Satanás: El gran engañador

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El gran engañador

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Satanás: El gran engañador

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¿Por qué tantas personas van a seguir tan fervientemente los caminos de Satanás, incluso hasta la muerte? Hay dos causas principales. La primera se deriva de la naturaleza humana y la hostilidad innata del hombre hacia los caminos de Dios (Romanos 8:7). La segunda causa es el poder de Satanás para engañar a la gente.

¿Cómo lleva a cabo Satanás su engaño? Por lo general, se vale de unas personas para engañar a otras. Particularmente, le gusta utilizar a aquellas personas que inspiran confianza.

Un fiel seguidor de Dios debe presentarse a Dios “aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). En otras palabras, debe saber lo que la Biblia enseña realmente, y debe seguirlo, enseñarlo y aplicarlo en forma correcta. Debe rechazar cualquier práctica religiosa que esté basada en el hecho de que “todo el mundo lo hace”, o que parezca correcta. De otra forma, puede ser engañado fácilmente.

El apóstol Pablo se lamentaba de que esto fuera lo que estaba sucediendo en sus días: “Si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2 Corintios 11:4). Cuando los falsos maestros tuercen y desvirtúan el mensaje de las Escrituras, algunas personas sinceras pueden caer víctimas de sus engaños.

Pablo continúa: “Éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (vv. 13-15).

Pablo advirtió que los falsos maestros podían lograr incluso que los creyentes aceptaran doctrinas erróneas si éstos se volvían negligentes en el estudio de las Escrituras y dejaban de verificar la veracidad de sus creencias.

Jesús había advertido previamente que Satanás y sus agentes tratarían constantemente de distraer y engañar a las personas en un intento por hacer que ellas se fueran en contra de la verdad de Dios. “Éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones” (Marcos 4:15).

También habló claramente en contra de la apariencia engañosa de Satanás: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:15-16).

El diablo no va a cambiar su manera de obrar en el tiempo del fin. Va a levantar un falso profeta muy poderoso cuya influencia no estará limitada por las fronteras políticas. Satanás dirigirá el sistema religioso babilónico y se valdrá de este profeta para engañar a un mundo ingenuo que no se preocupará por comprobar cuidadosamente en la Biblia si lo que está oyendo proviene o no de Dios (Apocalipsis 19:20).

Pablo describe el efecto del engaño: “Entonces se manifestará aquel inicuo . . . cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:8-12).

No debemos subestimar nunca el poder de Satanás para engañar a la humanidad. El Apocalipsis nos dice claramente que él es “el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9).