¿Por qué existe la Iglesia?
¿Qué tarea le ha encomendado Cristo a su iglesia en la actualidad?
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amen” (Mateo 28:19-20).
Jesús le dio la comisión a su iglesia de hacer su obra. Dios llama a los miembros de la iglesia para que respalden la obra de predicar en todo el mundo las buenas noticias —el evangelio— del futuro reinado de Cristo. De esta forma, los miembros de la iglesia son copartícipes con Cristo en esta labor crucialmente importante. El evangelio del Reino de Dios, como lo explicamos en la lección 6, está siendo predicado por los medios modernos de comunicación que tenemos a nuestro alcance, como Internet, radio, televisión y la imprenta, además de la palabra hablada.
¿De qué más se puede valer Dios para atraer a las personas hacia el mensaje del evangelio?
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).
El ejemplo que dan los miembros de la iglesia desempeña un papel importante en la obra que Dios ha encomendado a la iglesia. Su ejemplo positivo es un fruto del Espíritu Santo que obra en las vidas de los siervos “llamados y elegidos y fieles” de Dios (1 Tesalonicenses 1:6-10; Apocalipsis 17:14).
Además, al hacer los cambios necesarios en nuestras vidas con el fin de poder dar un ejemplo positivo, nos preparamos para la obra que Dios tiene para nosotros en el futuro. La vida cristiana es un campo de entrenamiento para el futuro servicio en el Reino de Dios.
¿Para qué papeles se están preparando los miembros de la iglesia para cumplir en el Reino de Dios?
“Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10).
“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:27).
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4).
Aunque Pablo se refiere a los miembros de la iglesia como a lo débil del mundo —en contraste con aquellos que son los poderosos del mundo (1 Corintios 1:27)— los miembros de la iglesia, en un sentido real, están siendo preparados por el programa de entrenamiento de Dios para desempeñar grandes papeles de servicio en este mundo y en el mundo por venir. Aquellos que actualmente son considerados débiles por los sabios y poderosos de este mundo, serán reyes y sacerdotes con Cristo por medio del poder transformador del Espíritu de Dios trabajando en ellos.
¿Cómo las acciones en esta vida nos sirven para prepararnos para el reinado futuro?
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” (Lucas 16:10-12).
“Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (Lucas 19:16-17).
Cada pequeña decisión que tomamos puede ser un ladrillo en un fundamento sólido de fidelidad con el cual Dios puede construir grandes cosas. Nuestra atención fiel a los detalles de las instrucciones de Dios no pasa inadvertida para Jesús, nuestro Salvador y Sumo Sacerdote.
Este proceso de crecimiento y preparación para puestos tan importantes, ¿tiene inherentes pruebas y dificultades?
“Yo el Eterno, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:10).
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).
Las personas escogidas por Dios experimentan pruebas y dificultades en este mundo perverso a fin de que puedan servir en el futuro a aquellos que han experimentado toda la escala del sufrimiento humano. Pero con la ayuda de Dios pueden superarlas, esforzándose por imitar el ejemplo de las actitudes y el carácter que Cristo demostró en medio de sus tribulaciones.
¿Cómo van a gobernar los dirigentes en el Reino de Dios?
“Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:42-45).
Los dirigentes de este mundo tienden naturalmente a buscar su propio beneficio, sin importar que esto vaya en detrimento de aquellos que gobiernan. Jesús dio el ejemplo del liderazgo que beneficia a aquellos a quienes se sirve, algo que llamamos “liderazgo por medio del servicio”. Del ejemplo y las instrucciones de Jesús podemos aprender la manera de honrar y proveer lo necesario para aquellos que estarán a nuestro cargo cuando seamos sacerdotes y gobernantes en el Reino de Dios (Apocalipsis 20:6).
¿Cuál es la función primordial de un sacerdote?
“Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es del Eterno de los ejércitos” (Malaquías 2:7).
Una de las responsabilidades del sacerdote es enseñar la correcta aplicación de la ley de Dios, que tiene injerencia en todo aspecto de nuestra vida. Como futuros sacerdotes, los miembros de la iglesia deben aprender primero cómo aplicar las leyes de Dios y prepararse para educar a otros. Un maestro que no practica lo que enseña no tiene mucha credibilidad con sus estudiantes. Pero en el plan de Dios los maestros serán absolutamente creíbles. Los estudiantes sabrán que los maestros estarán realmente preparados para enseñar su materia: la verdad de Dios.
¿Cuáles son las bases del gobierno según Dios?
“Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Eterno su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra . . .” (Deuteronomio 17:18-20).
Dios ordenó a los reyes de Israel que escribieran personalmente una copia de su ley para que la estudiaran regularmente y la aplicaran durante su reinado. Dijo que si lo hacían así, serían unos gobernantes humildes y virtuosos. La ley justa de Dios será el fundamento y el patrón para todos aquellos que reinen como reyes y sacerdotes en el Reino de Dios.