La bien conocida enseñanza de Jesús de "poner la otra mejilla" (que se encuentra en Mateo 5:39), ¿significa que usted debe someterse a propósito al abuso físico de otros? ¿Propone que se mantenga pasivo ante el mal que otros practican?

El verdadero mensaje de Jesús en esta ocasión es que podemos optar por disolver los conflictos en lugar de intensificarlos, tanto los sociales como los legales.

En Mateo 5:38, Jesús inicia dándonos una referencia de los principios legales del Antiguo Testamento con el conocido "ojo por ojo" que se encuentra en Éxodo 21:24 y en Deuteronomio 19:21. El propósito de esta directriz del Antiguo Testamento era poner límites al castigo legal y asegurar que el pago por un crimen cometido no fuera más severo que el crimen en sí mismo.

Este principio aún permanece en los códigos legales modernos bajo el nombre de Lex Talionis, o Ley de represalias.

Los comentarios de Jesús están inmersos en un entorno legal o judicial. Un lugar donde se libran disputas. El tema de sus comentarios es la represalia. Específicamente, el caso es que podríamos estar en nuestro derecho de tomar represalias por una bofetada en la cara abofeteándole la cara a nuestro agresor, pero ¿deberíamos hacerlo?

Mateo 5:39 comienza diciendo "no te resistas al mal". Esto también debe considerarse en el contexto legal. La frase "resistir" proviene de la palabra griega antistēnai (ἀντιστῆναι). En otras partes del Nuevo Testamento, la palabra se refiere al hecho de oponerse, discutir o disputar. El uso de la palabra en los escritos griegos de esa época, a menudo se relacionaba con disputas legales en los tribunales. Entonces, en contexto, el versículo comienza aconsejándonos que no nos involucremos en disputas legales y peleas con las personas, aunque estén equivocadas.

En otras partes, el Nuevo Testamento nos dice claramente que nos mantengamos firmes contra el mal (Por ejemplo, en Santiago 4:7; 1 Pedro 5:9; Efesios 6:13). Sin embargo, se nos aconseja no entrar en disputas contenciosas con personas malvadas.

¿Qué hay acerca del golpe en la mejilla?

Abofetear ligeramente a alguien con el dorso de la mano en la mejilla derecha, era una forma común de insulto en la Judea del primer siglo. No debemos interpretar la enseñanza de Jesús como si nos dijera que respondamos a un violento puñetazo en la cara pidiendo más. La enseñanza de Jesús es: no intercambie insultos con su adversario, incluso si eso significa exponerse a más insultos.

La enseñanza de Jesús es acerca de disolver conflictos en lugar de permitir que se intensifiquen. Aboga por detener el ciclo de agresión a través de la voluntad de tolerar el mal que se nos hace. Este mismo principio es enseñado por el Apóstol Pablo en 1 Corintios 6:7-8 (observe que una vez más se habla dentro del marco legal). Un interminable intercambio de insultos se convierte en una disputa, que además tiene el potencial de ir de mal en peor, incluso hasta llegar al punto de la violencia.

¿Qué hay de asumir una pérdida financiera por el bien de la paz?

En Mateo 5:40, Jesús nos brinda el ejemplo de una demanda en la que es posible exigir que se proporcione un depósito de seguridad. En nuestra sociedad moderna, esto sería como pagar una fianza. En la cultura judía, este depósito de seguridad solía ser una prenda de vestir (un artículo muy valioso en aquellos días).

Luego, Jesús ofrece un ejemplo adicional de las obligaciones civiles (Mateo 5:41). En aquellos días, un soldado romano tenía el derecho legal de exigir que un judío llevara su equipaje por una milla (1.6 Km). Como judío residente de un área ocupada por Roma, era parte de su obligación cívica hacerlo.

En ambos casos, tanto en poner la otra mejilla como en cargar el equipaje del soldado, el principio es actuar con más generosidad de lo que exige la ley, e ir más allá de los requisitos mínimos para gestar la paz con aquellos que de otro modo podrían ser nuestros enemigos.

Paz y reconciliación

Puede estar dentro de sus derechos legales el tomar represalias equivalentes cuando lo insultan o afrentan de otro modo, pero la voluntad de soportar el mal que se nos aplica es la única forma de avanzar hacia la reconciliación. Además, hacer más del mínimo que se nos requiere legalmente puede ayudarnos a hacer amigos a los enemigos.