Tipo de alimento

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Tipo de alimento

Según se cuenta, en el verano de 1927, una señora llamada Dorothy Gerber machacaba alimentos sólidos para dárselos a su hija. Propietario de una fábrica de comida enlatada, su marido el Sr. Dan Gerber, recibió la idea de su esposa de por qué no se ponía a enlatar comida para bebés para ahorrarle tiempo. Así comenzó una vida de comida machacada y enlatada para bebés que muchos de nosotros hemos consumido durante nuestra niñez.

Con la enriquecedora experiencia de ver crecer a mi hija me he dado cuenta que los bebés son maravillosos. Su instinto de alimentarse es digno de observación. Tienen ellos una manera muy eficaz de llamar la atención cuando tienen hambre: llorar. Y no importa qué mal sientan. Con sueño, dolor, picazón, y obviamente con hambre, todas estas molestias son calmadas por la milagrosa leche materna que los convierte nuevamente en personitas dóciles y calmadas.

Y muchas veces hemos escuchado que debemos ser como niños para recibir el reino de Dios (Mateo 19:14). Pero, ¿a qué se refiere exactamente?

Los bebés se alimentan generalmente los primeros 6 meses de leche. Esta es la primera fase. La leche es muy necesaria y es el primer alimento que ingerimos apenas nacemos. Si la leche es buena, el niño comenzará un buen desarrollo, se mantendrá protegido con las defensas de la madre y tendrá un buen crecimiento.

Después de esto su tipo de ingesta cambia y los alimentos sólidos machacados son parte de su diario vivir. De ahí la idea de la familia Gerber que hasta el día de hoy se mantiene y que vemos en los mercados.

Pero esta fase también tiene su fin. Ya con dientes, balbuceando palabras coherentes, caminando y desarrollándose a toda máquina, el niño comienza a alimentarse de alimentos sólidos. Por más que los padres queramos que los niños no crezcan, el tiempo es implacable e imparable.

La leche y los alimentos sólidos machacados preparan el sistema incipiente del niño para que poco a poco vaya madurando y preparándose para la tercera fase y final.

Este cambio de fase es algo inevitable y natural. No se puede mantener a un niño tomando leche o comiendo alimentos machacados toda la vida.

El cristiano puede tomar este simple ejemplo como analogía para nuestras vidas espirituales. Muy bien lo describe Pedro con la “leche no adulterada”. Leamos: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (I Pedro 2:2). La palabra clave aquí es “crezcáis”. Primeramente tenemos esta leche, y debe ser para crecer y así llegar a los alimentos machacados. ¡Pero aquí no se detiene!

El crecimiento del cristiano debe seguir un rumbo natural dejando de lado la leche, luego el alimento machacado, para finalmente nutrirse de alimentos sólidos.

“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”(I Cor. 3:1-3).

En el N.T. no existía Gerber. Quizá de haber existido lo hubieran mencionado…Pero el punto es que primeramente debemos crecer con una leche sana, no adulterada. Luego seguir con los alimentos machacados que nos benefician y que nos preparan para finalmente consumir un alimento sólido.

 “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:13-14).

Así que Cristo no se refería a que debemos estar tomando leche o alimento machacado toda la vida para poder heredar el reino de Dios, sino que debemos ser como los niños, ingenuos en la maldad, sinceros y sencillos, sin contaminación. Además, con el espíritu de un niño, debemos alimentarnos y crecer, primeramente con una leche no adulterada, luego alimentos machacados y finalmente, con el alimento sólido. Todo esto para ser cristianos maduros.

¿Qué alimento espiritual cree que está ingiriendo? ¿Hace cuánto tiempo lo lleva haciendo? No se quede en la leche, no se quede en los alimentos machacados. ¡Avance! Debe desarrollar su sistema de discernimiento espiritual utilizando y perfeccionando los sentidos.