¿Existen las “almas gemelas”?
¿Eligió Dios a una persona en particular para mí, con la que desea que me case?
Cuando pensamos en la idea de un "alma gemela", podemos pensar en alguien que sería "perfecto" para nosotros; alguien que nos comprende completamente y nos acepta por lo que somos, que quiere lo mejor para nosotros, nos alienta a ser nuestro mejor yo, con quien sea divertido estar y que también nos resulte muy atractivo físicamente. Si creemos firmemente en Dios, también querremos que nuestro futuro cónyuge comparta nuestra fe.
Todo eso junto ¡son tantos factores! Realmente puede ser difícil navegar a través del proceso de buscar una relación con el objetivo de casarse. La pregunta se convierte en: "¿Tiene Dios una persona en particular con la que quiere que me case?" Esta es una gran pregunta. Si alguien pregunta eso, está tratando de priorizar a Dios en su toma de decisiones, lo cual es esencial.
La Biblia no responde directamente a la pregunta para nosotros en lo individual, pero hay ejemplos y principios que podemos aplicar. Por ejemplo, tómese unos minutos para leer la historia de amor entre Isaac y Rebeca en Génesis 24. Es evidente que fue dirigida por Dios. Estaba claro que Dios había designado a Rebeca como la esposa elegida para Isaac, incluso antes de que se conocieran.
Sabemos que Dios es el creador y sustentador de todos y de todo. Este es el Dios Creador personal, que ordena los eventos de la vida sin infringir nuestra libre elección. Por lo tanto, debemos tener la perspectiva de que un futuro esposo o esposa puede estar preparado y listo para compartir los privilegios y responsabilidades de esa unión divina.
Poniendo la relación con Dios primero
A menos que tengamos una relación significativa, viable y creciente con Dios, entonces no debemos ir más allá en el desarrollo de una relación profunda con nadie más. Debemos tener cuidado de no estar flotando detrás de la fe de nuestra familia, sino de estar haciendo un esfuerzo activo para conocer a aquel que será nuestra ancla inamovible ante cualquier incertidumbre. Si quiere saber si Dios ha elegido a alguien para usted, primero debe saber quién es él, por qué se preocupa por usted y cuáles son sus metas finales para su vida. Vea el ejemplo de Isaac, que había pasado por pruebas de fe, junto a su padre. Él vio a Dios trabajando en sus vidas. Cuando caminamos con Jesucristo, todo depende de esta relación.
Orando por un futuro cónyuge
Sea específico en la forma en que ora por su futuro cónyuge. Háblele abiertamente sobre las cualidades y características que tiene en mente y por qué son importantes para usted. Pregúntele a Dios si necesita cambiar sus ideas o prioridades al buscar un cónyuge y, de ser así, pida que le muestre el por qué. Comience a buscar en los demás las cualidades de las que solo habló con Dios. Si bien nunca debemos suponer que una amistad será más que una amistad cuando ésta comience, es bueno reflexionar por qué algunos rasgos o comportamientos son más atractivos que otros, y por qué ciertas personas le resultan más atractivas. Permítase tener expectativas, pero trate de hacerlas razonables. Hágale saber a Dios cuán preciosos son sus pensamientos y opiniones para usted (Salmos 139:17).
Confiando en Dios para manejar el reloj
¡Saber si él o ella es "el indicado" lleva tiempo! Si se encuentra apresurando en el proceso, o se siente agitado por las emociones o movido por la atracción física, ¡arroje agua sobre ese fuego antes de que destruya toda la casa! Este es uno de los desafíos más difíciles en las citas modernas, en las que, para muchos, es socialmente aceptable involucrarse en intimidad física antes del matrimonio como una forma de comprobar la "compatibilidad". Esa lógica está terriblemente torcida, ya que la compatibilidad tiene muchos más factores que el poco confiable factor físico, impulsado por las hormonas.
Es importante tomarse el tiempo para considerar el cómo otros ven nuestras relaciones cercanas.
La familia y los amigos pueden ser una fuente de asesoramiento particularmente valiosa. Pregúnteles si ven alguna señal de alerta que usted pudiera estar pasado por alto y esté listo para llevar a Dios lo que le dicen, mediante la oración. Si descubre que una amistad en desarrollo le aísla de su círculo inmediato de apoyo confiable, entonces probablemente esté en el camino equivocado. Una relación de pareja sana debe ser cómoda para compartir con familiares y amigos.
La mayoría de las personas muestran lo mejor de sí mismas durante sus relaciones de pareja, por lo que debe tener mucho cuidado. Necesita ver a este posible cónyuge en una amplia variedad de situaciones, incluidas las situaciones estresantes. ¿Cómo lidian con llegar tarde a una cita debido al tráfico congestionado? ¿Cómo reaccionan cuando no obtienen lo que quieren? ¿Cómo tratan a su padre o madre? ¿con respeto o sin él? ¿Cómo tratan a los niños o a los ancianos? ¿Siguen siendo humildes cuando participan en deportes competitivos? ¿Cómo responden pública o privadamente cuando alguien los maltrata? ¿guardan rencor o perdonan fácilmente? Si nunca se han visto en situaciones estresantes, ninguno de los dos está completamente informado del verdadero carácter del otro.
El "cómo me estoy preparando" en contraposición con "cuánto tiempo me he preparado" para formarme una perspectiva del matrimonio, es lo que más importa. Confíe en el tiempo de Dios para usted. Puede haber algún detalle de carácter que necesite madurar antes de entablar una relación con otra persona. Está bien esperar, incluso si se siente solo. Use ese tiempo para buscar a Dios y trabajar en su propio carácter.
Deseando una unión con un propósito superior
Así como usted está comprometido a crecer en su relación con Dios, también debe buscar ese mismo compromiso en cualquier persona que considere tomar por pareja. Busque a alguien que ya sea serio en su búsqueda de crecer en gracia y conocimiento de Jesucristo, que no solo lo haga por usted y por su bien, sino porque al igual que usted, lo valora por sí mismo.
La Biblia es clara: no busque intencionalmente un yugo desigual. Tener un yugo desigual significa tener diferentes estándares y valores o incluso objetivos opuestos, especialmente en las creencias religiosas. Abraham buscó una esposa para Isaac entre quienes creían en Dios. Muchas mujeres más cercanas a su hogar podrían haber sido elegidas para Isaac, pero no eran creyentes. Dios advierte a su pueblo que, por su propio bien, no se case fuera de la fe. La cercanía e intimidad de la relación matrimonial tendrá una gran influencia ya sea para acercarse a Dios o alejarse de él. El matrimonio ya es un desafío suficientemente grande a largo plazo sin contar con esa capa adicional de dificultades que representa lidiar con creencias incompatibles; y no sólo para la pareja, sino para todos los involucrados.
Cuando llegue una futura relación matrimonial, reconozca que, independientemente de las imperfecciones que cada uno de ustedes tenga, o los desafíos que enfrentarán, el pacto matrimonial es creado por Dios. ¡Es un espacio en el que ambos tendrán la oportunidad de crecer, aprender, cometer errores, ver la fortaleza de Dios perfeccionada en la debilidad, y todo para un propósito superior!