Inscripción antigua confirma la existencia de la ‘casa de David’
Durante muchos años algunos eruditos sostuvieron que varios de los personajes bíblicos, entre ellos el rey David, no eran más que mitos. Pero en 1993, como había sucedido en otras ocasiones, un descubrimiento muy significativo obligó a los críticos de la Biblia a retractarse. Unos arqueólogos que se encontraban excavando en el norte de Galilea “encontraron una extraordinaria inscripción del siglo noveno a.C. que menciona tanto la ‘casa de David’ como al ‘rey de Israel’” (“‘David’ Found at Dan” [“‘David’ es encontrado en Dan”], Biblical Archaeology Review [“Revista de arqueología bíblica”], marzo-abril de 1994, p. 26).
Este descubrimiento fue tan notorio que apareció en la primera plana del periódico The New York Times. La inscripción también muestra que Israel y Judá eran reinos importantes en el siglo noveno a.C., lo que refuta la actitud de los eruditos que decían que Israel y Judá nunca fueron naciones importantes y hasta dudaban que hubiera existido una monarquía unificada bajo el rey David.
Aunque esta es otra prueba que refuta los argumentos de quienes han rechazado la historia bíblica, debemos darnos cuenta de que es imposible comprobar cada suceso bíblico por medio de la arqueología. Muchas de las pruebas originales ya no existen; muchos restos perecederos desaparecieron hace mucho tiempo. Buscar pruebas físicas de una persona determinada es como buscar una aguja en un inmenso pajar.
A pesar de estas dificultades, David se une a varios otros reyes de Israel y Judá cuyos nombres fueron mencionados en inscripciones de las naciones vecinas, entre ellos Acab, Acaz, Ocozías, Ezequías, Oseas, Joaquín, Jehú, Joás, Manasés, Manahem, Omri, Peka y Uzías.
Debemos tener en mente el número relativamente pequeño de restos que los arqueólogos han descubierto. Sin duda alguna, las excavaciones continuarán corroborando los acontecimientos narrados en la Biblia. A pesar de la relativa escasez de pruebas que se han descubierto hasta ahora, lo que ha sido encontrado apoya firmemente la Biblia.
El historiador británico Paul Johnson señala un cambio en el pensamiento relacionado incluso con los acontecimientos más antiguos que se mencionan en la Biblia: “. . . La ciencia de la arqueología moderna y la filología histórica de hecho proveen la verificación de los textos bíblicos más antiguos. Mientras que . . . a lo largo del siglo XIX y casi hasta la segunda guerra mundial el criticismo sistemático de los textos del Antiguo Testamento tendía a negar su historicidad y a reducir el Pentateuco en particular a un simple mito o leyenda tribal, la tendencia en el último medio siglo ha ido en sentido muy contrario . . . Los descubrimientos arqueológicos revelan claramente el marco histórico de la sociedad patriarcal que se describe en el libro del Génesis” (The Quest for God [“En busca de Dios”], p. 12).