Un conmovedor ejemplo de fe

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Un conmovedor ejemplo de fe

En el libro de Daniel encontramos un fascinante ejemplo de cómo Dios ayudó a algunos de sus siervos fieles en un momento de crisis. Tres jóvenes judíos cautivos recibieron la orden de postrarse delante de un ídolo construido por el rey de Babilonia, con la amenaza de que si no lo hacían, serían muertos. Su situación no podría haber sido peor. Sin embargo, su compromiso con Dios era inquebrantable. Ellos creían en su promesa de ayudarles; confiaban en él

Veamos lo que le respondieron al rey: “Sadrac, Mesac y Abednego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:16-18).

El rey cumplió la amenaza que les había hecho y mandó arrojarlos al fuego. Pero Dios milagrosamente conservó sus vidas. Para su sorpresa el rey los vio paseándose en medio del fuego y les ordenó que salieran del horno (vv. 25-26). “Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios” (vv. 27-28).

Este y otros ejemplos bíblicos del amor de Dios y su fidelidad están preservados en las Escrituras para darnos el valor y la fe para creer en que él puede ayudarnos en las circunstancias difíciles que puedan surgir en nuestras vidas. Estos jóvenes no sabían si Dios iba a intervenir o no para salvarlos. Sin embargo, estaban decididos a permanecerle fieles a pesar de las consecuencias. Su impresionante ejemplo de fiel obediencia es una inspiración para nosotros en la actualidad.

Si ponemos siempre a Dios primero, él ha prometido no abandonarnos nunca. Sin importar la forma en que decida intervenir a favor nuestro, él nos ha dicho: “No te desampararé, ni te dejaré, de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5-6).