Temor eléctrico
La electricidad es energía, es energía limpia que no genera residuos. La electricidad, si cumplimos sus normas, es segura de usar. La mayoría de nosotros la usamos a diario: encendemos la luz, usamos lavadoras, refrigeradores, hervidores de agua, hornos microondas y muchas otras herramientas.
La electricidad, pasa diariamente a centímetros de nuestras vidas, de nuestros cuerpos. Cuando la energía eléctrica, que es el traspaso de electrones, usa como medio de transporte el cuerpo humano, podemos sufrir graves consecuencias, a veces un picotón molestoso, una quemadura y hasta nos podría causar la muerte.
Entonces, ¿qué hacemos para usar la electricidad en forma segura?… nos basamos y respetamos las leyes creadas para la utilización de esta energía, aisladores de colores específicos, diámetros de cables, conexiones realizadas por un profesional, etc., es decir, cumplimos y respetamos las leyes eléctricas.
Ése es el temor a la electricidad, el temor de saber que si no respetamos las leyes que se hicieron para nuestro propio beneficio y cuidado, estaremos en constante peligro.
En 2 Corintios 7:1, Pablo nos dice que debemos perfeccionar “la santidad en el temor de Dios”, es decir, debemos vivir una vida cotidiana tranquila, sabiendo que si aplicamos y utilizamos de buena forma las leyes que Dios hizo y puso a nuestra disposición, servirán siempre para nuestro beneficio, no olvidando que “el principio de la sabiduría es el temor del Eterno” como nos dice Proverbios 1:7.