Uno de los libros más conocidos del mundo
El 16 de marzo de 1985 el periodista Terry Anderson fue secuestrado en las calles de la ciudad de Beirut, Líbano, y estuvo detenido 2454 días como rehén político. Aunque en muchas ocasiones estuvo a punto de no resistir más, el Sr. Anderson demostró gran valor durante toda esta terrible experiencia.
Encañonándolo con sus armas, los raptores lo sacaron de su automóvil y lo llevaron a un edificio de apartamentos a medio construir, donde le vendaron los ojos y lo encadenaron a un catre de fierro.
Durante los primeros 24 días estuvo encadenado y restringido cual animal salvaje y tuvo que luchar con denuedo por conservar su sanidad mental. Dándose cuenta de la necesidad que tenía de recibir valor y fuerza en alguna forma, pidió una Biblia a sus secuestradores.
Al relatar sus experiencias, el Sr. Anderson habló del resultado de su pedido: “Al día siguiente mi carcelero vino y arrojó un bulto pesado sobre la cama. A tientas lo toqué y pude sentir las suaves cubiertas de un libro. El guardia, acercándose a la cabecera, me preguntó: ‘¿Le parece bien?’ ‘Sí, muy bien, gracias’, le respondí.
“Con cuidado tiré un poco de la venda de los ojos, hasta que pude ver el libro ... una Biblia. La acaricié suavemente ... Lenta, cuidadosamente, leí la primera página donde aparece el nombre de la editorial. Luego, el Génesis: “En el principio...” (Den of Lions [“Guarida de leones”], 1993, pp. 14-15).
¿Cuántas veces hombres y mujeres no han recurrido a la Biblia en momentos de gran dificultad? En tales circunstancias, muchos reconocen lo tremendamente valiosa que es la palabra de Dios.
El libro que más se ha vendido en la historia
Millones de personas piensan que la Santa Biblia es la palabra del único y verdadero Dios. Ciertamente, la Biblia misma lo dice. Muchos otros la tienen en gran estima sólo como una colección de algunos de los escritos más famosos de la literatura universal.
Millones de Biblias, en numerosas traducciones, son vendidas año con año. Este libro ha sido traducido a más de 2000 idiomas y dialectos. Por sí sola, la Sociedad Bíblica Americana (un organismo sin fines de lucro) desde su fundación en 1816 ha distribuido aproximadamente cinco mil millones de ejemplares de la Biblia.
Un diccionario bíblico hace notar lo siguiente: “De todos los libros que la Humanidad ha conocido, ninguno ha ejercido tanta influencia como la Biblia. El primer libro editado en la imprenta fue la Biblia, marcando así el paso a la Era Moderna. Autores famosos han tomado de ella tema para realizar sus creaciones. Obras de teatro, grandes músicos y literatos, programas de cine y televisión tienen por tema la Biblia o en ella encuentran inspiración. Complejos movimientos filosóficos se basan en la Biblia, libro inmortal que ha enjugado las lágrimas del triste e iluminado la risa del alegre. Ella ha dado el material para las grandes catedrales de la Edad Media y ha sido la base de innumerables empresas misioneras [en todo el] mundo” (Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Editorial CLIE, 1985, p. 115).
Según otro diccionario, “nadie ... puede ser considerado letrado sin tener un conocimiento básico de la Biblia”. Aun en países donde la religión prevaleciente no es cristiana, para que alguien pueda ser considerado una persona educada es necesario que tenga un conocimiento elemental de la Biblia. Por ejemplo, todas las personas educadas “necesitan entender qué se quiere decir cuando alguien habla de una contienda entre David y Goliat o si una persona que tiene la ‘sabiduría de Salomón’ es una persona sabia o necia ...” (The Dictionary of Cultural Literacy [“Diccionario de alfabetización cultural”], 1988, p. 1).
Hombres de estado, políticos, filósofos, poetas y hasta astronautas en órbita citan las Sagradas Escrituras. Gente de todos los niveles sociales ha encontrado en las páginas de la Biblia las palabras apropiadas para incontables situaciones. Su profundo contenido suele ser la compañía perfecta para momentos de asombro e inspiración, tensión y angustia, confusión y duda.
Falta de apreciación de la Biblia
A pesar de toda la atención que se le da a la Biblia, su verdadero valor e importancia no se aprecian realmente. Cuando examinamos esta situación un poco más detenidamente, vemos que la Biblia es elogiada, incluso reverenciada; pero aun así, pocas veces es leída y menos aún entendida correctamente.
La mayor parte de la humanidad es iletrada bíblicamente. No son pocos los relatos sobre la gran ignorancia que existe acerca de lo que la Biblia dice. Esto quedó patéticamente demostrado cuando en una encuesta los que contestaron suponían que Sodoma y Gomorra eran amantes y que las epístolas eran las esposas de los apóstoles. Es más, mucha gente no puede identificar ni siquiera uno de los cuatro evangelios. Otros no saben que fue Jesucristo quien dijo las palabras que se conocen como las Bienaventuranzas.
Son poquísimos los que toman en serio la Biblia y la aceptan por lo que es: el manual de instrucciones que Dios nos dio para guiarnos en nuestro paso por la vida. Es una fuente de información que debemos consultar en todas las circunstancias por las que atravesamos, ya que nos da pautas sobre cómo proceder en situaciones de triunfo o adversidad, de alegría o dolor, de prosperidad o pobreza, de confianza o duda.
La Biblia misma afirma su autoridad divina como la propia palabra de Dios. Revela el propósito de nuestra existencia: alcanzar el asombroso potencial que nuestro Creador nos ha dado. En todo momento puede proporcionarnos guía, aliento e instrucción.
Pero ¿Puede la Biblia resistir un examen minucioso? ¿Es acaso la verdad sólo porque así lo afirma? ¿Podemos confiar en ella? ¿Debemos confiar en ella? En los capítulos siguientes analizaremos la Biblia desde varios puntos de vista para ver si realmente es la palabra de Dios.