¿Qué postura tiene la IDU sobre los libros apócrifos?
La mayoría de los académicos no creen que estos pertenezcan a la Biblia; nosotros estamos de acuerdo.
El Unger’s Bible Dictionary (Diccionario Bíblico de Unger) tiene una buena explicación de por qué estos libros no pertenecen a las Escrituras.
Los libros apócrifos del Antiguo Testamento. En su significado cuasi técnico de “no canónico”, en uso común desde la Reforma, el término se refiere específicamente a los catorce libros escritos después que el canon del Antiguo Testamento fuese cerrado, y que, siendo los menos remotos de los libros canónicos, presentaron la mayor demanda de pertenencia al canon. Los libros apócrifos del Antiguo Testamento tienen un valor histórico y literario incuestionable, pero han sido rechazados de ser inspirados por las siguientes razones:
1. Contienen muchas inexactitudes y anacronismos históricos y geográficos.
2. Enseñan doctrinas que son falsas y promueven prácticas… que difieren de la Escritura inspirada.
3. Hacen uso de tipos literarios y muestran una artificialidad de tema y estilo fuera de las Escrituras inspiradas.
4. Carecen de los elementos distintivos que le dan a la Escritura genuina su carácter divino, como poder profético y sentimientos poéticos y religiosos.
Los libros apócrifos del Nuevo Testamento. Los libros apócrifos del Nuevo Testamento, a diferencia de los del Antiguo Testamento, nunca han demandado la fé de la iglesia cristiana, excepto en algunos momentos aislados. Hay más de cien de estos libros y se duda mucho que alguno de ellos haya aparecido antes del segundo siglo de nuestra era. La mayoría muestra una fecha posterior. Su valor está en indicar el crecimiento de pensamiento y el surgimiento de la herejía en la era subsiguiente a la de los apóstoles. Ninguno de estos libros recibió la sanción de ningún concilio eclesiástico (1988, “Libros Apócrifos”).
Jesús dijo, “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35), lo que significa que la Escritura genuina consistentemente está de acuerdo consigo misma. Dado que estos libros están llenos de imprecisiones y no están de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia, no deberían ser parte de la Palabra de Dios.