¿Qué calendario usa la IDU?
La pregunta: ¿Qué calendario debería usar la iglesia?, fue una que el finado Herbert W. Armstrong abordó en la década de 1940. En aquella época, hubo una división con la Iglesia de Dios (del séptimo día) que condujo a ciertas interrogantes dentro de las congregaciones que el Sr. Armstrong pastoreaba. En la primavera de 1940, le escribió a los miembros, anunciándoles que luego de un estudio profundo (con la asistencia de algunos de los miembros de la congregación de Eugene, Oregon), llegó a la conclusión que la Iglesia de Dios debería emplear el calendario hebreo para determinar los Días Santos.
La controversia sobre dichos temas que la iglesia abordó en la década de 1940, salieron de nuevo a la superficie en años recientes. En la primavera de 1996, la Iglesia de Dios Unida preparó un estudio preliminar e hizo la invitación a aquellos que quisieran enviar sus estudios para su consideración. Luego de aprobar una investigación doctrinal, el Consejo de ancianos (el equivalente a una junta directiva) envió una copia de la misma a todo el ministerio de la iglesia en febrero de 1997. He aquí la conclusión:
“Luego de un estudio de todos estos temas y documentos, el Consejo de ancianos ha llegado a la conclusión que el calendario hebreo es válido para que, por medio de él, los cristianos puedan establecer las fechas para la observancia de los días santos de Dios. A pesar de que, aparentemente existen dificultades importantes relacionadas con las cuatro leyes de aplazamientos (Dehioth), la conclusión del Consejo es aceptar el calendario utilizando los cálculos y reglas actualmente en vigor. Las leyes de aplazamientos se usan para establecer el primer día del mes de Tishri. Una vez establecido, el calendario se puede fijar y el primer día del mes de Abib se puede determinar. Esto, a su vez, permite ubicar las fechas de los días santos. Es incorrecto referirse a las leyes de aplazamientos como una forma de “mover” de fecha los días santos. Aunque siempre debemos estar prestos para atender y aprender, de cara a la ausencia de información nueva, el Consejo ha determinado confirmar su apoyo al calendario hebreo como la postura oficial de la Iglesia de Dios Unida, una asociación internacional”
La siguiente cita muestra cuán exacto es el calendario así como la necesidad de hacer ajustes cada cierto tiempo:
“El cálculo del calendario fue transmitido a los sabios por medio de una cadena intacta que se remonta hasta Moisés… según los cálculos de la antigüedad, el tiempo exacto entre una luna nueva y la siguiente es de 29 días, 12 horas y 793 chalekim: “partes de una hora” (la hora se divide en 1080 partes). Es decir que un mes lunar tiene 29.53059 días. Es interesante notar que según la NASA (la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio), el tiempo entre una nueva luna y la siguiente es de 29.530588. Obvio que la NASA tiene a su disposición los telescopios y las computadoras más avanzadas. Sin embargo, la diferencia entre las cifras de la NASA y las que empleó Hillel II, que se originaron hace más de 3,000 años es de 0.000002 o dos millonésimas partes de un día, calculado para el período de un mes” (Fuente: “The Essence of the Holy Days—Insight from the Jewish Sages” [La Esencia de los Días Santos: percepciones de los sabios judíos], por Avraham Yaakov Finkel, 1993, p. 141).