La embriaguez es un pecado

La embriaguez es un pecado

Aunque la Biblia es clara en cuanto a que el uso apropiado de bebidas alcohólicas no es incorrecto, el hecho de tomar demasiado alcohol (ebriedad) es continuamente condenado en la Palabra de Dios. El uso incorrecto de sustancias alcohólicas que resultan en ebriedad es un pecado contra Dios. Esto ha causado indecible miseria e innumerables muertes prematuras. El apóstol Pablo escribió: “No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida” (Efesios 5:18, Nueva Traducción Viviente). El abuso del alcohol causa daños indescriptibles al bebedor, a su familia y a la sociedad, y la embriaguez puede impedir que esta persona entre en el Reino de Dios (Gálatas 5:21). Cristo instruyó a los cristianos a tomar vino como parte del servicio de la Pascua (1 Corintios 11:25-26).

Pablo también tuvo cuidado al enseñar el consumo responsable y moderado de alcohol y corrigió a algunos en la iglesia de Corinto por emborracharse durante la Pascua (1 Corintios 11:21). Aquellos que tienen la proclividad inherente hacia el alcoholismo no deben tomar alcohol, ni siquiera en moderación. Quienes no tienen la edad legal para tomar deben obedecer la ley, y nadie debiera sentirse obligado a tomar en ocasiones sociales. Pero la mayoría de la gente puede aprender a evitar los abusos tan prevalentes en la sociedad actual y a utilizar apropiadamente las bebidas alcohólicas en moderación si así desea.

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