Introducción

Introducción

Pocas criaturas pueden rivalizar con la belleza de la mariposa monarca. Sus colores naranja y negro ofrecen un espectáculo maravilloso, un deleite para los ojos.

Pero la mariposa monarca no empieza así. Antes de llegar a su madurez debe pasar por una serie de transformaciones verdaderamente asombrosas. Comienza como un diminuto huevo de medio milímetro y crece dentro de él hasta alcanzar el estado de larva; entonces comienza su época como un gusano con brillantes franjas de amarillo verdoso. En esta etapa muda varias veces de piel, con el fin de continuar creciendo. Ya entonces está lista para la siguiente etapa de su vida, cuando se convierte en una crisálida o pupa.

En esta etapa el gusano cuelga con la cabeza hacia abajo, usualmente de una ramita o rama, y se envuelve con un capullo protector. Así permanece entre 10 y 14 días, para experimentar entonces una nueva y sorprendente transformación. Al final de esta etapa, la envoltura que la protege se vuelve transparente y emerge una majestuosa mariposa monarca.

Su metamorfosis ya está completa y la mariposa comienza una nueva vida. La nueva criatura es totalmente diferente de la que vimos al principio. A medida que madura va cambiando en muchas formas. Se transforma en algo completamente distinto. El resultado final no se parece en nada al principio.

Las Escrituras nos dicen que nosotros también tenemos que pasar por una transformación —un cambio, con la ayuda de Dios— y dejar de ser el “viejo hombre”, para convertirnos en un “nuevo hombre”, el cual siendo “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, “se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3:9-10; Efesios 4:22-24).

En esta lección analizaremos este asombroso cambio, hecho posible por medio del poder transformador del Espíritu de Dios.