Animales extraños que desafían la evolución
Cuando Carlos Darwin propuso su famosa teoría por allá en 1859, estaba consciente de que una de las principales debilidades de sus especulaciones era explicar cómo ciertas características complejas de los animales se iban desarrollando paso a paso, en pequeñas etapas evolutivas. Él reconoció: “Si pudiera demostrarse que ha existido cualquier órgano complejo, y que no pudo haberse formado por modificaciones numerosas, sutiles y sucesivas, mi teoría se derrumbaría por completo” (Origin of Species [“El origen de las especies”], p. 149).
Casi 150 años después, la investigación ha mostrado numerosos ejemplos de la naturaleza en los que órganos complejos de animales no se pudieron haber desarrollado en etapas pequeñas y sucesivas. Desde la ciencia molecular hasta en las criaturas mayores, muchos sistemas complejos tuvieron que aparecer simultáneamente, con todos sus componentes completos y en su lugar; de otro modo, no hubiera sido posible que funcionaran y ofrecieran una ventaja para la supervivencia.
El bioquímico molecular Michael Behe explica: “Alguna vez se llegó a creer que las bases de la vida eran sumamente simples. Esta expectativa quedó completamente borrada. Se ha demostrado que la visión, el movimiento y otras funciones biológicas no son menos complejas que las cámaras de televisión y los automóviles. La ciencia ha progresado enormemente en su entendimiento acerca de cómo funciona la química de la vida, pero la elegancia y complejidad de los sistemas biológicos en el ámbito molecular han paralizado el intento de los científicos por explicar sus orígenes” (Darwin’s Black Box [“La caja negra de Darwin”], 1998, p. x).
El arma química del escarabajo bombardero
Un ejemplo de esta complejidad biológica es el sistema de defensa del escarabajo bombardero. Tiene tantos y tan esenciales componentes químicos que si llegara a faltar uno, todo el sistema fallaría. Más aún, si todo no funcionara con absoluta precisión, la mezcla química mortífera dentro del escarabajo se volvería en su contra en lugar de serle favorable.
El diminuto escarabajo, de unos dos centímetros de largo, parece ser un bocado apetitoso para muchos animales. Pero cuando el escarabajo está a punto de ser devorado, súbitamente rocía sobre su atacante una sustancia nociva y quemante que lo obliga a retroceder. ¿Cómo puede este insecto tan modesto tener semejante sistema tan complejo y efectivo de defensa?
Los componentes que hacen posible que el arsenal químico del escarabajo funcione, han sido analizados por químicos y biólogos hasta el nivel molecular. Cuando el escarabajo presiente el peligro, secreta dos sustancias químicas, el peróxido de hidrógeno y la hidroquinona, que se almacenan en un depósito dentro de su cuerpo. Al tensar ciertos músculos el escarabajo hace que estas sustancias se muevan a otro compartimiento, llamado la cámara de explosión.
Así, de la misma forma en que un cañón no puede funcionar sin que un dispositivo de ignición lo active, estas dos sustancias químicas no explotarán sin la intervención del catalizador correcto. En el cuerpo del escarabajo este catalizador es inyectado en la cámara de explosión. Como resultado, el líquido tóxico, hirviendo, es lanzado por la parte de atrás del escarabajo al rostro del adversario. Para que este poderoso sistema de defensa pueda funcionar, es necesario que existan simultáneamente todos los elementos químicos y los compartimientos adecuados.
¿Cómo pudo semejante sistema tan complejo evolucionar gradualmente, por etapas? Nada ocurre si tan sólo se mezclan los dos elementos químicos. Pero cuando el catalizador es agregado en la cantidad y en el momento exactos, el escarabajo cuenta con un poderoso cañón químico. ¿Es lógico suponer que todos estos elementos aparecieron paso a paso, en un proceso gradual?
Francis Hitching comenta acerca del sistema de defensa del escarabajo bombardero: “La cadena de acontecimientos que podría haber conducido a la evolución de semejante proceso tan complejo, sutil y coordinado, está más allá de toda explicación biológica basada en un simple desarrollo gradual. La más leve alteración del equilibrio químico daría lugar inmediatamente a una especie de escarabajos estallados. El problema de las irregularidades evolutivas es reconocido universalmente entre los biólogos . . . En cada caso la dificultad está agravada por la falta de apoyo de parte de los fósiles. La primera vez que la planta, criatura u órgano aparece [entre los fósiles], aparece completamente terminado, por así decirlo” (The Neck of the Giraffe [“El cuello de la jirafa”], 1982, p. 68).
Sin embargo, el evolucionista Richard Dawkins hace caso omiso de las características complejas del escarabajo bombardero diciendo simplemente: “En cuanto a los precursores evolutivos del sistema, tanto el peróxido de hidrógeno como varias clases de quinonas son utilizados para otros propósitos en la química corporal. Los ancestros del escarabajo bombardero simplemente utilizaron de manera diferente ciertas sustancias químicas que ya estaban disponibles. Así sucede con frecuencia en la evolución” (The Blind Watchmaker [“El relojero ciego”], 1986, p. 87).
Esta explicación no es nada convincente para el Dr. Behe, quien ha estudiado los componentes del escarabajo desde un punto de vista molecular. Él dice: “La explicación de Dawkins acerca de la evolución del sistema se basa en el hecho de que los elementos del sistema ‘ya estaban disponibles’ . . . Pero Dawkins no ha explicado cómo el peróxido de hidrógeno y las quinonas llegaron a secretarse en alta concentración en un solo compartimiento que está conectado . . . con un segundo compartimiento que contiene las enzimas necesarias para que ocurra una reacción rápida de las sustancias químicas” (Behe, op. cit., p. 34).
Ahora que se ha estudiado cuidadosamente todo el sistema defensivo del escarabajo, aun si las sustancias químicas “ya estuvieran disponibles”, este cañón químico tan complejo no funcionaría si todo desde el nivel molecular no trabajara conjuntamente y en el momento exacto. El argumento de Dawkins es tan absurdo como afirmar que si la pólvora, la mecha, un cañón y una bala de cañón “ya estuvieran disponibles”, con el tiempo se juntarían, pesando cuidadosamente los ingredientes necesarios en la cantidad y proporción correctas, y después explotarían en el momento correcto sin destruirse a sí mismos. No, todos los componentes tendrían que ser combinados inteligente y cuidadosamente para poder funcionar.
El Dr. Behe comenta: “Algunos biólogos evolucionistas —como Richard Dawkins— tienen imaginaciones fértiles. Si tienen un punto de partida, casi siempre pueden inventar una historia para desarrollar cualquier estructura biológica que se desee . . . Pero a final de cuentas la ciencia no puede hacer caso omiso de los detalles importantes, y en el ámbito molecular todos los ‘detalles’ son esenciales. Si falta una tuerca o un perno molecular, todo el sistema puede venirse abajo” (Behe, op. cit., p. 65).
Migraciones sorprendentes
Analicemos otro caso de una enorme complejidad biológica: el hecho de que ciertas aves —entre ellas algunas cigüeñas, patos, gansos y petirrojos— tienen la capacidad de navegar con precisión miles de kilómetros por un territorio previamente desconocido y aterrizar exactamente en el sitio correcto, en la época adecuada del año para poder alimentarse y reproducirse. Luego, cuando termina el invierno, volar miles de kilómetros de regreso y llegar sanas y salvas a los mismos territorios donde anidan.
Los experimentos han revelado que estas aves han heredado la habilidad para orientarse utilizando las estrellas de noche y el sol de día. Manejan en forma subconsciente los datos astronómicos y calculan la altitud, latitud y longitud para viajar infaliblemente a un lugar predeterminado. Tienen un reloj interno y un calendario que les permite saber cuándo deben empezar y terminar sus migraciones. Tal vez lo que es más sorprendente es que puedan hallar su destino distante a partir de su primer viaje, ¡aunque no tengan ninguna experiencia!
Por ejemplo, cada año la curruca de garganta blanca emigra desde Alemania hasta el África. Es interesante notar que cuando las aves adultas emigran, dejan sus crías. Varias semanas más tarde, cuando las jóvenes aves son lo suficientemente fuertes, ellas también vuelan instintivamente miles de kilómetros por tierra desconocida y por mar, ¡y arriban al mismo sitio en que sus padres las están esperando! ¿Cómo pueden estas aves inexpertas navegar miles de kilómetros con tal exactitud y arribar sin ningún tropiezo para reunirse con sus padres?
En Norteamérica, en sus migraciones el chorlito dorado circunnavega la mayor parte de los hemisferios norte y sur. Después de anidar en Canadá y Alaska, los chorlitos comienzan su viaje a la parte nororiental de Canadá, y vuelan sobre el océano para llegar a Brasil y Argentina, un viaje de cerca de 10.000 kilómetros. Más tarde, cuando termina la estación, viajan nuevamente al norte, pero siguen una ruta diferente, pasando por el interior de Sudamérica y Centroamérica, luego por la cuenca del Misisipí hasta llegar a los sitios en que anidan. Esto se repite año tras año.
El Dr. Scott Huse comenta: “Las causas de las migraciones y del increíble sentido de orientación que demuestran estos animales les plantean a los evolucionistas una de las dificultades más desconcertantes para la ciencia. Para los evolucionistas les resulta sumamente difícil explicar cómo esas capacidades tan especiales pudieron evolucionar por etapas, según un sistema fortuito de probabilidades, sin que mediara ninguna inteligencia que lo guiara. El desarrollo por etapas de un instinto como éste parece altamente improbable porque el instinto de las migraciones no funciona para nada a menos que sea perfecto. Obviamente, no representa ningún beneficio poder atravesar perfectamente sólo medio océano” (The Collapse of Evolution [“El derrumbamiento de la evolución”], 1997, p. 34).
El increíble ciclo del salmón
Algunas especies de salmón realizan complejas e increíbles migraciones. Nacidos de huevos puestos en arroyos, estos peces pasan los primeros años de su vida en lagos y ríos de agua dulce. Cuando han crecido lo suficiente, nadan corriente abajo hasta el océano, donde tienen que adaptarse al agua salada, un ambiente químico completamente diferente, y allí permanecen varios años.
A medida que comen y crecen, los salmones emigran varios miles de kilómetros. Posteriormente, hacia el final de sus vidas, dejan el ambiente del océano y nadan corriente arriba hasta alcanzar el mismo sitio en el arroyo donde varios años atrás fueron depositados los huevos que les dieron origen. Allí desovan y mueren, y sus cuerpos en descomposición les proveen a los huevos recién puestos los elementos nutritivos que necesitan. Luego nace una nueva generación de salmones y el asombroso ciclo empieza de nuevo.
Tantas adaptaciones van en contra de las supuestas “modificaciones numerosas, sucesivas y pequeñas” de la teoría evolutiva, y también del sentido común. Si una especie está bien adaptada a vivir en agua dulce, ¿cómo hace para tener los cambios fisiológicos necesarios para vivir en el agua salada? Y ¿por qué habría de emprender semejante viaje tan agotador para encontrar el mismo sitio de su nacimiento, sólo para morir?
¿Cómo logran esos peces, después de viajar varios miles de kilómetros, encontrar los mismos arroyos en que empezaron sus vidas varios años antes? La evolución no ha podido ofrecer ninguna explicación plausible de este fenómeno.
El pez señuelo
En las aguas de Hawai nada el sorprendente pez señuelo. Cuando está a la caza de otro pez para poder comer, eleva su aleta dorsal, la cual parece ser un pez pequeño e indefenso, que incluso tiene boca y ojos.
Se queda completamente inmóvil, excepto por su aleta dorsal que se mueve de lado a lado dando la impresión de que abre y cierra su boca. La aleta se torna transparente excepto por su parte superior, que da la impresión de ser un pez aparte. Ésta adquiere el tono de un rojo brillante, realzando la impresión de ser un pez pequeño. Esta criatura modesta ha creado una ilusión óptica que aun los artistas de efectos especiales de Hollywood envidiarían. Para el desprevenido pez que llega, este señuelo le parece un bocado fácil, pero cuando se lanza para tragárselo, repentinamente se encuentra dentro de la boca del pez señuelo.
El Dr. Huse explica: “El pez señuelo exhibe claramente un gran ingenio, atención a los detalles biológicos y un sentido de propósito total. No importa qué vueltas le dé uno en el razonamiento, nadie puede explicar semejante maravilla de acuerdo con la teoría evolutiva. Semejante diseño tan maravilloso no puede surgir porque sí, sino que requiere una cuidadosa planeación enclavada en el ADN del pez señuelo por un programador molecular altamente capacitado” (Huse, op. cit., p. 36).
El Dr. Huse menciona otras especies de peces que usan engaños semejantes para poder capturar su comida. “Cierta especie de pez pescador tiene una ‘caña de pescar’ que sale de su espalda y tiene un bulbo luminiscente al final. Otro, un pez pescador de aguas profundas, tiene un ‘bombillo’ colgado del techo de su boca. El pez nada con la boca abierta, permitiendo que este señuelo se meza de lado a lado. Los peces pequeños, atraídos por el espectáculo, ¡nadan hacia una muerte segura al entrar en la boca del pez pescador!” (ibídem).
También hace notar que los peces pescadores tienen la capacidad de mover su “señuelo” de tal forma que puede hacer la mímica de lo que representa. Así, si el apéndice del paz remeda un pez, lo moverá de tal manera que parezca estar nadando; si el apéndice remeda una langosta, lo moverá para atrás, con un movimiento similar al de la langosta. En aquellas ocasiones en que el apéndice del pez sea engullido —como es de suponer que ocurre en algunas circunstancias— el pez pescador puede regenerarlo en dos semanas (ibídem, p. 36).
¿Adaptaciones graduales?
Ahora, con un mayor entendimiento de los sistemas enormemente complejos e integrados que gobiernan todos los sistemas vivientes, vemos cómo la teoría de Darwin, según la cual la vida evolucionó mediante un sistema gradual de adaptaciones, puede ser refutada fácil y satisfactoriamente.
El Dr. Behe resume los resultados de muchos años de trabajo en la bioquímica molecular: “La simplicidad que alguna vez esperamos encontrar en la base de la vida ha resultado ser un fantasma; en lugar de ello, sistemas de increíble e irreductible complejidad componen la célula. Por consiguiente, nos hemos dado cuenta de que la vida fue diseñada por un ser inteligente, lo que es un rudo golpe para los que vivimos en pleno siglo xx, quienes nos hemos acostumbrado a pensar que la vida era el producto de unas sencillas leyes naturales” (Behe, op. cit., p. 252).
El científico Soren Lovtrup declara: “Yo creo que algún día el mito darviniano será considerado como el engaño más grande en la historia de la ciencia” (Darwinism: The Refutation of a Myth [“Darvinismo: La refutación de un mito”], 1987, p. 422).