¿Fue hacia el cielo el profeta Elías?
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¿Fue hacia el cielo el profeta Elías?
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Un acontecimiento bíblico que a veces se cita para respaldar la creencia de que los justos van al cielo después de morir, es algo que le ocurrió a Elías, un profeta de Dios que vivió en el siglo noveno a.C. La Biblia dice: “Elías subió al cielo en un torbellino” (2 Reyes 2:11). ¿Acaso esto contradice la afirmación que hizo Jesús casi 900 años después: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre . . .”? (Juan 3:13).
¿Cómo podemos explicar esta aparente discrepancia bíblica? Un análisis cuidadoso nos muestra que ambos pasajes pueden ser reconciliados muy fácilmente.
Un estudio concienzudo nos muestra que hay tres “cielos” que son mencionados en la Biblia. Uno es el lugar donde reside Dios, el lugar de su trono, donde también está Jesucristo resucitado. Hablando de Cristo, quien es nuestro Sumo Sacerdote, la Biblia nos dice: “. . . tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos” (Hebreos 8:1). La morada de Dios es llamada específicamente el cielo (Deuteronomio 26:15).
Otro cielo nombrado en la Biblia es lo que nosotros llamamos el espacio sideral, donde están el sol, la luna, los planetas, cometas, asteroides y estrellas. El rey David habló de esto cuando estaba meditando en la impresionante creación de Dios, que él describió con estas palabras: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste” (Salmos 8:3). En muchos pasajes se mencionan “las estrellas del cielo” (Génesis 26:4; Deuteronomio 1:10; Deuteronomio 28:62; Isaías 13:10).
Y hay otro cielo que es la atmósfera que rodea nuestro planeta, formada por el oxígeno y otros gases. Este cielo es mencionado en pasajes como Génesis 7:11-12, en el que se describe el gran diluvio de los días de Noé: “. . . las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. La Biblia también habla de “las aves del cielo”, las cuales vuelan por encima de nuestras cabezas (Job 35:11; Jeremías 16:4).
Para saber a cuál de estos cielos se está refiriendo la Biblia en el pasaje que estamos estudiando, es necesario considerar detenidamente el contexto. Fue a la parte inferior de esta tercera clase de cielo, la atmósfera de la tierra, adonde fue llevado Elías. Veamos la prueba de esto.
Dios le había dicho anteriormente a Elías que tendría que ungir a un hombre llamado Eliseo, un profeta, para que fuera su sucesor (1 Reyes 19:16). Más tarde, Elías le dijo a Eliseo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti” (2 Reyes 2:9). Hablaron entonces acerca de los dones de Dios que Eliseo iba a necesitar para poder cumplir el papel de Elías.
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino” (v. 11). Elías se había ido. Los seguidores y estudiantes de Elías ahora sabían que Eliseo era su nuevo dirigente. “Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él” (v. 15).
Muchos lectores de la Biblia suponen que en este punto Elías fue hecho inmortal y que fue llevado al cielo, al lugar donde reside Dios. Pero no fue así. Los hijos de los profetas sabían que el torbellino simplemente había llevado a Elías a otro lugar de la tierra. Le dijeron a Eliseo: “He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu del Eterno, y lo ha echado en algún monte o en algún valle” (v. 16).
Los discípulos estaban preocupados por la seguridad de Elías, así que enviaron un grupo de 50 hombres para que lo buscaran. Éstos lo buscaron durante tres días, pero no lo pudieron encontrar (v. 17).
Hay otro pasaje que prueba de una manera contundente que Elías no se fue para el cielo. La Biblia nos dice que varios años después de haber sido llevado por el torbellino, Elías le escribió una carta a Joram, rey de Judá.
Veamos lo que sucedió, tal como está registrado en la Biblia. El último acto de Elías del que podemos conocer la fecha, ocurrió durante el reinado de Ocozías, rey de Israel, cuando Elías le dijo que iba a morir por sus pecados (2 Reyes 1:3, 2 Reyes 1:17). El reinado de Ocozías duró tan sólo un año (hacia 850 a.C.).
El traslado y reemplazo de Elías están registrados en el capítulo siguiente de 2 de Reyes. La historia continúa narrándonos los sucesos de la vida de Eliseo, entre ellos un encuentro con Josafat, rey de Judá (2 Reyes 3:11-14). Varios años más tarde (hacia 845 a.C.), Joram, hijo de Josafat, sucedió a su padre como rey de Judá (2 Reyes 8:16).
Joram fue un rey perverso y llevó a la nación de Judá a rebelarse contra los mandamientos de Dios. Llevaba algunos años el reinado de Joram, y habían transcurrido varios años desde la desaparición de Elías, cuando éste le escribió una carta a Joram para advertirle acerca de las graves consecuencias de sus pecados. Esto aparece en 2 Crónicas 21:12-15.
Esta carta nos demuestra que el profeta todavía estaba vivo en la tierra varios años después de haber sido trasladado en el torbellino y reemplazado por Eliseo. Dios había escogido a Eliseo para que sucediera a Elías y fuera su profeta; lo único que hizo fue trasladar a Elías a otro lugar, y después permitió que continuara viviendo varios años más, como lo comprueba la carta a Joram.
Después de que Elías escribiera esa carta, la Biblia ya no vuelve a mencionar nada con respecto a él. Pero obviamente tuvo que morir, porque como leemos en Hebreos 9:27: “. . . está establecido para los hombres que mueran una sola vez . . .”. Elías, al igual que otros profetas y hombres y mujeres justos del Antiguo Testamento, murió en la fe, sin haber recibido la vida eterna en el Reino de Dios (Hebreos 11:39).
Como podemos ver en estos pasajes, un estudio cuidadoso de las Escrituras nos permite entender que la milagrosa ascensión de Elías en un torbellino estaba relacionada con su traslado a otro sitio geográfico, no con la vida eterna en el cielo.