El Gran Misterio:
¿Por qué creó Dios al hombre?
Los avances científicos como el telescopio espacial Hubble han hecho posible que miremos más allá del umbral de nuestro planeta dentro de los secretos del espacio infinito. Pero ¿cómo encajamos nosotros, pequeños y débiles seres humanos, dentro de la inmensidad del universo? ¿Qué tiene que ver la Biblia con todo esto? ¿Acaso nuestro propósito aquí en la tierra tiene algo que ver con el cosmos infinito?
¿Tenemos una cita con el infinito? ¿Es nuestro futuro tan asombroso que el intelecto humano difícilmente puede captar su grandiosidad? ¿Cuál es nuestro propósito en la tierra? ¿Qué nos depara el futuro?
El escritor norteamericano Norman Cousins preguntó en cierta ocasión: “¿Cómo se originaron las condiciones que hicieron posible la vida? ¿Cómo se juntaron en vital confluencia?” Para muchos, educados en la moral cristiana, la verdadera respuesta se encuentra en los primeros capítulos del Génesis.
Pero como también comentó el Sr. Cousins: “La principal pregunta no es: ‘¿De dónde vino la vida?’ sino ‘¿En qué se puede convertir la vida humana?’ . . . [Recordemos que] nosotros pertenecemos a una especie inconclusa” (Human Options [“Opciones humanas”]). Cuando uno llega a comprenderlo realmente, resulta obvio que fuimos creados para necesitar algo que no teníamos cuando nacimos.
¿Cuál es nuestro propósito final, nuestro papel en este inmenso cosmos?
“El anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios” (Romanos 8:19).
“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Es evidente que el propósito de la vida está vinculado a la creación. De hecho, la creación no terminó con la obra de Dios que está descrita en el primer capítulo del Génesis. Ahora Dios está llevando a cabo una creación espiritual en la vida de los seres humanos convertidos (ver Gálatas 6:15).
¿Se ha conocido siempre el misterio de la vida?
“. . . según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas . . . se ha dado a conocer a todas las gentes . . .” (Romanos 16:25-26).
La misión del apóstol Pablo era “aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas” (Efesios 3:9).
Aun hoy día, sólo aquellos que la Biblia llama las “primicias” —las personas que Dios está llamando a la salvación ahora, en esta era— entienden verdaderamente ese misterio (ver Juan 6:44, 65). La misión de la Iglesia de Dios es proclamar, aclarar y dar a conocer ese misterio.
Este no es el único “día de salvación”. La mayoría de las personas desconocen el gran plan de Dios y no se les está dando la oportunidad de ser salvos en esta época. Nuestro folleto gratuito Las fiestas santas de Dios: Esperanza segura para toda la humanidad proporciona una explicación más completa de este tema bíblico tan importante.
Nuestro futuro papel, ¿tendrá algo que ver con una relación familiar?
“Seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:18).
El apóstol Pablo les escribió a los cristianos que estaban en Galacia: “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26). En estos momentos Dios está creando, moldeando y formando su futura familia. Esta familia estará compuesta en su totalidad de seres espirituales, los cuales estarán en el Reino de Dios como inmortales hijos suyos, porque él les habrá dado vida eterna.
¿Es posible para nosotros, seres físicos, ser miembros del Reino de Dios en forma plena y completa ahora, en el tiempo presente?
“Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1 Corintios 15:50).
Para poder obtener la inmortalidad que poseen Dios y Jesucristo, nuestra composición tiene que ser totalmente transformada. El apóstol Pablo lo explica: “Así como hemos traído la imagen del terrenal [Adán], traeremos también la imagen del celestial [Jesucristo]” (1 Corintios 15:49; ver también Filipenses 3:20-21; 1 Timoteo 6:16).
¿Cuándo, precisamente, tendrá lugar esta majestuosa y maravillosa transformación?
“Por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1 Corintios 15:21-23).
Para aquellos que han muerto en Cristo, al igual que los verdaderos cristianos que aún estén con vida cuando Jesús regrese, este maravilloso cambio ocurrirá en el momento de la resurrección. El tiempo en que sucederán estos asombrosos acontecimientos será el de la segunda venida de Jesucristo (ver 1 Tesalonicenses 4:16-17).
Una nota de aclaración: Esta resurrección es llamada “la primera resurrección” (Apocalipsis 20:4-6). En el plan de Dios habrá más de una resurrección. Nuestro folleto ¿Qué sucede después de la muerte? explica lo que la Biblia enseña acerca de la resurrección de los muertos.
Pero ¿les ha provisto Dios a los cristianos, misericordiosamente, una garantía presente de esta asombrosa promesa?
“Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).
Recibir el Espíritu de Dios constituye la promesa o anticipo de que recibiremos la salvación completa, de que heredaremos la vida eterna como hijos de Dios. Si permanecemos fieles hasta el fin, este Espíritu es nuestra garantía de vida eterna en el Reino de Dios (2 Corintios 1:22; 5:5). Aquellos que reciben el Espíritu Santo ahora, en esta era, se unirán a la familia eterna de Dios cuando ocurra la primera resurrección (ver Romanos 8:18-19; Efesios 1:13-14).
¿Qué planes tiene Dios para su familia?
“A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
“En efecto, a fin de llevar muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos. Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Hebreos 2:10-11, Nueva Versión Internacional).
Dios está creando una familia en la que nacerá gran número de hijos. En el tiempo futuro, los seres humanos que Dios haya llamado y escogido, y que le permanezcan fieles, serán salvos y recibirán finalmente inmortalidad en ese grandioso reino familiar (ver 2 Pedro 1:4; Apocalipsis 17:14).
Si usted desea obtener un mayor conocimiento de la grandeza de esta maravillosa verdad bíblica, por favor solicítenos el folleto gratuito Nuestro asombroso potencial humano. Le ayudará a entender el tremendo futuro que Dios tiene para usted.