¿Qué dice la Biblia acerca de recibir transfusiones de sangre?

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¿Qué dice la Biblia acerca de recibir transfusiones de sangre?

A veces se interpreta que la ley bíblica en contra de comer sangre significa que las personas tampoco deben recibir transfusiones sanguíneas. Una mirada a los versículos bíblicos sobre la sangre muestra que esto no era el propósito de la ley. El mandato era una prohibición contra las costumbres paganas que las naciones alrededor de Israel usaban en su adoración de ídolos y dioses falsos. Este tipo de adoración pagana a veces involucraba beber sangre de animales, con la creencia de que el adorador recibiría la fuerza de dicha criatura a través de esto.

Observe el siguiente párrafo del Comentario Completo sobre la Biblia de Jamieson, Fausset y Brown en Levítico 17:10: "[yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre...] El rostro de Dios a menudo se usa en las Escrituras para denotar su ira (Salmos 34:16; Apocalipsis 6:16; Ezequiel 38:18); y la manera en que Dios pondría su rostro contra tal ofensor era que, si el crimen era público y conocido, sería condenado a muerte; y si fuera secreto, la venganza lo alcanzaría (vea la nota en Génesis 9:4). Sin embargo, la práctica contra la cual se señala aquí la ley era un rito idólatra. Los sabianos, o adoradores de la hueste celestial, estaban acostumbrados, al sacrificar animales, a derramar la sangre y comer una parte de la carne en el lugar donde se derramaba la sangre, y en ocasiones la sangre misma, creyendo que por medio de ello se contraía amistad, hermandad y familiaridad entre los adoradores y las deidades. Además, suponían que la sangre era muy beneficiosa para desarrollar una visión del demonio mientras dormían y una revelación de eventos futuros. La prohibición de comer sangre vista a la luz de este comentario histórico y no relacionada con los términos especiales en los que se expresa, parece haberse nivelado contra las prácticas idólatras, como es aún más evidente en Ezequiel 33:25-26; 1 Corintios 10:20-21".

Entonces, cuando la Biblia habla de sangre, no tiene nada que ver con la práctica moderna de las transfusiones de sangre.

Como no hay una declaración bíblica dogmática sobre un procedimiento médico moderno como una transfusión sanguínea, depende de la persona tomar decisiones sobre las características de la atención médica y tratamiento a tomar. Es un principio bueno y piadoso que las personas asuman una responsabilidad razonable por su salud y bienestar. Cualquier práctica médica convencional o alternativa que pueda optar por usar, es asunto de conciencia y preferencia individual. Cualquier decisión seria de salud se debe tomar con previa oración y ayuno, siempre considerando a Dios como nuestro sanador, considerando lo mismo durante la unción para los enfermos que tienen fe (Santiago 5:14-15).