Introducción

Introducción

Durante varios siglos el cristianismo ha sido la religión principal en el mundo occidental. Sin embargo, su influencia no parece haber reducido notablemente los estragos de la guerra o aminorado la crueldad del hombre contra el hombre. Como resultado de ello, millones de personas creen que las enseñanzas de Jesucristo son algo impráctico y que no tienen cabida en el mundo real. ¿Es acaso esta conclusión válida con respecto al camino de vida que Jesús enseñó?

¡Por supuesto que no! Por el contrario, lo que indican las estadísticas es que la razón principal por la cual las enseñanzas del cristianismo tradicional son tan inefectivas es porque muy pocos que dicen creer en Cristo realmente practican lo que él predicó.Hasta nuestros días, la inmensa mayoría de los que profesan ser cristianos son seguidores de Cristo tan sólo de nombre. Sencillamente no viven de acuerdo con lo que Jesús enseñó.

Entre las naciones cuya población profesa mayormente el cristianismo, los Estados Unidos es la más religiosa. Pero veamos lo que reconoce un educador que ha estudiado las tendencias religiosas de ese país. En una entrevista realizada el 25 de diciembre de 1995, el Dr. Robert Franklin, profesor en la Universidad de Emory, en Atlanta, EE.UU., decía al respecto: “. . . Aunque aprendimos [según una encuesta del grupo Gallup] que el 96 por ciento de los norteamericanos afirman creer en Dios . . . no estoy muy seguro de que esta información sea confiable . . . Creo que las personas hablan de su creencia en Dios como si fuera una insignia que les diera entrada a cierto club, una insignia muy barata que los señala como miembros de la sociedad civilizada. En mi opinión, los estadounidenses valoran mucho la dimensión estética de la religión. Nos encanta el Mesías de Händel, escuchamos los himnos espirituales de los negros, admiramos el arte de la capilla Sextina, pero cuando se trata de seguir los Diez Mandamientos, el Sermón del Monte, la ética de la religión, me parece que tenemos mucho camino por recorrer”.

Las personas tienen diferentes opiniones con respecto a lo que significa el cristianismo. Pero pocas de estas opiniones están basadas en lo que la Biblia enseña. Muchos estudios y encuestas de cristianos profesos indican que piensan que mientras crean en Jesús, asistan de vez en cuando a la iglesia y sean básicamente buenas personas, están agradando a Dios.

La religión viene a ser más o menos lo que ellos quieren que sea. Piensan que cualquier preferencia o práctica religiosa, mientras sea motivada por buenas intenciones, es algo aceptable para Dios.

Más aún, muchos dirigentes religiosos les enseñan a sus rebaños que cualquier esfuerzo que hagan por practicar las buenas obras como un camino de vida basado en las Escrituras, más allá de simplemente “creer”, podría ser una afrenta a Dios. Algunos llegan hasta afirmar que Dios no espera nada de ellos, excepto que crean en la existencia o en el nombre de Jesús. La creencia de que el cristianismo debiera ser un camino de vida—que Dios espera que hagamos algo para recibir su aprobación— ha desaparecido casi por completo.

¿Es aceptable el hecho de que creamos que tenemos libertad para adorar a Dios como queramos, para rehacer a Dios a nuestra propia imagen? ¿O nos ha revelado Dios una forma de vida que quiere que sigamos?¿Acaso le importa lo que hacemos y la forma en que nos comportamos? ¿Acaso en la Biblia define el camino de vida que espera que practiquemos? Y si lo hace, ¿cuál es ese camino? ¿Acaso marca esto alguna diferencia en la relación que se supone que debemos tener con él? En esta lección examinaremos las respuestas a estas preguntas de acuerdo con lo que nos dicen las Escrituras.