La Fiesta de Tabernáculos
¿Cómo debemos celebrar esta fiesta que representa el sexto paso en el plan de Dios?
“A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos al Eterno por siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis” (Levítico 23:34-35).
“Siete días celebrarás fiesta solemne al Eterno tu Dios en el lugar que el Eterno escogiere; porque te habrá bendecido el Eterno tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre” (Deuteronomio 16:15).
La primera vez que la Biblia menciona la Fiesta de Tabernáculos, es llamada la fiesta de la cosecha a la salida del año (Éxodo 23:16). Era la gran fiesta de la cosecha de otoño y venían personas de todas partes en Israel a reunirse para celebrarla. Durante la cosecha, todos apartaban animales y diferentes productos para esta semana especial de regocijo. Todos disfrutaban de comida, bebida y compañerismo.
También era una conmemoración de la paz y seguridad que Dios les había prometido si lo obedecían diligentemente. Él les dio estas instrucciones: “Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que el Eterno vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros.Y al lugar que el Eterno vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevareis todas las cosas que yo os mando… Y os alegraréis delante del Eterno vuestro Dios…” (Deuteronomio 12:10-12). Esta fiesta es una celebración de la guía, protección y bendiciones de Dios para su pueblo.
Cuando Jesucristo regrese y establezca su gobierno en la tierra, él va a dar estas mismas bendiciones y aun con más abundancia, a todo el mundo. Lo que la antigua Israel podía disfrutar en una semana al final de la cosecha otoñal, simplemente representaba lo que él va a darle a la humanidad cuando asuma su papel de Rey de reyes y Señor de señores.
¿Insistirá Cristo en que todos deben celebrar la Fiesta de Tabernáculos después de que él regrese?
“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Eterno herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zacarías 14:16-19).
Esta gozosa fiesta de la cosecha representa la época en la cual Dios recogerá la gran cosecha de la humanidad en su familia. Primero, “todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad” (Romanos 11:26).
Después, Dios va ofrecer la salvación a todas las personas. El profeta Daniel es muy claro al respecto: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran;su dominio es dominio eterno, que nunca pasará y su reino uno que no será destruido” (Daniel 7:13-14).
¿Cómo llegará el conocimiento de los caminos de Dios a todas las naciones?
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinará con él mil años” (Apocalipsis 20:6).
“En los últimos días, el monte del templo del Señor será puesto sobre la cumbre de las montañas y elevado por encima de las colinas. Entonces los pueblos marcharán hacia ella, y muchas naciones se acercarán, diciendo: Vengan, subamos al monte del Señor, la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos y así andaremos en sus sendas. Porque de Sión viene la instrucción; de Jerusalén la palabra del Señor. Dios mismo juzgará entre muchos pueblos, y administrará justicia a naciones poderosas y lejanas. Convertirán en azadones sus espadas, y en hoces sus lanzas. Ya no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Miqueas 4:1-3, NVI).
¿Qué otras bendiciones abundarán en el reinado milenial de Jesús en la tierra?
“Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:5-9).