En un principio, Dios permitió que los hijos de Adán se casaran entre hermanos, primos y parientes a fin de poblar la tierra, pero esa costumbre fue desapareciendo a medida que la población humana se hizo extensa. No es nada recomendable casarse entre primos cercanos, porque se corre el riesgo de que se presenten algunas anomalías en los hijos. Usted puede indagar más consultando a un médico experto.

Sin embargo, la Biblia nos muestra que dentro de la nación de Israel, era altamente recomendable que los hijos buscaran cónyuge dentro de su mismo clan, aunque no necesariamente debían ser primos.

Hoy en día, la Iglesia de Dios Unida, una Asociación Internacional recomienda que los jóvenes busquen pareja en medio de la congregación, y no fuera de ella. Esto obedece a que de esa manera no habrá problemas de servir y adorar a Dios durante los días santos.