¿Cómo llegaron Halloween y Día de Muertos a ser consideradas festividades "cristianas"?
¿La Biblia dice algo acerca del día de Todos los Santos?
La mayoría saben que Halloween se celebra el 31 de octubre. Pero muy pocos entienden la conexión entre esta celebración y el día de Todos los Santos celebrado por algunas iglesias o denominaciones el 1° de noviembre.
Hay autores que consideran que el Día de Todos los Santos se instituyó para conmemorar a los santos y mártires de la Iglesia Católica Romana, y se introdujo por primera vez en el siglo VII (Man, Myth and Magic, Vol. 1, 1983, p. 109 [Hombre, Mito y Magia, Vol. 1, 1983, P.109]). Por extraño que parezca, la historia muestra que Halloween, la antigua fiesta completamente pagana con sus atavíos de muerte y demonismo, está inseparablemente vinculada al Día de Todos los Santos.
Las fiestas paganas han tenido una forma curiosa de introducirse en el cristianismo a lo largo de los siglos. La Enciclopedia de la Religión explica que "la iglesia británica intentó desviar el interés por las costumbres paganas al agregar una celebración cristiana al calendario en la misma fecha que el Samhain (el antiguo nombre celta del festival que ahora llamamos Halloween).
"La fiesta cristiana (la Fiesta de Todos los Santos) conmemora a los santos conocidos y desconocidos de la religión cristiana tal como el Samhain reconocía y rendía homenaje a las deidades celtas" (1987, Vol. 6, p. 177).
¿Cómo surgió este extraño giro de los acontecimientos? ¿Cómo transformó la Iglesia Católica un antiguo festival pagano en uno para supuestamente honrar a los santos muertos?
La edición de 1913 de La Enciclopedia Católica dice esto sobre el Día de Todos los Santos: “En los primeros días, los cristianos estaban acostumbrados a solemnizar el aniversario de la muerte de un mártir en Cristo en el lugar de su martirio. En el siglo IV, las diócesis vecinas comenzaron a intercambiar fiestas, transferir reliquias, dividirlas y unirse en una fiesta común. Frecuentemente, grupos de mártires sufrieron el mismo día, lo que naturalmente llevó a una conmemoración compartida.
“En la persecución a Diocleciano, el número de mártires se hizo tan grande que no se pudo asignar un día separado a cada uno. Pero la Iglesia, sintiendo que cada mártir debería ser venerado, designó un día común para todos. [Finalmente] Gregorio III (731-741) consagró para todos los santos una capilla en la basílica de San Pedro y fijó el aniversario para el 1 de noviembre” (Vol. 1, p. 315).
La elección del papa Gregorio del 1 de noviembre para esta celebración fue de mucho peso. La autora Lesley Bannatyne explica: "Que la fecha coincidió con Samhain no fue un accidente: la Iglesia todavía estaba tratando de absorber las celebraciones paganas que tenían lugar en este momento…”.
“También se alentó a los aldeanos a disfrazarse en este día, no para asustar a los espíritus no deseados, sino para honrar a los santos cristianos. En el Día de Todos los Santos, las iglesias de toda Europa y las Islas Británicas exhibieron reliquias de sus santos patronos. Las iglesias pobres no podían permitirse reliquias genuinas y, en cambio, tenían procesiones en las que los feligreses se vestían como santos, ángeles y demonios. Esta mascarada religiosa se parecía a la costumbre pagana de desfilar fantasmas hasta los límites de la ciudad. Y sirvió a la nueva iglesia para dar una base cristiana aceptable a la costumbre de vestirse en Halloween”.
"Además, la Iglesia trató de convencer a la gente de que las grandes hogueras que otrora encendían en homenaje al sol, ahora mantendrían alejado al diablo" (Halloween: An American Holiday, An American History, 1998, págs. 9, 11)”.
Más tarde, una segunda celebración, el Día de Todas las Almas, se instituyó el 2 de noviembre. Finalmente, estas dos fiestas se fusionaron con la celebración actual el 1 de noviembre, que también se llamó Día de Todos los Santos. El nombre de All Hallows 'Even (Evening) [Tarde/Noche de Todos los Santos] para la noche del 31 de octubre se convirtió en el nombre de Hallowe’en, o Halloween, como se llama hoy.
Esta es una breve historia de cómo los hombres racionalizaron que, tomando un antiguo festival pagano enraizado en la muerte y el adversario, podían adaptarlo para su uso como una celebración "cristiana". Lamentablemente, esto va en contra de la instrucción explícita de Dios de no usar prácticas paganas para adorarlo.
Él declara terminantemente en Deuteronomio 12:30-32: “no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”.