son los objetivos y actividades adecuadas que quiere seguir en la vida porque cree que le depararán mayor satisfacción.
El problema con el incremento del socialismo es que en lugar de que las personas tomen sus propias decisiones, es el gobierno central el que decide cada vez más sobre sus vidas, pero según sus propios intereses, no los de los ciudadanos. En lugar de ser servidas por el gobierno, las personas terminan sirviendo al gobierno, tal como lo advirtió Dios (como se señaló anteriormente en
1 Samuel 8:4-22).
6. Falta de entendimiento de la naturaleza humana
Mucha gente cree que la naturaleza humana es básicamente buena, mientras que muchos otros la consideran básicamente mala. Dios, por supuesto, entiende perfectamente la naturaleza humana, y la Biblia deja en claro que esa naturaleza ha sido corrompida y es esencialmente egocéntrica, egoísta y malvada (vea estas claras escrituras que lo prueban: Génesis 6:5-6; Jeremías 17:9; Mateo 15:18-19; Marcos 7:20-23; Romanos 7:14-19; 8:7; Gálatas 5:19-21; 2 Timoteo 3:1-7).
Felizmente, mucha gente recibe gran cantidad de influencia positiva que le ayuda, hasta cierto punto, a moderar, elevar y refinar su naturaleza corrupta. Dichas influencias pueden provenir de los padres, familiares, amigos, maestros, pastores, representantes de la ley, y del hecho de que las personas a menudo son recompensadas automáticamente por su buena conducta y, asimismo, castigadas por su mala conducta.
Aquellos que creen que las personas son naturalmente buenas no ven una gran necesidad de Dios. Como resultado, confían demasiado en el gobierno humano y, por lo tanto, están dispuestos a permitir que los líderes humanos ejerzan un gran poder. Esperan que el gobierno sea un “hermano mayor” benevolente que los proteja y satisfaga sus necesidades.
Pero, ¿cuál es la realidad? Debido a que la naturaleza humana corrupta es perezosa y codiciosa, ganar dinero sin trabajar puede ser muy atractivo. Y como la naturaleza humana es avara y envidiosa, imponer una mayor tasa de impuestos a las personas de mayores ingresos puede parecer razonable. Y dado que la naturaleza humana además es egoísta y miope, la gente tiende a pensar: “Aprovecharé de obtener para mí mientras haya oportunidad, sin preocuparme por las generaciones futuras”.
¿Por qué deberíamos dar por sentado que un gobierno totalitario puede acabar con el problema? Después de todo, está compuesto de muchas, muchas personas con naturaleza humana corrupta. ¿No es extraño acaso que los políticos que trabajan durante algún tiempo en el gobierno a menudo dejen el cargo siendo mucho más ricos que cuando entraron?
Debido a que los fundadores de Estados Unidos entendían la naturaleza humana, era legítimo que temieran un gobierno desmedido y controlador. Diseñaron la Constitución de los Estados Unidos para tratar de proteger los derechos y libertades de cada ciudadano e impedir que alguna rama del gobierno se volviera demasiado poderosa.
Por otro lado, sin embargo, no debemos olvidar que la Biblia tiene muchas buenas noticias, ¡incluida la revelación de Dios de cómo la naturaleza humana puede ser reemplazada gradualmente por una naturaleza piadosa a través del proceso de conversión espiritual! (Para obtener más información, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana).
7. Falta de entendimiento de Dios
¡En la Biblia vemos claramente que Dios ama la libertad y que disfruta rescatar a las personas! Dios se identifica a sí mismo no solo como Creador sino también como Libertador de la esclavitud, ¡nuestro Libertador! Su naturaleza no es la de controlar y reprimir, pues es obvio que ama la diversidad.
¡Considere las combinaciones aparentemente infinitas de talentos, intereses y personalidades entre las personas del mundo! Indudablemente, Dios nunca tuvo la intención de que todos tuvieran la misma ocupación y los mismos pasatiempos. Él desea que cada persona tenga la libertad de elegir los caminos que le parezcan mejor.
Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza (Génesis 1:26-27), lo que significa una semejanza en apariencia, pero también en mente. Entendemos por el resto de la Biblia que Dios logró esto dotando al hombre de un espíritu que imparte intelecto a su cerebro, creando así la asombrosa mente humana que supera con creces a la de los animales (ver Job 32:8; 1 Corintios 2:11). Esto le otorga a cada ser humano una increíble libertad de pensamiento y una personalidad única.
Cuando Dios puso a Adán y Eva en el huerto del Edén, les dijo que lo cultivaran y lo cuidaran (Génesis 2:15). ¡Pero no hay evidencia de que Dios les haya dicho cómo hacerlo! Les dio libertad para planear, tomar decisiones y proceder según su propio criterio (trágicamente, abusaron de su libertad y comieron del único árbol que Dios había prohibido). Cuando más tarde Dios permitió que los israelitas entraran en la Tierra Prometida, ¡tampoco hay evidencia de que haya ejercido un control excesivo sobre ellos!
Dios sabe que reprimir a las personas acarrea malas consecuencias, ¡pero los seres humanos egoístas piensan lo contrario! Creen que pueden resolver los problemas de una nación con un gobierno intervencionista que se inmiscuye en las vidas de sus ciudadanos y eliminando a Dios del panorama.
El lema oficial de los Estados Unidos es “En Dios confiamos”. Sin embargo, esta frase se ha convertido nada más que en un dicho; se confía más en los billetes que la llevan impresa o en el “gobierno todopoderoso” que supuestamente garantiza nuestros derechos y nuestro dinero. Algunos incluso quieren erradicar este lema y todas las referencias a Dios en el gobierno.
El hecho es que los seres humanos necesitamos confiar en Dios para que nos enseñe a pensar como él piensa (vea Isaías 55:8-9). Dios ama la libertad, ¡y nosotros deberíamos amarla también!
8. Falta de entendimiento de la Biblia
La Biblia es la revelación de Dios de la verdad suprema (Salmos 119:160; Juan 17:17). Debe ser la base y el estándar por el que se juzgue la veracidad de todas las ideas. Tristemente, la mayoría de las personas hoy en día ignoran ese filtro y fundamento, o lo acomodan para ajustarlo a sus ideas erróneas.
¡La autonomía y la libertad son temas muy importantes en la Biblia! La mayoría de la gente desconoce el impacto de este libro en la historia mundial; no sabe, por ejemplo, que ha inspirado más esfuerzos para lograr la libertad que cualquier otro libro.
¿Qué pasa con la igualdad? La Biblia enseña la igualdad espiritual y legal, y contiene leyes de Dios que protegen la propiedad privada y previenen los extremos financieros, pero nunca aboga por esfuerzos para tratar de imponer la uniformidad, como en el caso de la igualdad financiera, por ejemplo.
Cuando Dios creó a Adán y Eva, les dio la libertad de elegir cómo comportarse, aunque les dijo cómo debían elegir y que no lo desobedecieran. Dios da mandamientos y promete recompensar a quien le obedezca y castigar a los desobedientes, pero les hace saber a las personas que tienen la libertad de elegir. ¡Una vez más, sin embargo, les dice que elijan sabiamente! (Ver Deuteronomio 30:15-20).
Dios les dijo a Adán y Eva que les estaba dando a ellos y a su progenie “dominio” sobre todas las criaturas de la Tierra (Génesis 1:26, 28). ¡“Dominio” significa autoridad y gobierno! ¡Eso es mucha libertad y autoridad bajo la soberanía general
de Dios!
Sabemos, según nos muestra la Biblia, que Dios considera la propiedad privada como fundamental para la libertad, la prosperidad y la felicidad. El mundo entero pertenece a Dios (Salmos 24:1), pero Dios siempre ha querido que las familias tengan algún pedazo de tierra que consideren propio. La importancia de proteger la propiedad privada está clara en el octavo mandamiento (“No robarás”) y en las leyes bíblicas relacionadas.
Cuando Dios guió a los israelitas a la Tierra Prometida, hizo que tuvieran un gran comienzo con una generosa variedad de propiedades y bienes (Deuteronomio 6:10-12). Todo ello sin impuestos a la propiedad y aparentemente sin regulaciones, restricciones o requisitos aparte de las pocas leyes espirituales, civiles y agrícolas que Dios les dio para su beneficio.
Los promotores del socialismo a menudo intentan atraer a la gente a su forma de pensar criticando la desigualdad financiera y afirmando que las riquezas de las personas adineradas son ofensivas y que, por lo tanto, necesitan ser redistribuidas. Una de las ironías de esto es que muchas personas ricas del mundo del espectáculo, los medios de comunicación y el gobierno fomentan el socialismo mientras viven estilos de vida muy lujosos. Otra ironía es que cuando los socialistas asumen el poder, los líderes del sistema y sus protegidos siempre parecen compartir la riqueza, mientras que la gente común comparte solo la abundante miseria. ¡El socialismo ciertamente no es una solución para las supuestas desigualdades de la riqueza!
Curiosamente, la Biblia no dice nada en contra de tener dinero y de la riqueza en sí misma. Dios ha usado a muchas personas ricas para su servicio, incluyendo a Abraham, el padre de los fieles (Génesis 13:2; 14:23; Romanos 4:11). Por supuesto, Dios condena el mal uso del dinero y cualquier actitud equivocada acerca de la riqueza material, incluyendo poner el corazón, o confiar, en ella. Note el correcto planteamiento de 1 Timoteo 6:10: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero . . .” (énfasis nuestro).
“Amor al dinero” implica lujuria y codicia. No hay nada inherentemente malo con el dinero o la riqueza en sí. En algunas de sus parábolas, Jesucristo se valió de historias de negocios de libre empresa para enseñar lecciones espirituales. En las parábolas de los “talentos” y las “minas”, el maestro da a sus sirvientes algo de dinero y les dice que hagan todo lo posible para obtener algún rendimiento de él (Mateo 25:14-30; Lucas 19:11-27). ¡Hoy esas historias podrían catalogarse como historias de capitalismo!
El socialismo es una ideología que en muchos aspectos se opone diametralmente a la Biblia. Esta enseña claramente la libertad personal, la libre empresa y el comercio. La mayoría de los fundadores de los Estados Unidos entendieron esto e hicieron todo lo posible por escribir la Constitución de la nación de manera que estuviese en armonía con la Biblia.
La Biblia promete un nuevo orden mundial pacífico, pero este solo será una realidad después que Cristo regrese a la Tierra (Miqueas 4:1-4; Apocalipsis 20:4-6). La historia ha demostrado que las condiciones ideales nunca pueden lograrse simplemente con el esfuerzo de los seres humanos.
Los Estados Unidos se han alejado mucho de su fundamento y su gente ha mostrado cada vez menos interés en aprender, amar y vivir según la Biblia. Lamentablemente, aunque muchas iglesias cristianas genuinamente ayudan a las personas mediante eficaces programas caritativos, muchos otros malinterpretan la Biblia y aplican mal las Escrituras para apoyar su “evangelio social” que pone énfasis en los esfuerzos humanos, incluidos los programas masivos del gobierno, para transformar la sociedad. Muchas iglesias están ignorando la Biblia en este aspecto, en parte porque quieren obtener la aprobación de la sociedad en general.
Para resumir, la mayoría de la gente está desinformada o mal informada sobre la Biblia, y esto incluye a muchos que aseguran vivir de acuerdo con ella.
9. Falta de entendimiento de la influencia de Satanás el diablo
Satanás el diablo y los otros ángeles malos que él gobierna, los demonios, son muy reales. Dios está permitiendo que Satanás sea “el gobernante de este mundo” hasta que Cristo regrese (Juan 12:31; 14:30; 16:11). Hoy “el mundo entero está bajo el dominio del maligno” (1 Juan 5:19).
La influencia de Satanás y sus demonios es la causa número uno de todo tipo de males: pecado, miseria, confusión, corrupción, engaño, destrucción, perversión y pobreza. Ellos confunden a la gente para que piense que lo malo es bueno y que lo bueno es malo.
Satanás odia a Dios, la Biblia y los seres humanos. Él está constantemente tramando cómo engañarnos, controlarnos y destruirnos. Cuando tienen la oportunidad, los demonios a veces “poseen” de verdad a las personas, lo que significa tomar control total de ellas. Dios nunca ha hecho eso. Él quiere que todos tengan la libertad de tomar sus propias decisiones, de elegir y planear.
Satanás quiere que en las naciones haya gobiernos dictatoriales porque además sabe que puede influenciar más fácilmente a toda una población cuando ya está bajo un gran gobierno centralizado.
La profecía bíblica nos dice que Satanás desatará su máximo poder poco antes de que Cristo regrese. Satanás influirá sobre los líderes mundiales para que brinden su apoyo a un gobierno mundial dirigido por un dictador perverso: la Biblia llama “la bestia” a este gran poder político y a su líder (ver Apocalipsis 13 y 17). ¡El mundo experimentará el control totalitario del gobierno poco antes de que Jesucristo regrese, y luego él guiará al mundo al grandioso alivio que da la verdadera libertad!
La astuta influencia de Satanás y los demonios es otra razón importante por la que más y más estadounidenses están adoptando el socialismo. (Para obtener más información, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita ¿Existe realmente el Diablo?)
10. Falta de entendimiento del mundo después del regreso de Cristo
Algunas personas tal vez se imaginan que cuando Jesucristo regrese a la Tierra como Rey de reyes será un dictador amoroso, pero de todas maneras un dictador totalitario. Piensan que será muy controlador y represivo, como un “padre mandón” que les ordena a todos qué hacer y cuándo, dónde y cómo hacerlo.
¡Pero no es así! La Biblia contiene muchas profecías sobre el maravilloso reino de Cristo que vendrá, y en ninguna lo describe como un gobierno opresivo. ¡En una sociedad mundial basada en los Diez Mandamientos, la “ley de la libertad”, las personas podrán disfrutar de la máxima libertad! Las profecías describen una sociedad libre, fértil, fructífera y floreciente, “como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35).
Sin crímenes, guerras, ejércitos, animales salvajes, terremotos ni condiciones climáticas extremas, y prácticamente sin ningún otro peligro, mantener una sociedad segura no costará casi nada.
Y dado que el gobierno en general será administrado por seres espirituales (Jesucristo y los santos, es decir, sus seguidores espiritualmente convertidos que en ese tiempo serán transformados en seres espirituales), ¡no habrá necesidad de financiar el gobierno a nivel masivo, como ocurre hoy en día! ¡Así que no habrá ningún impuesto confiscatorio!
Un hecho fundamental es que a todos se les otorgará propiedad privada. Miqueas 4:4 dice que “se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente”. ¡Tenemos un maravilloso futuro por delante! (Para obtener más información, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita El Evangelio del Reino de Dios).
¿Por qué la creciente popularidad del socialismo?
Hay muchos factores que moldean las opiniones de la gente sobre el socialismo. Muchas personas influyentes quieren liderar el camino hacia el socialismo y muchas otras están muy dispuestas a seguir su ejemplo.
Y el hecho de que un porcentaje creciente de personas no entienda algunas de las realidades fundamentales de la vida explica por qué tantos ingenuamente consideran el socialismo como algo positivo y esperanzador.
Cuando las personas pueden votar por una legislación o un candidato que les promete beneficios personales por los que no tienen que pagar, muchas de ellas naturalmente apoyan tal legislación o candidato.
Dado que Estados Unidos tiene un gobierno que es “por y para el pueblo”, gran parte de lo que sucede depende de quién sea elegido para un cargo público. Por lo tanto, las naciones democráticas, con el tiempo, generalmente ceden ante el aumento del socialismo con todos sus problemas relacionados.
La Biblia nos advierte que “en los últimos días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). Es desalentador para cualquiera ver el deterioro y caída de su amada patria. Sin embargo, gracias a la Biblia, podemos ver hacia el futuro y saber que después de los días malos vendrán tiempos mejores. ¡Algún día el mundo entero será un lugar libre, pacífico, próspero y feliz! ¡Que ese día llegue pronto! BN