El ladrón en la cruz

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El ladrón en la cruz

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Cuando Jesús agonizaba colgado en la cruz, le dijo a un criminal convicto que había sido crucificado con él: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Muchas personas creen que lo que Jesús le estaba asegurando era que iría al cielo con él ese mismo día. ¿Es esto lo que realmente dijo?

Primero que todo, preguntémonos de qué paraíso estaba hablando Jesús. La palabra traducida por “paraíso” aparece solamente en otros dos versículos del Nuevo Testamento. En ambos casos hace referencia al lugar donde está la presencia de Dios.

En 2 Corintios 12:2-4 el apóstol Pablo describió una visión en la que él “fue arrebatado al paraíso” (v. 4). Dijo que este paraíso estaba en “el tercer cielo” (v. 2), el lugar donde mora Dios.

Jesús nos dice que “el árbol de la vida . . . está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7), y en Apocalipsis 22:2 se nos explica que el árbol de la vida va a estar en la nueva Jerusalén. Después de las resurrecciones mencionadas en Apocalipsis 20, Dios vendrá de los cielos para establecer su morada en la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:2-3). No será hasta ese tiempo que el hombre va a poder morar con Dios en el paraíso. Al comparar todos estos pasajes podemos ver que el paraíso mencionado por Jesús en el que el hombre morará con Dios, es algo que todavía está en el futuro.

¿Cómo podemos estar seguros de que esto es lo que Jesús quiso decir? Podemos saberlo porque la Biblia claramente dice que él no ascendió al paraíso en ese día; estuvo tres días enteros en el sepulcro. “Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).

Veamos lo que Jesús le dijo a María Magdalena después de haber sido resucitado: “¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre . . .” (Juan 20:17, Reina-Valera 1995). Tres días después de su muerte, Jesús mismo dijo claramente que ¡él todavía no había ascendido al cielo!

Jesús permaneció en la tumba por espacio de tres días y tres noches (Mateo 12:40). Las Escrituras no nos dicen en ninguna parte que su cuerpo estaba enterrado pero que su alma se había ido para otro lugar. Él estuvo solamente en el sepulcro. Por lo tanto, el criminal no pudo haberse reunido con Jesús en el paraíso ese día, porque Jesús ni siquiera estaba allí.

Ahora bien, si Jesús no le estaba diciendo a este malhechor arrepentido que iba a estar en el paraíso ese día, ¿qué era lo que le estaba diciendo?

El ladrón se había arrepentido mientras estaba crucificado al lado de Jesús, y le dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:39-42). El ladrón, como cualquiera que se está enfrentando a una muerte inminente, buscó consuelo y seguridad, y Jesús se los dio.

Sus palabras: “De cierto te digo hoy” son “un modismo hebreo muy común que es utilizado continuamente para hacerle un énfasis muy solemne a algo” (The Companion Bible, 1990, apéndice 173, p. 192).

Parte del malentendido que surge de estas palabras de Jesús se debe a que originalmente el texto bíblico no tenía puntuación. Además, en el texto original no hay palabra que corresponda al que que aparece en la versión española de este versículo. La mayoría de los traductores bíblicos, suponiendo que Jesús estaba prometiéndole al malhechor entrada inmediata en el cielo, cambiaron el significado de las palabras de Jesús al no tener en cuenta un modismo de uso común.

Es interesante notar que la versión Reina-Valera, revisión de 1990, vierte el versículo de esta manera: “Entonces Jesús le contestó: Te aseguro hoy, estarás conmigo en el paraíso”. Y la nota explicativa dice lo siguiente: “Este versículo está traducido aquí literalmente. El ‘que’ que aparece en algunas versiones, no se halla en el [texto] original. Jesús no podía haber prometido llevar al ladrón al paraíso en ese mismo día [porque] . . . el Señor no ascendió al cielo hasta el tercer día. Así lo afirman Juan 20:17 y Juan 19:31-33. Además, el malhechor mismo no pidió a Jesús que lo llevara al paraíso en ese día, sino ‘cuando vengas en tu reino’. La Escritura enseña que la vida eterna no se da al morir, sino al regreso de Cristo. Véase Mateo 16:27 y 2 Timoteo 4:8”.

Jesús nunca dijo ni quiso insinuar que este hombre que estaba agonizando iba a estar con él en el paraíso ese mismo día. Lo estaba animando al asegurarle que vendría una época, en el futuro Reino de Dios aquí en la tierra, en que sería resucitado y lo vería a él nuevamente. Jesús podía hacer esta afirmación porque percibía la actitud arrepentida del ladrón y que lo reconocía como el futuro rey del Reino de Dios.

Debemos recordar que cuando Jesús fue llevado delante de Poncio Pilato, le dijo al procurador romano: “Mi reino no es de este mundo . . .” (Juan 18:36). En esta frase contundente él confirmó que su reino, su dominio, su gobierno —el paraíso de Dios— pertenecían a una época futura, que todavía estaba por llegar. El Reino de Dios será revelado cuando regrese Jesucristo.

El verdadero significado de la promesa que le hizo Jesús al ladrón en la cruz se hace claro cuando comprendemos el esquema general del plan de salvación de Dios y las resurrecciones prometidas en la Biblia.