Los familiares de Jesús

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Uno de los vínculos más importantes se encuentra en Lucas 1:36, donde vemos que el mismo ángel que le informó a María que concebiría un hijo, también le dijo: “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez”. Elisabet tuvo un hijo llamado Juan, quien sería conocido históricamente como Juan el Bautista (vv. 57-60, 80).

El parentesco exacto entre María y Elisabet no se menciona específicamente, pero al parecer eran primas, por lo que Jesús y Juan eran primos también. Ambos estaban muy conscientes de sus respectivos ministerios, y cuando Juan vio a Jesús que venía a él para ser bautizado, exclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Aunque a Juan le fue revelado divinamente que su primo Jesús era el Mesías profetizado (vv. 30-34), el hecho de que sin titubear él haya reconocido la verdad de esa revelación demuestra el hecho de que Jesús tuvo que haber vivido una vida justa y sin pecado.

Algunos de los apóstoles eran primos

Aunque muy pocos se han dado cuenta, parece ser que por lo menos dos de los apóstoles eran primos de Jesús. Podemos ver esto al comparar Mateo 27:56; Marcos 15:40 y Juan 19:25, donde se mencionan las cuatro mujeres que presenciaron la crucifixión de Jesús. Esas mujeres eran:

• María Magdalena (mencionada por Mateo, Marcos y Juan).

• María la madre de Jesús (mencionada por Juan).

• Otra María, a quien Juan identifica como “María mujer de Cleofas”, y Mateo la llama “María la madre de Jacobo y de José”.
Este Jacobo, uno de los 12 apóstoles, mencionado como “Jacobo el menor” en Marcos 15:40, también es llamado “Jacobo hijo de Alfeo” (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:15). Al parecer, “Cleofas” y “Alfeo” son variantes del nombre arameo “Chalphai”, que puede escribirse en griego como “Cleofas” y en latín como “Alfeo”.
Según Hegesipo, historiador del segundo siglo, Cleofas era hermano de José, esposo de María y padrastro de Jesús. Si es cierto, entonces este apóstol Jacobo era primo de Jesús.

• Salomé (mencionada por Marcos), es llamada también “la madre de los hijos de Zebedeo” en Mateo y “hermana de su madre [de Jesús]” en Juan. Al ser hermanas Salomé y María, sus hijos —Jesús, hijo de María, y los discípulos Jacobo y Juan, hijos de Salomé— eran primos hermanos.

Este parentesco nos aclara el pasaje en Mateo 20:20-22, donde “la madre de los hijos de Zebedeo” le pidió a Jesús que les diera a sus hijos, Jacobo y Juan, los dos puestos más importantes en su reino. Tal petición parece demasiado osada; pero después nos damos cuenta de que era la propia tía de Jesús la que estaba solicitándole tal privilegio para sus dos primos.

Seguramente por ser familiares de Jesús pensaron que su petición no sería considerada como algo atrevido. Esto también nos ayuda a entender la prudente pero firme respuesta de Jesús.

Esta relación familiar nos ayuda a entender también por qué Jacobo y Juan, junto con Pedro, aparentemente eran los tres discípulos más cercanos a Jesús y él les pedía que lo acompañaran en ciertas ocasiones y sucesos muy significativos (Mateo 17:1-9; Mateo 26:36-37; Marcos 5:37). Parece que Jesús tenía una estrecha relación con estos dos primos suyos, y resulta obvio que disfrutaba de su compañía. Es fácil imaginarse que bien pudieron haber crecido juntos, siendo amigos desde niños.

Los hermanos de Jesús

En los evangelios se nos muestra que Jesús tenía muchos medios hermanos, tanto hombres como mujeres, nacidos de José y María. En Mateo 13:55-56 leemos que algunos residentes de Nazaret, al escucharlo, se preguntaron: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?”
Aquí se nombran cuatro hermanos (Jacob, José, Simeón y Judá en hebreo) además de mencionar medias hermanas (plural). Por tanto, Jesús tuvo por lo menos seis medios hermanos, cuatro varones y dos mujeres.

Durante la vida de Jesús sus hermanos no creían que él fuera el Mesías y Salvador (Juan 7:5). Pero después de su resurrección, Jacobo se convirtió en uno de sus más importantes seguidores. En Hechos 1:14 leemos que Jacobo, tanto como sus otros hermanos y su madre María, estaban entre los primeros miembros de la iglesia, el mismo grupo que recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4).

Tiempo después, Jacobo se convirtió en el dirigente de la congregación en Jerusalén. Desempeñó un papel muy importante en el concilio que se menciona en Hechos 15 (vv. 13-21). Más adelante Pablo visitó a Jacobo en Jerusalén (Hechos 21:18). En Gálatas 2:9 Pablo se refiere a Jacobo como una de las “columnas” de la iglesia. Jacobo (o Santiago) también escribió la epístola que lleva su nombre (Santiago 1:1). Judas, otro de los hermanos mencionados antes (Mateo 13:55), escribió la corta epístola que lleva su nombre (Judas 1).

El hecho de que todos estos familiares, incluyendo sus medios hermanos que crecieron con él bajo el mismo techo, aceptaran a Jesús como el Mesías y su Salvador personal, es también una clara prueba de que vivió una vida ejemplar y sin pecado. Y el hecho de que se hayan convertido en creyentes después de su resurrección es una prueba contundente de la realidad de su resurrección de entre los muertos.