El día de reposo

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El día de reposo

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El sábado fue creado y apartado para el hombre desde el tiempo de la creación. Dios bendijo y santificó el séptimo día y en él descansó de todas sus obras. El sábado fue el día posterior a la creación del primer ser humano, un tiempo separado para que el hombre diera prioridad a una relación personal y estrecha con su Creador (Génesis 2:2-3).

El sábado fue creado y apartado para el hombre y su beneficio directo. Jesucristo es Señor del sábado, lo que establece una conexión perpetua entre el Creador y este tiempo santo (Marcos 2:27-28). Es un tiempo muy especial para que el hombre profundice y afiance su devoción a Dios y su relación con él. Cuando dejamos de buscar nuestros propios caminos, encontramos gozo en lo que le agrada a Dios (Isaías 58:13-14).

En Éxodo 20:8-10 Dios dio instrucciones concernientes a la observancia del sábado. El hombre debe “acordarse del día de reposo para santificarlo”. El hombre recuerda y santifica el sábado cuando descansa en este día y lo dedica a adorar a Dios. Cuando los cristianos siguen este patrón están siguiendo el ejemplo de su Creador y están recordando a aquel que les dio vida.

En Deuteronomio 5:12-15 Dios vuelve a enfatizar la necesidad de guardar el sábado. Nos explica que el sábado no solamente nos recuerda que fuimos creados por Dios, sino que él es quien nos libera de la esclavitud (ver también Lucas 4:18-19). El antiguo pueblo de Israel recordaba que había sido liberado de su esclavitud en Egipto. Los cristianos recuerdan que Jesucristo los liberó de la esclavitud espiritual (Romanos 6:16-18).

Además de las instrucciones dadas en el momento de la creación y en los Diez Mandamientos, Éxodo 31:13-17 nos indica que el sábado es una señal entre Dios y su pueblo y que constituye un pacto perpetuo. Debe ser santificado por quienes han sido llamados, como un recordatorio de que Dios es quien los ha apartado y de que son sus hijos.

Cuando Jesús regrese a la tierra y establezca el Reino de Dios, el sábado será guardado semanalmente como una forma de adoración y servicio a Dios (Isaías 66:23).

La prueba de que queda un reposo sabático para la humanidad (Hebreos 4:9) fue confirmada por el ejemplo viviente de Jesucristo (Lucas 4:31) y, después de su muerte y resurrección, por sus discípulos.

Siguiendo la ley de Dios y el ejemplo de Cristo, Pablo instruía a los gentiles en el día sábado (Hechos 13:42-44). Dondequiera que iba Pablo, conforme a su costumbre enseñaba en el séptimo día y establecía congregaciones que guardaban el sábado (Hechos 17:2; Hechos 18:4). No existe ningún ejemplo en los escritos de los apóstoles o en las prácticas de la iglesia del Nuevo Testamento que nos indique que hubo algún cambio con respecto a las enseñanzas que recibieron de Cristo.

En conclusión, el sábado conmemora la creación y le recuerda al hombre que Dios es su Creador. En la actualidad, aquellos que guardan el séptimo día de la semana tienen presente que Dios es quien los ha redimido del pecado. Finalmente, el sábado señala hacia el regreso de Cristo y el establecimiento del Reino de Dios, cuando habrá verdadero descanso para toda la humanidad (Hebreos 4:4-10).

(Si desea profundizar en este tema, no vacile en solicitar el folleto gratuito El día de reposo cristiano.)