Debemos guardar el día de reposo de Dios

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Debemos guardar el día de reposo de Dios

La mayoría de las naciones celebran días de fiesta en honor de sus héroes nacionales: presidentes, combatientes de guerras y otros que han servido a su país. En el trabajo se demuestra aprecio y respeto por medio de celebraciones como el día de las secretarias o de los maestros, o fiestas para algunos de los colaboradores. Y en cuanto a la honra a los miembros de la familia, tenemos ocasiones tales como el día de la madre, el día del padre y la celebración de los cumpleaños y aniversarios de bodas, como una forma de mantener vivas y sanas las relaciones familiares.

Si amamos a Dios y deseamos tener una relación estrecha con él, necesitamos pasar tiempo honrándolo y acercándonos a él. Todos podemos reconocer la importancia de compartir el tiempo en las relaciones afectivas. Cuando amamos algo, es valioso para nosotros, y cuando algo es valioso, le dedicamos tiempo, un tiempo en el que lo disfrutamos y lo cuidamos. Observemos cómo se comporta un joven con su automóvil y nos daremos cuenta del tiempo que pasa limpiándolo, reparándolo y revisándolo para que funcione bien. O una persona mayor con su jardín de rosas, el tiempo que pasa cultivando los rosales, podándolos, abonándolos para que florezcan y estén saludables. Así también ocurre cuando amamos a nuestros hijos; pasamos mucho tiempo admirándolos y cuidándolos. Les damos nuestro tiempo.

Ya que este principio se aplica a los seres humanos que amamos, ¿no lo deberíamos aplicar también a nuestra relación con Dios?

Nuestras tradiciones nos animan a dedicarles tiempo y a honrar a aquellos que respetamos. Pero ¿cuántos respetamos el día de reposo semanal y las santas convocaciones que aparecen específicamente señalados en las Escrituras como ocasiones para honrar a Dios?


¿Se instruye a los cristianos que deben reunirse regularmente?

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24-25).


¿Nos enseñan las Escrituras qué día debemos reunirnos para adorar y honrar a Dios?

“Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de reposo, es un día de fiesta solemne en mi honor, en el que no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, será sábado consagrado al Señor” (Levítico 23:3, Nueva Versión Internacional).

“. . . Ustedes deberán observar mis sábados. En todas las generaciones venideras, el sábado será una señal entre ustedes y yo, para que sepan que yo, el Señor, los he consagrado para que me sirvan” (Éxodo 31:13, NVI).

“Acuérdate del sábado, para consagrarlo” (Éxodo 20:8, NVI).

Dios nos explica cuándo debemos reunirnos formalmente para honrarlo a él. Ha apartado el séptimo día de cada semana para que nos reunamos y nuestra relación con él se haga más estrecha. Quiere que esta relación se mantenga activa y cada vez sea más íntima. Ha apartado el sábado como un día especial para que podamos acercarnos a él y nuestra relación con él se fortalezca.

Sin embargo, la mayoría de las personas creen que el guardar el sábado ya no es importante para Dios, que no importa qué día guardemos. Cuando celebramos el día que nosotros mismos escogemos, estamos haciendo caso omiso del hecho de que nuestro Creador ha definido específicamente el día en que quiere que nos reunamos para adorarlo. En los Diez Mandamientos nos dice que debemos santificar el séptimo día de cada semana.

Si creemos que debemos vivir por cada palabra de Dios como Jesús ordenó (Lucas 4:4), sencillamente no podemos hacer caso omiso de este mandamiento. No podemos decir honestamente que creemos que debemos guardar los Diez Mandamientos y después obrar en forma contraria rechazando o cambiando el cuarto mandamiento, el cual nos ordena recordar el sábado y santificarlo.


¿Qué más espera Dios de nosotros en su día de reposo?

“Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna . . .” (Éxodo 20:9-10).

“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado” (Isaías 58:13-14).

El sábado es un día en el cual toda nuestra labor normal debe cesar. Dios ha apartado el sábado como un período especial de descanso en el que podemos orar más y dedicarnos más al estudio de la Biblia, y además podemos reunirnos para recibir instrucción acerca de las Escrituras y disfrutar el compañerismo cristiano.

Con frecuencia el sábado es considerado, erróneamente, como una carga que Cristo vino a quitar. Pero Dios nunca describe su sábado como una carga o dice que Cristo vino a abolirlo. Más bien, las Escrituras lo describen como una delicia,un tiempo para fortalecer nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos en Cristo. Aquellos que aman a Dios se deleitan en todas estas actividades especiales del sábado. Pero aquellos que sólo fingen amar a Dios pueden realmente pensar que el sábado es una carga. Debido a sus propias actitudes, creen que es una imposición a su propio horario.


¿Manifiesta Dios que es importante para él que guardemos el séptimo día de la semana?

“Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:11).

“Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy el Eterno que los santifico” (Ezequiel 20:12).

El sábado, el séptimo día de la semana, es una señal que identifica a las personas que adoran al Dios creador.El sábado nos recuerda cada semana que el Dios que adoramos creó el universo y que debemos adorarlo tan sólo a él, nunca las cosas que creó. Nos da un tiempo extra y especial para acercarnos a él.

Las religiones idólatras, de varias formas, adoran la creación en lugar de adorar al Creador (Romanos 1:22-25). Por medio de la teoría de la evolución gran parte del mundo científico y del mundo académico profesa y promueve una religión atea basada en la premisa de que la creación se creó a sí misma. Niega la existencia del Dios creador. (Si desea tener sólidas pruebas científicas que demuestran la imposibilidad de que la vida haya evolucionado espontáneamente sin un Creador, no vacile en solicitar dos folletos gratuitos: El supremo interrogante: ¿Existe Dios?y Creación o evolución: ¿Importa realmente lo que creamos?)

¿Nos dio nuestro Creador un ejemplo de guardar el sábado descansando en él?

“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3).

¿Tenía Jesucristo, nuestro ejemplo humano perfecto, la costumbre de reunirse con otros cada sábado?

“Vino [Jesús] a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16).

¿Incluye el mandamiento del sábado la ordenanza de reunirnos con otros que también creen lo mismo?

“Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis, día de reposo es del Eterno en dondequiera que habitéis” (Levítico 23:3).

La palabra hebrea traducida aquí por “convocación” tiene el significado de un llamamiento a reunirse.Implica un llamado oficial para venerar. La Versión Popular traduce este versículo así: “Trabajarás durante seis días, pero el séptimo día no deberás hacer ningún trabajo; será un día especial de reposo y habrá una reunión santa.Dondequiera que vivas, ese día será de reposo en honor al Señor”.

¿Se repite en el Nuevo Testamento la instrucción para el pueblo de Dios de congregarse regularmente?

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos . . .” (Hebreos 10:24-25).

“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré” (Hebreos 2:11-12).

Aun nuestra relación con Cristo está enmarcada en un escenario que incluye reunirnos con los hijos de Dios. Reunirnos con otros que tienen el mismo modo de pensar para aprender más acerca de Dios por medio del estudio de su palabra, es una de las formas en que mostramos a Dios que estamos interesados en él y en su pueblo.

La celebración semanal del sábado es una parte importante de la forma en que Dios quiere que vivamos. (Si desea profundizar más acerca de por qué y cómo debemos celebrar el sábado, el séptimo día, no vacile en solicitar nuestro folleto gratuito El día de reposo cristiano.)

¿Desea Dios que nos reunamos en otras ocasiones santas, con el fin de adorarlo y honrarlo a él?

“Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La fiesta de los panes sin levadura guardarás . . . También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo” (Éxodo 23:14-16).

Dios nos dice que debemos reunirnos para adorarlo a él en los días de fiesta que él ordena. Aunque no es nuestro propósito en esta lección explicar la importancia del significado de las fiestas anuales de Dios, en la próxima lección lo haremos. Mientras tanto, no vacile en solicitar nuestro folleto gratuito Las fiestas santas de Dios: Esperanza segura para toda la humanidad.